Capítulo 18: Graduación

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Atenea

Estaba nerviosa, nunca me había imaginado cómo sería una graduación, no tengo idea como era, lo único que sé es que todos estaban enloquecidos con eso en el último día de clases.

Hablaban de qué se iban a poner, con qué chico o chica iban a hablar o coquetear, qué se iban a hacer en el pelo, y demás.

Y yo aún no sabía ni si iba a ir.

Por una parte quiero porque nunca tendré otra, entonces esta sería la única oportunidad para ver cómo es, pero por otra, me pregunto para qué iré, no tengo amigos en la secundaria y seguramente estaré en un rincón del salón sin hablar con nadie y solo observando cómo los demás se divierten.

Tendría que conseguir un vestido y zapatos encima, no tengo nada formal ni de fiesta en mi armario.

Me desperté a las nueve, no entrené hoy ya que Mason no podía por una reunión de trabajo, le llevé el desayuno a Christian y le pregunté cómo iba con el libro, me dijo que bien, "espero que Mason me deje un tiempo más aquí hasta terminarlo" exclamó en tono de broma.

Desayuné yo, me bañé y vestí. Me encontraba en el sillón de la sala mientras leía un libro de romance que me tenía enganchada, hasta que Mason se apareció por la puerta. Me llamó la atención la enorme caja que traía en las manos, y más aún, él sonriendo.

—Niña, ven.

Fruncí el ceño y me levanté, dejé el libro con el marcador en la página que había leído. Me aproximé a él y a la caja por la curiosidad.

—¿Qué es eso?

Mason me miró y dijo:

—Abrirlo, es tuyo.

Levanté mis cejas y moví la caja para escuchar si lo de adentro hacia algún ruido.

—No es un explosivo o esos regalos de broma no?

Él suelta una risa.

—¿No serías vos, si no desconfías no?

Me encojo de hombros y decido abrir la caja luego que no escuchará ningún ruido al mover. Nunca creí que Mason me fuera a regalar algo y menos de este tamaño.

Abrí la caja, mi boca se entreabrió por la sorpresa. Era un vestido color morado y unos zapatos negros de tacón grueso y no muy alto. Perfectos para la graduación.

—Gracias.

Me di la vuelta y lo abracé.

—Ahora no tienes excusa para no ir, quiero que vayas y te diviertas aunque sea a solas, bien?

Asiento frenéticamente sin estar segura del todo.

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Llegó la hora, estaba algo nerviosa pero lista. Me había puesto el vestido y zapatos, un peinado sencillo en el cabello con una trenza pero lo demás suelto. Lo básico de maquillaje que solía usar y un collar.

Mi padre y Mason me esperaban abajo para llevarme y acompañarme.

Bajé las escaleras, papá me miraba con una sonrisa y Mason me miró de arriba a abajo paralizado casi. Sonreí.

—¿Cómo me veo?

—Te vez li... —. Mi padre iba a hablar y Mason lo interrumpió.

—Hermosa.

Exclamó con un suspiro él.

Lo miro a los ojos sin dejar de sonreír.

—Gracias de nuevo por todo.

Amor PlatónicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora