•Capitulo tres•

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Habían pasado treinta minutos desde que había llamado a Gabriel y no contestaba.

9:49pm.

Oriana se sobresalto al escuchar la puerta abrirse, con un trapo de la cocina se limpio las lágrimas con cuidado para que no se le quitara por completo el maquillaje. Había recogido todo de la mesa, y lavado los platos, ya que de nuevo Gabriel la había dejado plantada. Se armo de valor y fue hasta la sala para encontrar a Gabriel quitándose la chaqueta, quedando con la camisa blanca y con la corbata.

Gabriel le sonrió y fue a besarla pero ella lo esquivo. El chico entrecerró los ojos.

-¿Pasa algo amor mío?.-pregunto él. Oriana lo observo por un rato.

-¿Dónde estabas?.-le pregunto esta. Gabriel con fastidio empezó andar hacía las escaleras, Oriana lo tomo de la mano antes que se fuera.-¡¿Dónde estabas Gabriel?!.-pregunto esta gritando. El la abofeteo, la chica se paso una mano por su mejilla.

-¡Me bajas el tono de voz, zorra!.-le grito este, haciendola temblar de los nervios. Gabriel la tomo por las muñecas y le dijo: -¡Me entendiste!.

Oriana lo escupió en la cara. Este con la rabia en su mayor nivel le volvió a dar otra cachetada haciendo arder la mejilla de la muchacha.

-¡Eres una perra, Malagradecida!.-gritó este.Oriana retuvo las lágrimas, no quería llorar y menos enfrente de ese imbécil que ella llamaba "esposo". –Después del favor que te hice de sacarte de ese barrio, así es como me pagas.- Ella se aparto lo máximo que pudo. Luego se percato de la camisa de Gabriel, tenía labial rojo.

-¿Estuviste revolcándote con tu amante?.- le pregunto está entrecerrando los ojos, como Gabriel no le contestaba, al contrario le sonreía. Supuso que eso era un "si".- ¡Eres un canalla!, ¡Un perro desgraciado!.- le grito.

-Y se puede saber ¿Qué vas hacer?.-le pregunto este acercándose y tomándole el trasero.Oriana aparto la mano de él, y se alejo a la puerta.

-Este juego lo pueden jugar dos.-le dijo la chica desapareciendo por la puerta de la enorme casa en donde había vivido los mejores años de su vida. Bueno... al menos era lo que ella creía.

-Esa joven... ¿Oriana?, ¿Qué es suyo?.- me pregunto la señora, yo abrí la boca para responderle cuando una Jovencita de unos dieciséis años, suponía. Me hizo la seña de "parar". Me orille y pise el freno.

-¡Discúlpame!, ¿Puedo subir?.- me pregunto desesperada.

-Si, claro... pero atrás no hay puesto, no sé si te ¿quieres montar adelante?.- ella me sonrió y asintiendo se monto.- ¿A dónde vas?.

-A mi casa. Lo que pasa es que no soy de aquí, soy de Buenos Aires.-me dijo sonriendo.- Y la verdad no sé donde ando... yo...

-Hola soy Luis.-dijo el muchacho interrumpiéndola y a su vez sonriéndole con picardía, este le tendió la mano. La chica alzo una ceja y tomando su mano se presento.

-María.- Luego quito su mano y la paso hacía mí.- ¿Y tú eres?.-me dijo sonriendo, yo le devolví la sonrisa.

-Julian-dije tomando su mano.

-Yo soy Alicia.-dijo la señora captando la atención de todos. Yo sonreí y me concentre en la carretera.

-¿Y bien... que paso con Oriana?.- me pregunto Luis.

-¿Quién es Oriana?.- pregunto María confundida. La señora Alicia y Luis le explicaron todo.-¡Hay una historia!, ¡Amo las Historias!.- exclamo la muchacha con emoción.- Mi abuela siempre me vive contando, como se conocieron mi abuelo y ella. Y como fue el noviazgo de mis padres y toda la cosa... Por favor Julian... ¡No te detengas! Quiero saber cómo conociste la conociste-me dijo mirándome y sonriendo. Yo suspire...

-De acuerdo...- María, Luis y la señora Alicia me miraron atentamente. Yo suspire y seguí contando mi vida.

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~Sky~

•Historia de un Taxi• (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora