14: confusión pt2: ahora entiendo aún menos.

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Es domingo por la mañana y no he dormido nada en toda la noche. Me levanté de la cama y observé mi habitación soltando como resultado un suspiro. Tenía mi cama hecha un desastre, mi pijama estaba por el suelo, en el escritorio tenía varias tazas sucias. Una de ellas era la que usé el día anterior para beber el caldo que me preparó Martina...

-Martina...- No me habló más desde ayer, lo que no es normal. A estas alturas ya me habría mandado un tiktok estúpido sobre gatos o algo así.

Antes de tomarme mi café de todas las mañanas, decidí organizar un poco mi habitación, dándole vueltas a la conversación de ayer. ¿Por qué se ha cabreado? ¿Por qué se fue? ¿Por qué me miraba tan... así?

-¡¡¡AAAARRRRRGGGGG!!! ¡NO LA AGUANTO MÁS!- Me eché las manos a la cabeza, alborotándome el pelo. -¿Qué te pasa, maldita rubia?- Me puse de cuclillas haciéndome una bolita. Justo cuando ya le estaba cogiendo cariño, se va. Como todos.

Suspiro y me acabo sentando en el suelo. A quien quiero engañar, sabía desde el principio que no iba a funcionar. Soy una idiota... Siento como lágrimas empiezan a formarse en mis ojos. Vaya semana de mierda. Mi crush es gay y sale con un tío que me cae mal, mi única amiga me odia... Me muerdo el labio para intentar parar los sollozos. Aprende ya de una vez, Gabi. Siempre vas a acabar sola.

Flashes de la quedada del parque pasaron por mi cabeza, como un recordatorio de lo que nunca podré tener. Martina, su hermano, Juan y la pelirroja parecían tan buenos amigos. Una ola de envidia me invadió. Quería desesperadamente lo que ellos tenían. Buenos amigos en los que puedes confiar, que sabes que tienes a alguien con quien estar y compartir momentos importantes de tu vida... pero, como siempre, la cago.

Sentí un pinchazo al recordar la cara de Martina ayer. Mierda. Ni siquiera entendía lo que había hecho mal, joder. ¿De verdad es tan grave que me gustase Juan? Me dijo que le podía contar cualquier cosa...

De repente, música invade la habitación y siento mi móvil vibrar en mi bolsillo. Me limpio las lágrimas y los mocos con la manga de mi pijama y miro quien era quien me llamaba.

-Hola, Gabi. ¿Cómo va todo? Espero que no te haya importado que le dijera donde vivías ayer a Martina. Quería llevarte el caldo como sorpresa.

-No te preocupes, estuvimos hablando un poco y tal. Sin más. ¿Tú qué tal, Juan?

-Bien, bien. Me alegro. Espero que te hayas portado bien con ella. Te dije que os llevaríais bien.

-Jaja, ya... yo también me alegro.- Miré al suelo. Me sentía derrotada. -Ella no te dijo nada de ayer, ¿no?

-Eh, no. ¿Por? ¿Pasó algo que me quieras contar?

-No, no. Era solo curiosidad. -No sé si eso me aliviaba o me rayaba más.

-Bueno, te llamaba para saber si quieres quedar para comer juntos. Vamos a ser los del otro día. ¿Te vienes?

Sin pensar dije que sí. Debo ser idiota o algo. Al menos puedo aprovechar la oportunidad para disculparme con Martina o lo que sea.

Escuchaba a Juan hablar solo por el teléfono, sugiriendo y recomendando restaurantes para ir esta tarde, pero no era capaz de concentrarme en lo que decía. ¿Qué le voy a decir a Martina? Esto va a ser más complicado de lo que creía.

Al final, antes de que me diera cuenta, ya estaba esperándolos. Había llegado diez minutos antes por los nervios, no paraba de dar vueltas delante de un kebab del que nunca había oído hablar que al parecer era el favorito de Ramón. Parecía que las ratas era el ingrediente principal de los durums.

A lo lejos veo llegar a Juan, Ramón, la pelirroja y a Martina, que cuando me vio miró al suelo y me saludó con la mano. Todos entran al local salvo Martina, que se queda de pie a mi lado, esperando que entre.

A ver, Gabi. Esta es tu oportunidad. No la cagues. Solo tienes que disculparte por lo que sea que hayas hecho. Fácil.

-Eh... esto... eh...- Tierra, trágame. Que alguien me mate ya, por favor.

Martina se me queda mirando. Normal, la verdad. Debo parecer gilipollas ahora mismo. Esto fue mala idea, creo que debería dejarlo para después. Antes de darme cuenta, Martina empieza a hablar.

-Lo siento por cómo me puse ayer, Gabi. No sé que me pasó. Me sorprendió, eh... lo de Juan, supongo.

Se le notaba incómoda y yo sentía como se me cerraba el culo.

-No, no. Lo siento yo. Eh... no sé qué pasó, pero lo siento. De verdad que no me quiero meter en la relación de tu hermano ni nada. Cien por ciento superado. Ya no siento nada de nada.- Era un poco trola, pero solo quería que se sintiera mejor o lo que sea.

Martina parecía que le acababan de dar un chute de adrenalina porque me miró con una sonrisa de oreja a oreja.

-¿En serio? ¿De verdad? ¿Me lo juras?- Joder, le brillaban hasta los ojos. Qué rara es. Aunque me alegra que ya no esté... así conmigo.

-Eh, sí. Claro.

Nos quedamos unos segundos en silencio hasta que Martina volvió a sonreír.

-¿Te apetece hacer algo más diver?

-¿Qué?

-¡Venga, vamos!- Y así me cogió del brazo para empezar a caminar arrastrándome detrás de ella.

No me cansaré de decir que esta tía está loca, pero quizá no es tan malo.

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⏰ Última actualización: Jan 13 ⏰

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PERO SI YO ODIO A LAS CHICASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora