LA MUERTE ES UNA CHICA

CAPITULO 8-La calma previa a la tormenta

Mirai se veía completamente furiosa,se podía sentir tan solo al ver sus ojos y expulsaba un aura obscura que hacia que instantáneamente cualquier persona o animal retrosediera,la mire a los ojos y antes de que pudiera decir algo ella dijo *~tranquilo,ya esta todo bien...yo solo me distraje por un momen...~* fue interrumpida de nuevo,el ángel rebelde apareció detrás de ella proporcionándole una patada en el rostro, este se río y se burlo *~y tu crees de verdad que con eso vas a detenerme...zorra..~* sentí ese impulso de nuevo,ese raro impulso incontrolable, mi brazo se movió solo y mi puño termino contra el rostro de aquel ángel amorfo.
El ángel se acaricio la mejilla y río un poco *~para ser un simple humano pegas duro....es la primera vez que una de mis víctimas se resiste de esta forma, esto sera realmente divertido..~* acto seguido recibí un gran golpe en el estomago que me arrojo contra la reja de seguridad que estaba al borde de la azotea, esto era irreal, un golpe con semejante fuerza ya me hubiera matado,pero seguía vivo,no era normal seguir con vida. Me puse de pie y mis huesos crujieron de una manera anormal,antes de que pudiera siquiera reaccionar el ángel desapareció,hubo algunos segundos de silencio,después de esto el ángel rebelde decidió romper el silencio y habló desde algún punto desconocido *~juguemos....es un juego bastante divertido...veamos si lo puedes ganar....te quedaras hay donde estas y trataras de detener los golpes que te de...~* rápidamente después de eso sentí un impacto en la espalda que me arrojo al suelo,esta vez la fuerza de los golpes había incrementado considerablemente.
Escupi un poco de sangre y me levante, no me debía mover de mi lugar, si quería salir vivo de esta debía seguir las reglas del ángel rebelde, el segundo golpe lo recibí en las piernas,este fue fatal ya que rompió una de mis piernas y el dolor fue completamente insoportable,desde hay ya no pude seguir en pie y me puse de rodillas para que el dolor no fuera tan intenso,lo que era una tarea muy difícil ya que con el mas mínimo de los movimientos un dolor inmenso recorría mi pierna haciendo que gritara de dolor una y otra vez. Pasaron algunos segundos,los que me parecieron particularmente largos,no había movimiento ni ruido alguno,era la calma antes de la tormenta,la calma antes de mi dolorosa muerte, que por cierto estaba muy,muy cercana.