Becky Davies sigue la tradición de ir el verano a la casa de los Fisher pero este lo cambia todo.
Debe enfrentarse a una noticia que la destroza por dentro y tiene que saber diferenciar sus sentimientos.
La historia no me pertenece, todo es obra de...
-¿Qué hace ella aquí?- preguntó con la cara desfigurada pero en ese momento mi mente acababa de perderse.
-Me ha ayudado a buscarte.- informó Jeremiah
-¿Qué es eso de que la casa se va a vender?- no obtuve respuesta- Contesta - exigí y lo único que gané fue una negación de cabeza por su parte- maldita sea, ¡Conrad Fisher, Respóndeme!
-No sé qué haces aquí Rebeca- su mirada se endureció causando un nudo en mi estómago.
Rebeca...
-deja tus niñerías y sé maduro por una vez en toda tu puta vida Conrad- pedí acercándome a él - no te lo repetiré más, ¿Quién venderá la casa?
-Connie...
-¡Deja de joderme Fisher!, no cuesta tanto responder.
Me estaba alterando
-Beck relajate- agarró mi brazo tirando de mi hacia atrás pues me había acercado demasiado al mayor- Conrad, he estado días preocupado por ti, llamé a Becky por si te habías ido con ella y al enterarse no dudo en venir a buscarte. Responde a la simple pregunta.
- Una parte de la casa es de la tía Julia- a regañadientes explicó.
-¿por eso no respondías a mis mensajes, ni llamadas?- cuestionó el menor aun son su mano en mi cintura.
-Jere- nombró molesto- ¿no has oído lo que he dicho?, vamos a perder la casa, la casa de mamá.
Vamos a perder la casa.
-¿Papá lo sabe?
-Es obra de él.
-Como no- reí cínica.
-lo tengo todo controlado- murmuró mirando a ambos con duda.
-Esta claro que no lo tienes controlado Fisher- escupi con rencor- y si sigues así, apartandonos- nos señalé a Jere y a mi- ahí si que vamos a perder la casa.
-Deberíais volveros, aquí no podéis hacer nada.- pidió pasando por mi lado- al menos tú Davies, es un asunto familiar.
-¡Conrad!- exclamó mi amigo.
¿Acaba de decir eso?
- Vete a la mierda Conrad- golpeé su hombro y salí antes que él.
Las lágrimas no tardaron en acumularse en mis ojos mientras subia a mi habitación.
En cierta parte tenía razón, era un asunto familiar y por más que yo quisiera, no pertenecía a esa familia, ni a la de Laurel.
Simplemente mi familia era yo misma, ya no había ninguna para mi.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-¿Conrad?- El chico se encontraba en la cocina hablando muy animado con Laurel.
Había decidido pasar unos días con los Conklin pues nuestra relación iba de mal en peor.