INFUSIÓN

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Tras salir de la ducha, Jinx dejó escapar un suspiro satisfecho, el vapor todavía acariciando su piel y se deslizaba en pequeñas gotas. Justo en ese momento, la oscuridad cubrió su visión. 

—Vaya, Ekko, no sabía que te gustaban este tipo de juegos —bromeó con una risa ligera, sintiendo cómo una suave tela se deslizaba sobre sus ojos, formando un nudo firme pero no incómodo. 

Antes de que pudiera hacer más preguntas, sintió unas manos cálidas posarse en sus hombros, guiándolo con movimientos lentos y calculados hacia lo que parecía ser la cama. El ambiente estaba impregnado de un silencio inquietante; no había risas, ni comentarios sarcásticos, solo un mutismo que aumentaba la tensión en el aire. 

Al sentarse, la textura suave de las sábanas bajo su piel le hizo tensarse ligeramente, como si su cuerpo anticipara lo que estaba por venir. Sin previo aviso, sus manos fueron llevadas detrás de su espalda. Un clic metálico rompió el silencio, y una ligera resistencia en sus muñecas confirmó lo que acababa de pasar: estaba esposada al barandal de la cama. 

—Así que ahora soy tu prisionero, ¿eh? —murmuró Jinx, su tono ligero pero cargado de curiosidad y desafío. Una sonrisa astuta se formó en sus labios mientras tanteaba sus límites, aún sin saber exactamente lo que Ekko tenía en mente. 

Ekko permanecía en silencio, pero la energía a su alrededor era casi palpable. Jinx sabía que algo inesperado estaba por suceder, y esa incertidumbre, para alguien como ella, no era un castigo, sino un placer.

Tras unos segundos de silencio una ligera presión en las sábanas de la cama le hizo entender que alguien se acercaba. Antes de poder asimilar esto una respiración caliente se encontraba frente a sus boxers

Sus piernas fueron ligeramente separas para darle entrada a la lujuria de su compañero quien comenzó a lamer de manera lenta y constante la elástica tela que cubría su miembro, solo bastaron unos segundos para que una iluminación rojiza cubriera el rostro de Jinx quien lanzaba unos ligeros suspiros

El hecho de estar aprisionado y no saber con seguridad lo que pasaba hacía que su cuerpo se estremeciera con facilidad

Aquellas lamidas se detuvieron y tras tranquilizarse por un segundo un zumbido le hizo pegar un pequeño brinco, un juguete vibratorio se encontraba rozando de arriba a bajo su húmedo boxer, el cual por cada segundo que pasaba se volvía más apretado. Aquel juguete aunque pequeño comenzaba a enloquecer a Jinx quien tenía pequeños espasmos que le hacían mover sus caderas mientras mordía con ligera fuerza sus labios. Aquel movimiento se intensificaba y sus piernas parecían temblar ante los grandes estremecimientos, pero antes de poder alcanzar el extasis aquel juguete se detuvo.

Tras apenas recuperar el aliento con pesadez unos labios hambrientos de deseo invadieron su boca, tras aquel beso húmedo los labios de su amante bajaron a su cuello. El beso se detuvo y Jinx pudo sentir como unas delicadas manos invadían su ropa interior dejando su miembro al descubierto, este parecía no poder crecer más, la pequeñas venas que lo mantenía firme sobresaltaban ligeramente y dejaba a la vista la gran humedad que cargaba, si la piel de Jinx era muy pálida su miembro lo era más, con la diferencia de que una ligera coloración rosada adornaba la punta de este, con una forma perfecta similar al de una bala podía decirse que era una parte muy representativa de su ser.

Ekko posicionó su cuerpo sobre el de Jinx y tras esto dejó que sus cuerpos se unieran, ambos sintieron un estremecimiento pues hacía mucho tiempo que tenían intimidad.

Tras solo unos segundos Jinx notó que había algo diferente en aquel dulce lugar, algo que no le permitía llegar al fondo de este, algo con una textura sólida y fría, antes de poder averiguarlo Ekko comenzó a mover su cuerpo intentando acomodarse mejor

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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