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VIOLETA

Cuando Violeta sale de casa, es bastante tarde. Habitualmente se sienta en el tejado del mismo edificio cada día, a la misma hora de manera que no se pierde la puesta de sol y la oportunidad de hacerle fotos perfectas. Tiene miles de fotos de la puesta de sol de San Francisco desde el mismo exacto lugar pero cada vez la puesta de sol le parece diferente. Hoy el sol se ha puesto casi totalmente y ella no ha estado en el tejado todo el día porque estaba ocupada.

Su madre la llevó de compras hoy porque cree que lo disfruta, y así es. A Violeta le encanta la ropa y gastar dinero en ella pero, de nuevo, ella no es materialista. Su día hubiese sido igual de bueno sin la nueva ropa. Así que esto le hace estar un poco molesta ya que hoy se está perdiendo la puesta de sol.

Con la cámara alrededor del cuello, camina dentro del edificio. La gente sigue trabajando aquí, caminando dentro y fuera como la ocupada gente de negocios que son, y no están prestando mucha atención a Violeta. No sabe si no se le concede ninguna atención porque simplemente no es lo suficientemente interesante para ser digna de una segunda mirada o porque la gente sabe que viene aquí cada día y ya están acostumbrados. De cualquier manera, camina hacia los ascensores con una sonrisa en la cara y saluda amigablemente a todos dentro del ascensor.

Cuando llega a la planta más alta, que la llevara fuera al tejado, camina fuera y ve que la puerta que la separa del tejado está abierta, cosa que no es normal. Generalmente, tiene que sacar la llave que su padre le dio y abrir la pesada puerta. Cuidadosamente Violeta de un paso fuera.

Sus ojos se escabullen alrededor y quedan atrapados en un punto negro. Es un chico vestido de negro de la cabeza a los pies. Pero lo que le más le impacta no es el hecho de que haya un desconocido en el tejado en el que ella ama tanto pasar el tiempo. Lo que le está sorprendiendo tanto es el hecho de que el desconocido está de pie en el borde del edificio mirando hacia abajo a las calles debajo de él.

El corazón de Violeta palpita rápidamente y su respiración se detiene. Ahora tiene que pensar en cómo convencer al desconocido de que vuelva al suelo sólido sin asustarlo. Él podría caer del edificio y eso es exactamente lo que está tratando de evitar.

Con inquietud, ella da un paso hacia delante y siente que es ella la que casi cae del edificio con cada paso que da acercándose al desconocido. Y cuando ella piensa que hay suficiente distancia entre ellos, pero de alguna manera son aún cerca, da un paso acercándose. Violeta está a punto de aclararse la garganta cuando ve que el chico se mueve. Por alguna razón deja de respirar.

El chico deja caer sus hombros y luego mira por encima de estos. Violeta ni siquiera tuvo que hacer sentir su presencia. El chico mira brevemente a la inquieta Violeta frente a él.

"Hola." Susurra Violeta, mirándole como si fuera algún tipo de obra maestra. El chico no responde. En lugar de eso, gira la cabeza de nuevo de manera que le está dando la espalda. "No creo... Quiero decir no te conozco pero... Este no parece un sitio seguro."

"No se supone que sea seguro." Contesta.

"No sé qué está pasando pero-"

"No voy a saltar." Le interrumpe y después se da la vuelta. Violeta no puede seguir mirándole, queriendo darse la vuelta, así que cierra los ojos y solamente los vuelve a abrir cuando oye sus pies en el suelo pedregoso.

Cuando Violeta abre sus ojos, él está de pie un par de centímetros lejos de ella y la mira estáticamente con ambas cejas levantadas. Ella ya ha visto a este chico antes. Es el que vió cuando cruzó la calle, el chico al que secretamente le hizo una foto y el cual está colgado en su pared.

"¿Qué... qué estabas haciendo allí?"

"Estaba pensando..." El chico se encoge de hombros y mete sus manos en los bolsillos. No parece ser alguien que le gusta hablar y tampoco parece ser alguien que le guste sonreír o conocer gente. Sin embargo Violeta piensa que es fascinante. Casi puede sentir su tristeza y por alguna razón eso es atrayente. Porque parece tan oscuro y misterioso como un libro cerrado que ella estaría encantada de leer.

"¿Cómo te llamas?" Le pregunta y cuidadosamente da un paso más cerca. "Yo soy Violeta." Estira su mano pero él no la coge. Su mano sigue escondida en sus bolsillos.

"Harry."

"Encantada de conocerte." Violeta sonríe a Harry pero él no le devuelve la sonrisa.

"Sí." Tararea.

Violeta no está segura de que pensar de Harry. Por un lado él es muy misterioso e impredecible. Es muy guapo y ella solo quiere seguir mirándole. Pero por otro lado él es un poco grosero y no está dispuesto a entablar una conversación en absoluto. Sus respuestas son cortas y no hace ninguna pregunta como si no estuviera interesado en Violeta. No puede culparlo si no estuviese interesado en ella, después de todo ellos solo hace unos tres minutos que se conocen pero lo que le hace sentir poco interesantes.

"Así que Harry, ¿en qué estabas pensando?"

"Cómo sería estar allí abajo." Harry señala tras de él y ella le echa un vistazo, viendo nada más que el borde del edificio y se da cuenta de que él se preguntaba cómo sería si saltara. Ella mira hacia arriba y contempla al debilitado naranja, rosado cielo. Otra razón por la que a Violeta le gusta tanto estar aquí arriba es porque está más cerca del cielo y le gusta preguntarse cómo será estar allí arriba después de su muerte.

Violeta no es una persona muy religiosa pero cree en el cielo. Le gusta la idea de acabar en algún sitio después de morir, que su vida puede acabarse pero que hay algún tipo de vida después. También le gusta pensar que su cuerpo podría estar muerto a continuación, pero que su alma estará en camino a su próximo cuerpo. No se llamaría a sí misma cristiana pero tampoco se llamaría budista. Ella cree en sus propias cosas.

"¿Por qué harías eso?" Pregunta y sabe que es una pregunta muy personal. Y juzgando por la cara de Harry, no parece estar muy agusto respondiendo a esa pregunta. "Ya sabes, yo vengo aquí arriba muy a menudo. De hecho cada día. Me gusta mira al cielo."

Harry inclina la cabeza hacia atrás y mira hacia arriba. Su capucha cae de su cabeza y sus marrones rizos son revelados. Por una fracción de segundo la falta de emoción en su expresión parece derrumbarse y parece que es la primera vez en su vida que mira el cielo. Violeta sonríe pero inmediatamente la seria expresión facial de Harry vuelve y le mira, aunque sin mirarla a los ojos.

"Guay."

"No te gusta hablar, cierto?"

Harry se encoge de hombros.

"Está bien. A mi me gusta hablar."

Harry asiente y después mira a sus pies. Recuerda la foto que le hizo y piensa de nuevo en lo que pensó cómo sería él. Violeta ya ha asumido que sería un introvertido pero pensó que se abriría fácilmente. Sin embargo, el Harry que ahora está de pie delante suya no es para nada como ella imaginó que sería. Es un introvertido -sí- pero aún no se ha abierto. Le da pistas de cómo es por dentro pero no le explica nada. Pero, ¿quién es ella para saber sus secretos? Después de todo se acaban de conocer.

Sin embargo, a Violeta le gusta la idea de descubrir sus secretos. Quizás puede añadir eso a su lista de cosas por hacer antes de morir; llegar a conocer al verdadero Harry.

Limit (Harry Styles) *español*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora