Prólogo

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Anna Park

No recuerdo mucho de mi pasado solo sé que he vivido más de un siglo, en el pasado me la pasaba huyendo. Por mi origen me veía siempre joven y eso asustaba a los demás humanos, intentaron quemarme, encerrarme y más recientemente estudiarme. cuando mi madre murió venia con frecuencia a mis sueños, ella me daba información de cosas que iban a pasar y me decía como actuar, al principio me parecía absurdo, pero si no hacia exactamente lo que ella me decía había consecuencias y casi siempre era malas para mí.

Hace un par de noches vino y me advirtió que mi destino había llegado por fin a este mundo, temblé de miedo en cuanto me enteré de la noticia, amaba mi libertad y no quería estar ligada a un Alpha, hace más de un siglo que no se sabía nada de los de su especie, yo misma creí que estaban extintos. Renuncié a mi trabajado como antropóloga y me metí a dar clases en varias universidades, como me lo dijo mi madre, cada 6 años y cambiaba a otra universidad, sería raro que permaneciera mucho tiempo en una sola ciudad con el mismo aspecto. Siempre utilice algún nombre falso para poder pasar desapercibida de un lugar a otro.

Llevaba un año trabajando como maestra de artes en la universidad metropolitana de Seúl y entonces lo entendí todo, en cuanto entre a el salón de clases me llego su olor y todos mis sentidos quedaron paralizados, un olor es inconfundible, no es como que huela a perro o algo así, más bien huele delicioso, una combinación perfecta entre flores frescas y madera de cedro, no sé cómo, pero es verdad, él olía delicioso, tan delicioso que me lo quería comer y no tenía hambre.

Debo aclarar una cosa, las meigas no estamos sexualmente ligadas a los licántropos, más bien somo una especia de apoyo en su despertar y en cualquier cosa que ellos necesiten, tampoco somos sus esclavas, es más bien una relación en la que ambas partes aportan algo, ellos están obligados a protegernos tanto como nosotros a ellos. Pero en aquel entonces Sebastián Seo era un niño de 19 años, un niño presionado por el linaje de su familia, se empeñaba en ser el mejor de la clase y se la pasaba metido en la biblioteca, desde que llego a la universidad me sentí irremediablemente obligada a seguirlo a todas partes, con mis poderes fue muy fácil pasar desapercibida pero sabia que si él me descubría todo acabaría muy mal, Sebastián Seo era el único chico que podía reconocer mi rostro en todas partes, cosas de Alpha supongo.

Así pase 18 años persiguiendo a un niño que con el tiempo se convirtió en adulto, un adulto solitario y encerrado en su mundo de fantasía creado por su familia, un mundo monótono y aburrido, si yo hubiera tenido que vivir así, hace muchos años me habría quitado la vida. Bueno ya que estamos destinados el uno al otro decidí entrar y dar un poco de diversión a esa cosa aburrida a la que él llama vida.

Luna de octubreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora