36
La verdad
—Max, lo hice. Tenemos acceso a parte de la información del teléfono de Hannah. Sin embargo, debe tener algún tipo de afección porque se está complicando un poco y tendremos que revisarlo desde el computador.
—Entonces, ¿se trata de una especie de informe provisional?
—No. No del todo —respondió Jake—. Mientras creo el acceso a más aplicaciones y contenidos, puedes revisar lo que ya se ha descubierto.
—¿Ya has revisado algo del teléfono?
—No. Quiero dejar eso en tus manos. Al menos hasta yo termine de liberar todo el teléfono. Esto representa una gran oportunidad para nosotros, Max. Tienes que mirar todo con atención, por favor, de lo contrario, no podemos estar seguros de no habernos pasado algo por alto.
Tras decir eso me tendió mi computadora donde ya estaba conectado y preparado el acceso al teléfono, mismo que había dejado conectado al enchufe del pasillo por la falta de conectores en la habitación, pero con el recordatorio a todos de que no podía tocarlo bajo ninguna circunstancia. Iba punteando el amanecer para entonces y, aparte del leve sonido del viento, nuestras voces era lo único que se escuchaba. Miré la pantalla, que era casi como estar sosteniendo el móvil y sentí una sensación extraña en el estómago. Jake estaba observándome al costado y tuve que hacer acopio de mi propios impulsos y sentidos, tratando de no dejarme llevar con lo que se me pasaba por la cabeza, repitiéndome que sólo nos hacía falta un poco más, solo un empujoncito más y pronto habríamos conseguido resolver el caso y, por consecuente, encontrar a Hannah.
—Estoy un poco nerviosa —admití al final.
—Eso no está mal, yo también lo estoy. ¿Hacer esto te incomoda?
—No lo sé, probablemente habrá que acostumbrarse como siempre —dije.
Jake me abrazó tras plantarme un beso corto en los labios, lo abracé de vuelta dejando a un lado la computadora. Me recosté sobre su pecho y él me sostuvo con fuerza entre los brazos; permanecimos en silencio durante un rato en los que volví a darle vueltas a todo, a mi presencia en aquel lugar y a todas las cosas que nunca creí que iba a terminar haciendo. Llegaba hasta un punto en que me desconocía por completo y tuve la impresión de que cuando volviera ninguno de mis allegados lo haría tampoco, era una extraña a la que solo Jake parecía conocer. ¿Qué estaba pasándome? Era la única cuestión que a ciencia cierta podía reconocer el trasfondo, uno que admitir en voz alta casi rozaba lo humillante.
—Lo hago por ti, ¿sabes? —murmuré al cabo de unos minutos—. Probablemente siempre hago todo esto solo por ti.
—Lo siento Max, de verdad, no quiero que hagas cosas por mí que te incomoden —dijo y se apartó un poco para mirarme a la cara, aunque sin dejar de sostenerme entre sus brazos—. Si no quieres, revisaré el contenido por mi cuenta.
Negué.
—Solo necesito un segundo, ¿de acuerdo?
—Mientras tanto, continuaré trabajando para que se desbloqueen todos los accesos.
Volví a tomar la computadora cuando Jake se apartó y, tras una exhalación, me dispuse a revisar. Las aplicaciones de las redes sociales estaban disponibles, los mensajes, mapas y algunas otras que no eran tan relevantes al menos no para ese primer sondeo. En los mensajes directos de su número, que para mi sorpresa, no había nada fuera de lo común, más que algunas promociones, sobre avisos de entrega de paquetes y compras en línea. En su Instagram no encontré nada más allá de unas cuantas publicaciones, fotos suyas y de algunos sitios de Duskwood que ahora reconocía. Después revisé el navegador, en su historial y ahora me parecía que varias de las cosas que estaba viendo tenía cierto sentido, respecto a todo lo que sabíamos. La última búsqueda registrada era la página oficial del Festival de Pine Glade. En orden descendente, después de esa, estaba una búsqueda a una tienda de camisas, la página del bar Aurora, la del taller de los Rogers, una página de puntuación de películas y poco más. Tenía la suscripción de una revista de noticias, en la que, irónicamente, el último artículo se titulaba «Hannah Donfort sigue desaparecida: Descubre más sobre el caso aquí», y antes de esa la que estaba era «¡El conocido dueño de un bar en la cárcel! El viernes pasado Phil Hawkins fue detenido por la policía, aún se desconoce bajo qué cargos», otro era sobre Jake: «Una misteriosa tendencia en las redes sociales. I am Jake está en todas partes». No me detuve a leer ninguno a profundidad, porque no decían nada que no supiera ya. Terminé abriendo una aplicación de la galleta de la fortuna que me recibió con el mensaje: «Te sucederá algo grande», volví a presionarlo, esperando algún mensaje más alentador, pero el siguiente seguía siendo igual de críptico: «Los viejos conocidos reaparecen». Terminé sacudiendo la cabeza y retomando el trabajo, que era lo importante.
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La Red [Duskwood]
FanfictionEn el enigmático pueblo de Duskwood, una joven ha desaparecido sin dejar rastro. Un grupo de amigos recibe un mensaje de su teléfono, conteniendo únicamente el número de Max. Desconcertados y desesperados, se ponen en contacto con ella, esperando qu...