Capítulo 30

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NARRA NATHAN
Después de que __ se había echado a correr me quede frente a frente con Biersack, me daba mala espina todavía, pues no sabía cuales serian sus intenciones con ella o con mis amigos; me miró de reojo con algo de rabia y se fue del lugar, estaba completamente solo, mis amigos se habían apartado después de que Ariana se comenzara a juntar conmigo, pero no le daba mucha importancia, pues en el tiempo en el que llevábamos, había conocido a una mujer completamente especial para mí. Miro el reloj y me adentro al salón de clases, al entrar veo que los chicos se encuentran con Andy y su grupito de amigos, así que mejor me fui a sentar en una silla vacía, en el lugar donde jamás creí sentarme alguna vez, enfrente del escritorio del profesor. Me distraigo con mis pensamientos mientras la clase transcurre, componiendo una canción para el día de talentos, pues aún no quitaba el dedo del renglón en que quería cantar con Ariana. Acabando la clase, tomé mis cosas, pero cuatro personas impedían mi paso, levante la mirada, eran los chicos.

Max: ¿Podemos hablar amigo?
Nathan: ¿Y por qué no lo hacen con sus otros amigos?
Siva: A ver,  ¿qué es lo que traes? Tú no eras así y lo sabes
Jay: ¿Qué te está pasando? Estás irreconocible Nath
Tom: Ya no pasas tiempo con nosotros, no sales con __, ni siquiera ya están juntos, no entiendo por que siguen andando si solo se lastiman el uno al otro
Nathan: A ver chicos... no se metan ideas en la cabeza que no son... Ariana y yo solo somos amigos, hasta ahí, mi relación con __ sigue, y seguirá toda la vida
Siva: ¿En serio lo dices? Porque sabes una cosa, ustedes dos parecen solo conocidos
Max: Unos conocidos que se conocen jodidamente a la perfección
Nathan: ¡Chicos basta! ¡Es la última vez que permito que hablen así de mó y de mi vida personal! –Tomo mi mochila y salgo del salón-

Estaba sumamente lleno de cólera, pues tenían razón, hacia mucho que __ no pasábamos tiempo juntos, pero como hacerlo si ella solo se quedaba con Andy. Decidí ya no poner mas atención a esa clase de detalles y me dirigí a la cafetería por un café, todos me saludaban, pues no se me olvidaba que era el popular de la escuela. Pedí mi café y me senté en una mesa, veía pasar a los estudiantes y a varios chicos con sus amigos, en mi cabeza un pequeño flashback llegó a mí, el día que conocí a mis amigos, fue durante el primer año de secundaria, y desde entonces no nos habíamos separado jamás. Ni siquiera cuando comenzamos a andar con las chicas, inclusive nos apoyábamos los unos en los otros, y el que más había recibido mas apoyo había sido yo, pues era el más penoso de todos. Todos esos recuerdos tan felices, se habían esfumado en un abrir y cerrar de ojos. Lo había perdido todo en un instante, a mis amigos, quienes más que amigos, eran mis hermanos; a la única que se preocupaba por mí y velaba porque yo estuviera bien ahora la tenía lejos, no negaba que extrañaba sus besos, su mano sobre la mía, su risa, sus ojos, todo en ella... Pero me lo había ganado con el hecho de estar con una mujer que no era mi chica... Pero existía un leve dilema... que aquella mujer, la manzana de la discordia que nos había separado, comenzaba a surtir efecto en mí, comenzaba a hacerme sentir especial, amado... Ya estaba confundido, tenía que aclarar mi corazón, si es que podía hacerlo.

NARRA ANDY
Sykes seguía siendo un pequeño inmaduro, pues era de esperarse, después de todo era hijo de padres ricos, era normal, al menos para mí, que fuera así. __ había cambiado mi vida desde que entró en ella, y llegó a cambiarla al punto de enamorarme perdidamente de ella. Pero era incorrecto, pues a pesar de la noche que habíamos pasado, del intercambio de besos y caricias, ella era de alguien mas. Que idiota ¿no? Enamorarme de una chica que ni siquiera debía, pero nadie manda al corazón, él solo es quien decide sus sentimientos hacia la demás gente. Lo que más me sorprendía de todo, era que me di cuenta que si podía amar a alguien después de mucho tiempo transcurrido, pues a la última mujer a quien se lo había "entregado" lo había pisado por completo. Pero desvariaba. El resto de clases no me pude concentrar, y menos con la presencia de __ a mi lado; ella me hacía estremecer, aunque fuera con una simple sonrisa, o un gesto. Todo mi mundo estaba de cabeza completamente, ya sabía que canción íbamos a interpretar el día del concurso, con tal de expresar lo que mi corazón callaba en ese momento de mi vida.

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