Anna Park
Estaba corriendo por el bosque tratando de escapar, una sombra tenebrosa me perseguía, de pronto trómpese con la raíz de un gran árbol, traté de pararme, pero sentí un dolor agudo en la rodilla izquierda y volví a caer al suelo, ¡mierda!, me levanté con apoyándome en uno de los árboles, me sentí mareada, sentí un empujón y volví a caer al suelo, la sobra se alzó sobre mí y puso sus manos repugnantes sobre mi muslo "No se resista señorita Park, esta noche la pasaremos mejor que la noche que tuviste con Sebastián" comenzó a subir sus manos y levantar mi vestido, después se abalanzo sobre mí.
Al abrir los ojos estaba sobre una cama blanda, mi respiración estaba agitada hasta que un olor conocido inundo mis fosas nasales, todo había sido un sueño o más bien una pesadilla. Me adapte poco a poco a la luz de la habitación, estaba acostada de lado y la mano de Sebastián se aferraba a mi cintura como si no quisiera que me fuera, gracias a eso me sentí protegida, hasta que caí en cuenta, estaba en la casa de Sebastián o mejor dicho en su cama, podía escuchar su respiración sobre mi nuca, él estaba dormido abrasado a mí, trate de moverme y quitar la mano de Sebastián sin despertarlo, pero falle. Retiro su mano de mi cintura y se sentó en la cama.
- Me vas a decir ¿Qué demonios te paso anoche? – lo dijo con su típico tono autoritario.
- Yo ¿Por qué estoy aquí?
- Eso mismo quiero saber yo, regresaba después de correr y cuando iba a abrir la puerta de mi apartamento apareciste tu.
- Lo siento, fuiste lo primero que pensé cuando recité el conjuro de teletransportación.
- Si tanto me extrañabas debiste haberme pedido una cita por teléfono – note que Sebastián me estaba hablando informalmente, así que me voltee para ver sus ojos.
- ¿Sebas estas bien? – Sentí un poco de alivio al ver que sus ojos estaban de color normal.
- Yo debería preguntar eso, no has respondido ninguna de mis preguntas, deja de tratar de desviar la conversación y responde de una vez. – prácticamente me lo ordeno.
- Es que me estás hablando informalmente y pensé que...
- Solo responde ¡carajo! – me sobresalte, ese maldito tono autoritario de Sebastián.
- Yo, yo solo te extrañaba mucho – mentí, no podía decirle a Sebastián que había ido a casa de sus padres y que su padre trato de agredirme.
- Estas mintiendo, anoche dijiste que no tenías a donde ir y te aferraste a mi llorando hasta que te quedaste dormida, pude sentir el pánico en tu interior y también puedo sentir que mientes ahora. – me miró fijamente, como si tratara de leer mi mente y yo tuve que apartar la mirada, caí de nuevo sobre el colchón y coloco mis manos sobre mi cabeza y me inmovilizo.
- Si no me respondes ahora voy a castigarte – un brillo especial salió de sus ojos y yo abrí mucho los míos, ese comentario me puso caliente y se me sonrojaron las mejillas.
- Créeme no quieres saber.
- Por supuesto que quiero saber, yo no hago preguntas si no puedo obtener una respuesta – ese tono de voz de nuevo, comencé a temblar y él lo noto porque aflojo su agarre de inmediato y se levantó de la cama.
- Lo siento, no era mi intención – busco ropa en su cajón y me la arrojo a la cama – puedes tomar un baño y cámbiate de ropa, te esperare abajo, te juro Anna si no me cuentas que es lo que paso y lo averiguo por mi cuenta – y salió de la habitación dando un portazo.
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Luna de octubre
RomanceSebastián Seo Nací para ser un líder, sobreviví de la muerte por alguna razón inexplicable, pero el peligro jamás desapareció. Siempre trabajé duro para ser digno de mi posición, aunque tenía asegurado mi futuro, siempre di lo mejor de mí y cuando...