6.A por La Jenny

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Si algo sabía muy bien de mí, es que a las personas que quiero si las lastiman siempre saldré como su apoyo y su defensora. Ahora, a mi mejor amigo lo lastimaron, de la peor forma posible. El dolor lo sentí como mío y ahora lo que quiero es karma.

Me desperté muy temprano al siguiente día, tenía una meta y esa era: Encontrar a Jennifer Macollen.

A temprana hora de la mañana me puse a buscar por Instagram, Facebook, Twitter, hasta en Snapchat, pero no la encontré. Luego recordé que Josh me dijo que Jennifer no tenía redes sociales, al parecer la chica era muy odiada por muchas personas y la buscaban constantemente.

Jennifer tenía dos años más que nosotros, estudió en nuestro mismo instituto, pero cuando cumplió la mayoría de edad se retiró y su mala vida empeoró.

Al ver que no la podía ubicar por redes sociales me toco buscar por persona, gente que le compraba o que era su amiga.

Si, aunque Jennifer sea tan mala persona, ella tenía amigas y amigos.

Lo más fácil sería preguntar a Josh, pero no lo quería agobiar más de lo que estaba.

Al final, Josh consumió cocaína y eso provocó que viera cosas que no era. Aunque las personas consuman muchas cosas no todo su cuerpo está preparado para algo nuevo, a veces hay personas que le caen mal. Es como si una persona fuera alérgica a los frutos secos y otros no, es algo parecido con las drogas. Para algunas de las drogas nuestro cuerpo no está listo para aceptarlas y ocasiona que nos causen ataques de ansiedad o insomnio. Las consecuencias son graves y hasta si se consume más de lo debido puede ocasionar una sobredosis que nos puede llevar a la muerte. Josh, además convino cocaína más alcohol y todo empeoró cuando le dio un ataque de ansiedad. Ahora está estable, mucho mejor que ayer, sin duda.

Por eso opté por no preguntar a Josh. Salí de casa y cuando llegué al instituto fue preguntando a personas del entorno social de Jennifer.

Digo ya que cuando iba a preguntar a veces las personas me miraban sobre el hombro y me volteaban la cara o me miraban mal y me decían «Aléjate, eres la Brown incorrecta», Yo simplemente los miraba como bichos raros y me iba, también había personas que eran amables, me respondían amablemente y yo me retiraba con una sonrisa que no llegaba a mis ojos.

Hasta que después de una gran búsqueda encontré una persona, que para mi suerte o desgracia sonrió y pronunció las siguientes palabras:

—¿La Jenny?

—Si... supongo.

—¿La buscas para algo bueno o... malo?

—Quiero decirle algunas cosas.

Ella soltó una risa y me guió hasta una persona, una persona que nunca creí hablarle en mi vida.

Nala...

Nala era la típica chica popular que te miraba sobre el hombro, pero sorprendentemente no actuó como creí que actuaría, es más hasta me trato bien.

Supongo que no debemos juzgar a un libro por su portada, porque al fin al cabo nadie sabe cómo es una persona más que nosotros mismos.

La chica con pinta de que puede hasta asustar a un profesor, silbó. Nala se giró instantáneamente y al ver a la chica salió de su grupo de amigos en el que estaba Terry.

Que, por cierto, Terry al darse cuenta que estaba ahí me miró de arriba abajo y me dedicó una de sus típicas miradas de bicho raro.

—Qué quieres, Rosy.

—Una personita busca a tu hermanita.

¡¿HERMANA?!

Estoy segurísima que si existiera una persona que lee mentes en este instituto se hubiera quedado como yo. Con los ojos tan abiertos e igual que la boca.

Las notas musicales que me llevaron a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora