8.Besos, besos y más besos

0 0 0
                                    

Creo que en mi vida había despertado de la mejor forma.

El día de ayer fue el mejor de todos, tal vez sufrí un poquito, pero después vino lo mejor.

Me bese con Apolo Johnson. Y fue de lo mejor.

Fue un beso bajo la lluvia, un beso de amor puro. Fue el mejor de los besos.

Aunque no lo crean, yo antes había dado besos, pero ninguna de esas personas se sintió como los de Apolo.

Después de ese beso, Apolo me puso su chaqueta y me acompañó hasta mi casa. Estaba más que feliz, en algún punto me había olvidado de que Josh estaba en el hospital, hasta que regrese a mi realidad.

Bueno, a mi bonita realidad.

Desperté, desayuné, y me vestí. Quería visitar a Josh, pero de seguro estaría cansado. Por la tarde me enteré que lo habían dado de alta y él ya estaba en casa. Era domingo y no tenía nada que hacer.

Así que agarré mis audífonos y me los puse. Poniendo You belong with me de Taylor Swift.

Me sentía tan identificada con esa canción que me puse a cantarla a todo pulmón y a bailarla.

De seguro mamá estaría creyendo que me están matando si no fuera por mi voz cantando a todo pulmón. Me miraba en el espejo cantando como si fuera una super artista.

Podía sentir absolutamente todas las letras, las sentía como mías y fue lo mejor.

Todo estaba bien hasta que escuché unos aplausos en la puerta de mi habitación, que estaba abierta.

Apolo estaba parado en la puerta aplaudiendo con una sonrisa. Estaba avergonzada, pero de pensar que cantando fue como hable con Apolo, eso me hizo amar más el canto y la música. Sabía que quería a Apolo tanto como la música y sabía que Apolo me quería tanto como a su moto.

Solté el peine que había agarrado como micrófono y me lancé a él dándole un sonoro beso.

El me agarró de la cintura y me apegó más a él haciendo que el espacio que existía entre nosotros fuera nulo.

Separe mis labios de los suyos y junte nuestras frentes.

—Deberías cantar más veces, Ariel.

—Me da vergüenza cantar para el público.

—Entonces solo cántame a mí.

—Sería un poco egoísta de tu parte ¿No crees?

—Entonces seré un egoísta, pero no me prives de escuchar tu hermosa voz cantando.

Me reí suavemente y me alejé de él para ordenar un poco el desastre de mi habitación.

—¿Cómo entraste a mi casa y te dejaron pasar a mi habitación?

—Se supone que estoy en el baño, así que ocúltame de tu madre.

El paso y se sentó en mi cama agarrando mi libro.

—No sabía que leías.

—No sabía que usabas lentes de contacto —me giro para encararlo.

Apolo me miraba confundido, su mano instantáneamente fue hacia su ojo izquierdo.

Me había dado cuenta hace un tiempo de que él llevaba lentes de contacto, bueno solo en un ojo. Se me hizo raro que lo llevara en solo un ojo, hasta pensé que miraba mal de solo ese ojo.

—¿Cómo es que sabes que los uso...?

—Deberías echarte gotas para que no se irriten tanto. A veces se ponían del mismo color cuando yo los usaba.

Las notas musicales que me llevaron a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora