5.Flores amarillas

0 0 0
                                    

Ya era costumbre ir en moto con Apolo, no sé en qué momento hasta me pareció seguro ir en ella, pero ya no le tenía tanto miedo como antes y me sentía más segura montar una moto.

—¡Apolo!

—¡¿Qué pasa?! ¡¿Estás bien?!

—¡Sí! ¡solo que creo que nos hemos alejado un poco de la ciudad!

El no dijo nada, pero estaba segura que está sonriendo ahora mismo. En vez de una respuesta él agarró una de mis manos.

Cuando llegamos no me lo podía creer. Tenía la boca tan abierta que hasta una mosca pudo haber entrado en ella. Apolo me había llevado a un campo de flores amarillas. La vista era completamente hermosa y aun no me creía que estaba aquí.

—¡Sorpresa Ariel!

—Es hermoso ¡Pero mira la cantidad de flores!

—Sabía que te gustaría.

Todas las flores, absolutamente todas eran amarillas, pero no eran girasoles, eran flores de las cuales no distinguía su tipo, pero eso no quitaba que eran hermosas.

Me giro a ver a Apolo y él tenía una sonrisa entre sus labios, yo salto hacía el y lo abrazo.

—Vez, ya me acostumbré a tus abrazos.

Me río suavemente, él también lo hace y puedo sentir su pecho vibrar junto al mío.

Cuando me separo de él, puedo ver como sus ojos brillan, no sé cuál será ese brillo de amor o ilusión, pero estoy segura que mis ojos lo hacen igual, brillan de amor.

No sé qué hubiera pasado si aquella llamada nos hubiera interrumpido porque Apolo se acercó a mí, tanto que pude sentir su respiración caliente en mi rostro.

Creí que me daría un beso, pero justo en ese momento recibí una llamada. Me aleje de él en cuanto pude porque sabía que si ese beso ocurría estaría completamente jodida.

Saqué mi teléfono de mi bolsillo y atendí.

—Hola mamá.

Cariño, Josh ha venido a casa y parece muy mal.

—¿Josh? ¿Qué le pasa?

No lo sé cariño, es mejor que vengas.

—Está bien, voy para allá.

Y colgué.

—¿Qué le pasa a Josh? —intervino Apolo, preocupado.

—No lo sé, me puedes llevar por favor.

Apolo asiente y ambos nos dirigimos a la moto, tal vez duraríamos un poco de tiempo, pero llegaríamos a mi casa.

Me subí a la moto ya con el casco puesto. Con el tiempo aprendí a hacerlo por mi cuenta, claro, que había momentos en los que Apolo se tomaba el tiempo de ponérmelo él. El subió a la moto y apenas lo abracé encendió la marcha.

Tenía mucho miedo, en mi mente pasaban hechos catastróficos que le pueden pasar a Josh.

Josh es como mi hermano, lo quiero tanto que el simple hecho de que él esté mal o le este pasando algo me da pánico.

Creo que mi mente me llevó muy lejos porque no me di cuenta que ya había llegado a mi casa hasta que Apolo me sacó de mi trance.

—Dafne, llegamos.

No le conteste e inmediatamente baje de la moto.

Mamá abrió la puerta y ni la saludé porque apenas vi a mi mejor amigo tumbado en el sofá con una mano que le cubría su rostro me acerqué a él.

Las notas musicales que me llevaron a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora