【Hyunjin, lindo, trabajador, estudioso, amoroso, honesto, ¿y su mayor debilidad? un joven con pecas y un pequeño cachorro.】
Si quieres una historia para derretirte de amor correspondido y buena comunicación. Esto puede ser lo que hayas estado busca...
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Cuando Felix terminó la llamada repentinamente, sintió una mezcla de felicidad e indignación. Amaba que ya hubiera aceptado una relación en un futuro no muy lejano, pero le indignaba que no le terminara de explicar bien las cosas y se diera el lujo de cortar la llamada y no responder todas sus dudas sobre dicha confesión.
Para completar su acelerado corazón, agarró a Pingüi de su cómodo lugar en el sofá y lo levantó en el aire, dejando que besara con su lengua todo su rostro de forma entusiasmada y constante. Estaba muy feliz, había recibido el mejor regalo de navidad, y lo mejor, es que es justo lo que había pedido.
Hablando de navidad, él tenía que irse a la casa de sus padres de una vez. Su madre le había pedido ayuda en hacer la cena, y con la presentación del cachorro en marcha, no le quedaría mucho tiempo de hacer todo.
Con el perrito en brazos, se dirigió al cajón de ropita que Felix le tenía, y con una gran sonrisa aún en su rostro, colocó aquel traje que estaba esperando ya un tiempo en ser usado. Era, un hermoso disfraz de elfo que él y el pecoso había comprado en una de sus citas en el centro comercial. El vestuario todavía le quedaba un poco grande, y las botitas se le caía en cuanto daba un par de pasos, sin embargo, el simple hecho de traer el chaleco y el gorrito lo hacían lucir adorable. Sabía que a su madre le encantaría. Agarró su teléfono y le tomó un par de fotos, mandándoselas a Felix una tras otra. Desde ahí lograba escuchar el gran chillido de ternura que seguro soltaría.
Al terminar dicha acción, tomó las llaves de la casa, y, con Pingüi poniéndolo en el asiento de copiloto, puso marcha al carro. Felix iba a estar encantado porque le enseñó a quedarse sentando en su lugar sin moverse hasta donde el estaba.
Condujo por un par de minutos, siendo este un paseo demasiado corto, ya que, su destino no quedaba muy lejos de su ubicación actual. Desde la esquina de su cuadra, pudo reconocer sin mucho esfuerzo su casa, la cual estaba decorada de muchos foquitos y un gran muñeco de nieve de plástico, que tenía un letrero de "madera" que decía: Bienvenidos.
Estacionó su vehículo justo en la entrada, bajando a Pingüi y dirigiéndolo con su correrá, dejando que explore todos sus alrededores. En cuanto pusieron un pie en la casa, lo primero que escuchó fue a su padre gritar de forma alegre, emocionado de que al fin se le hacía el conocer al canino, por otro lado, desde atrás, su madre lo veía con una cara de fastidio; ella odiaba a los animales, decía que dejaban mucha suciedad y eran demasiada responsabilidad, al igual que los niños, por ello Hyunjin era hijo único y se le pagaba un departamento para él solo.
-Dios mío, es tan lindo. Es idéntico al de las fotos. Y mira, que bonito traje, se ve divino-Feliz, su padre tomó al cachorro en sus brazos, besando toda su linda cabecita peluda.
-Claro que lo iba a ser. Ni modo que fuera inteligencia artificial-Su madre, diciendo lo obvio, lo regaño, pero ya acostumbrado, su padre solo la ignoró. A veces no entendía cómo es que dos polos tan opuestos siguen felizmente casados.