capitulo 39

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Alexa seguía corriendo por el bosque, el aire frío de la noche quemándole los pulmones. Todo lo que había ocurrido con Mateo, Demian y Joshua la tenía al borde del colapso. Sentía su corazón destrozado, pero no por una pelea física, sino por la tormenta emocional que Mateo había desatado en ella.

Finalmente, sus piernas no pudieron más, y se dejó caer al pie de un gran árbol, con la cabeza entre las manos. Las lágrimas rodaban silenciosas por su rostro, mezclándose con la tierra bajo sus pies. ¿Por qué todo tenía que ser tan complicado? ¿Por qué Mateo se empeñaba en rechazarla cuando estaba claro que él también sentía algo?

Respiró profundamente, intentando calmarse, pero era inútil. Su pecho dolía, no solo por el rechazo, sino por la confusión que la envolvía. Ni siquiera entendía por qué Demian había intervenido tan intensamente o por qué Joshua había intentado mediar. Todo era un caos en su mente.

-¿Alexa?

Su cabeza se alzó de golpe al escuchar esa voz conocida. Allí estaba William, su único amigo verdadero, caminando hacia ella con una expresión de preocupación que jamás había visto en su rostro.

-Wil... -murmuró, limpiándose rápidamente las lágrimas con la manga de su sudadera, como si eso pudiera ocultar su tristeza.

William se acercó y se agachó frente a ella, estudiándola con atención.

-¿Qué haces aquí? -preguntó, su tono cargado de inquietud-. ¿Por qué estás sola en el bosque a estas horas? ¿Estás bien?

Alexa abrió la boca para responder, pero las palabras no salían. Se mordió el labio inferior, tratando de mantener la compostura, pero al final solo pudo negar con la cabeza, incapaz de mentirle.

-¿Te hicieron algo? -insistió William, con la mandíbula apretada y una chispa de enojo brillando en sus ojos.

-No... No es eso -susurró Alexa, bajando la mirada al suelo-. Solo necesitaba estar sola.

William suspiró profundamente, claramente frustrado por su respuesta, pero se sentó junto a ella, apoyando la espalda contra el árbol.

-Alexa, te conozco mejor que eso. No es solo "necesitar estar sola". Algo te pasó. ¿Qué fue?

Ella tragó saliva, sintiendo cómo la presión en su pecho aumentaba. Quería contarle todo, pero sabía que no podía. William no sabía nada del vínculo con Mateo, y era mejor que siguiera así.

-Es complicado, Wil -murmuró finalmente-. No puedo explicártelo.

-¿Complicado? -repitió, girándose para mirarla directamente-. ¿Qué tan complicado puede ser?

Alexa cerró los ojos por un momento, intentando ordenar sus pensamientos.

-Tiene que ver con Mateo, ¿verdad? -dijo William de repente, su tono serio.

Alexa se tensó, sus ojos abriéndose de golpe mientras lo miraba con sorpresa.

-¿Qué te hace pensar eso?

-Te he visto, Alexa. Te he visto mirarlo cuando crees que nadie está viendo. Y también lo he visto a él. Hay algo entre ustedes, aunque no sé exactamente qué. Pero sea lo que sea, parece estarte haciendo daño.

Ella bajó la mirada, incapaz de sostener la de William.

-No quiero hablar de eso, Wil. Por favor, no insistas.

William frunció el ceño, claramente molesto por su respuesta, pero no insistió.

-Está bien -dijo después de un largo silencio-. No voy a obligarte a contarme nada. Pero quiero que sepas algo, Alexa: no importa lo que esté pasando, no tienes que cargar con eso sola. Estoy aquí para ti, ¿entiendes? Siempre.

Las lágrimas volvieron a acumularse en los ojos de Alexa, pero esta vez no eran solo de tristeza. Había algo reconfortante en las palabras de William, algo que la hacía sentir menos sola, aunque fuera por un momento.

-Gracias, Wil -murmuró, su voz apenas un susurro.

William sonrió levemente, dándole una suave palmada en el hombro.

-Vamos, te llevo de vuelta a casa. Es tarde, y no deberías estar aquí sola.

-No quiero volver todavía -respondió Alexa, sacudiendo la cabeza

William la observó por un momento antes de asentir.

-Está bien. Pero entonces quédate conmigo. No voy a dejar que te quedes sola en el bosque.

Alexa no discutió. Se quedaron sentados bajo el árbol, en silencio, mientras las estrellas brillaban sobre ellos. Aunque su corazón seguía cargado de dolor, la presencia de William le daba un poco de paz.

Pero incluso en esa calma momentánea, no podía dejar de pensar en Mateo. ¿Qué sería de su vínculo ahora? ¿Realmente estaba condenada a sufrir por alguien que no quería aceptarla?


Mi Mate ¿La Omega? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora