6

30 5 2
                                    

 Nuestras miradas se chocaron, pude ver en lo más profundo de sus ojos, pude ver su alma. La historia era muy profunda, muy... significativa.

No emitíamos palabras, ni sonidos; lo único que se escuchaba en esa habitación era el sonido de nuestras respiraciones. Nuestras miradas querían meterse en nuestros pensamientos para ver que pensábamos... que palabras queríamos agregarle a este agobiante silencio.

-Tus ojos son muy oscuros.-dijo él apartando la mirada.

Se había rendido, lo había hecho porque yo ya había llegado, lo había hecho, pero él no quiso que sepa los secretos que escondía en ellos; esos ojos grises, con un borde dorado alrededor del iris. Esas pupilas brillantes de un color negro intenso.

-Lo sé, dicen que tengo unos ojos hipnotizantes.-le respondí mirando mis manos.

Eso me lo había dicho mi abuela... ella murió protegiéndome; era muy niña, pero todavía recuerdo la cara de horror cuando una mujer con capucha negra le clavaba un cuchillo en su pecho.

Una lágrima callo a mi anillo de hojas plateadas, ese anillo que me regalo mi tía antes de marcharse; ella también tenía que encontrar a su protector, era muy joven cuando se marcho.

-Oye... ¿estás bien?-preguntó él sentándose a mi lado y abrazando mis hombros.

No quería llorar, no delante de él, me vería débil para sus ojos y me trataría como si fuera frágil... no quería eso.

-Sí, lo estoy.-dije levantándome de ese hermoso sofá y secándome la lágrima que cayó de mí ojo izquierdo.

Él se paró junto a mí y me miro de una manera extraña. Estaba tan cerca de mí que hasta sentía su aliento a menta.

Miró toda mi cara y me tomo la mano derecha, miro esta como si fuera la cosa más hermosa que hubiera visto en su vida.

-Tienes una linda mano-dijo viendo mi anillo de hojas-, y tu anillo encaja contigo.

Cuando volvió a levantar su mirada se acerco más a mí y nuestras narices chocaban. Cerró sus ojos y con sus manos tomo mi cuello acercándome a él.

Mi espacio personal se había perdido, con mis manos intentaba empujarlo hacia atrás, pero como era más fuerte que yo no se movía ni un centímetro.

-¿Qué intentas hacer?-le pregunte en un susurro.

Abrió sus ojos y sus pupilas estaban completamente dilatadas.

-Intento saber si eres tú la indicada.-dijo ahora tocándome los labios.

Sus dedos eran muy suaves y su mirada me hipnotizaba. Sus manos bajaron por mis hombros y tomo mis manos, cuando lo hizo sentí una electricidad correr mi cuerpo.

Él miro nuestras manos unidas y volvió a mirar mis ojos.

-Lo eres...eres la enviada del sol.-dijo mostrando sorpresa en sus ojos.

)%

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 23, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Perdida en las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora