Capítulo 17: Tiroteo

68 6 0
                                    

Atenea

Le había comprado un nuevo libro a Christian, esta vez compré uno para que leyera y otro para resolver como el anterior de crucigramas y eso. Le llevé y me agradeció con una sonrisa todo lo que hacía por él, sin esperar nada a cambio.

Desayuné, entrené y ahora me tocaba ir a la secundaria. No sé quién me llevaría hoy.

—Señor griñón, quien me llevará a la secu?

Él se encontraba serio hasta que su mirada y semblante se suavizó al verme.

—Te llevo yo, Kevin fue a hacer unos mandados que le di.

Asiento y agarro mi mochila.

Ambos salimos de la casa para proceder a subirnos al Mercedes. Me senté en la parte del acompañante, junto a él. Mason comenzó el trayecto y me preguntó:

—¿Cómo va todo en la secu? ¿Ya te adaptaste?

—Los humanos somos seres adaptables a nuevos entornos por suerte, no se me hace difícil, solo me frustra tener que lidiar con personas que no me caen bien.

—En la vida siempre tendrás que hacer eso, así que mejor si empiezas desde ya.

Asiento mientras miro por la ventana.

No sé porqué últimamente he comenzado a sentir nervios al estar cerca de Mason. Es extraño y por eso trato de el menor tiempo posible hablar o estar con él. No quiero ilusionarme con algo que no podrá ser, el es el amigo de mi padre y más mayor que yo, nunca pasaría.

—¿Qué piensa esa cabecita?

Abandono la vista de la ventana para poder verlo. Se ve atractivo con una mano en el volante y otra en la palanca de cambio, pero, la pregunta es, ¿Cuando no se ve atractivo?

—Muchas cosas, te volverías loco si estuvieras dentro de ella.

Él me mira de reojo y dice:

—No lo dudo, dicen que las chicas que menos hablan son las que más piensan.

—Puede ser, no lo sé con exactitud.

Mason estaciona el auto.

—Llegamos.

—Gracias por traerme, ya siento que me adoptaste porque paso más tiempo contigo que con mi padre.

Él suelta una carcajada y yo no puedo evitar mirarlo embobada.

—No soy tan viejo para ser tu padre, niña.

Sonreí un poco.

—Sí...creo que exageré. ¿Me vienes a buscar tú hoy o Kevin?

—Yo tengo una reunión de trabajo a esa hora, así que Kevin vendrá por ti.

Nos quedamos mirando a los ojos sin decir nada. No sé qué me pasó, no podía esquivar la mirada, solo estaba conectada a ellos y no podía dejar de verlos. Estuvimos así por unos minutos hasta que él pronuncia:

—Se te va a hacer tarde, Atenea.

Entendí que hablaba en serio cuando me llamó por mi nombre, asentí y agarré mi mochila para bajar del auto. Me dirigí a la secundaria sin saber lo que me esperaría luego.

....................................................................................................................................................................

Mason no tenía idea de que lo estaban vigilando ese día, sus enemigos de Rusia se encontraban en la ciudad, y no pararían hasta que él pagara por haberles fallado en un acuerdo que tenían, ya que en ese acuerdo, un inocente saldría herido, y Mason no lo iba a permitir que así fuera.

Solo los culpables sufrirán.

Ese era su refrán, y no era negociable para él, ni por dinero, ni por más droga para su negocio, nada era más valioso que la vida de un inocente.

Me dirigí a mi salón y tomé asiento, ya quedaban pocos días para terminar las clases.

Las clases procedían como normalmente, todo estaba tranquilo y solo me mostraba atenta a los profesores, pero en un momento, se escuchó un disparo. Y toda la clase entró en pánico.

Gritaron al escuchar más disparos luego del primero, diciendo que no querían morir tan pronto, algunos comenzaron a llorar y otros solo se mantuvieron nerviosos y en shock como yo.

—¡Todos al suelo!

Grité para que todos me escucharán.

—Si no quieren salir lastimados al suelo, es la única opción, la profesora llamará a la policía.

—Exacto alumnos, calmense, yo tambien estoy nerviosa pero no podemos entrar en pánico.

Mi respiración está agitada, siento que mi corazón se va a salir de mi pecho. Pero por lo menos no tiemblo. Mis compañeros me hacen caso y van todos al suelo, incluyéndome.

Los disparos se escuchan cada vez más cerca y todos se comienzan a poner más nerviosos de lo que están.

La profesora ya llamó la policía, luego de haberles contado la situación y la ubicación de la secundaria.

¿Quién será que había provocado esto?

Que yo sepa no había ninguna persona que tuviera problemas en esta institución, nadie que sufriera bullying o algún transtorno o demencia para que pudiera provocar un tiroteo.

¿Y si eran los enemigos de alguien?

Más específicamente, ¿de mi padre o de Mason, se hubieran enterado de que venía yo a esta secundaria y por eso se había provocado esto?

No lo sé, no sabía que pensar. Solo esperaba que ese momento pasara y no tardara la policía. Mis compañeros se encontraban atentos a cada movimiento o nuevo disparo que pudiéramos escuchar.

—¡Policía! ¡Suelten las armas!

Suelto un suspiro al escuchar eso desde afuera, la profesora exclama un "gracias a Dios".

Luego del incidente, se suspenden las clases hasta nuevo aviso de que ya no existe la amenaza en el campus. En cuanto en mi casa supieron lo que había pasado debido a las noticias, me fueron a buscar enseguida.

Mi padre y Mason se encontraban afuera de la secundaria recostados en una camioneta esperándome. Mirando hacia todos los lados medio preocupados.

—Allí está.

Exclama Mason y ambos suspiran aliviados de que esté bien.

Papá me da un abrazo sin importarle que no me guste el contacto físico, y menos con él por todo lo que había pasado. Pero esta vez se lo permití debido a las circunstancias.

Mason no se quedó atrás y envolvió sus brazos en mí.

—Nos asustaste, niña.

Medio sonrío, por saber que no había pasado a mayores la situación y no me habían hecho nada.

—Vamonos a casa hija, ya todo está bien.

Asiento y subo en la camioneta.

De un día tranquilo se convirtió en un peligro de muerte, quien lo hubiera dicho.

Amor PlatónicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora