Capítulo 5: Reunión

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ー¿Una fiesta?ー Repito las palabras que había mencionado Sofía con tanta emoción.

ー¡Si!ー Responde dando pequeños aplausos y saltando de felicidadーva a ser esta noche en el departamento de Rodrigo y Alejandro.

No me convencían mucho las palabras de Sofía. Hacía años que no iba a ninguna fiesta. A decir verdad, no me agrada la idea, pero al ver lo emocionada que se encontraba Sofía ante la idea de que la acompañara, yo, entre todas sus amigas me eligió a mí. No me podía negar. Algo en mi no podía decirle "No".

ー¿Que dices? ¿Vienes o no?ー Exhala Sofía interrumpiendo mis pensamientos.

ーClaro, porque noー Trato de sonar lo mas convencida posible.

La última vez que fui a una fiesta rompimos una piñata y comimos muchos dulces todas mis amigas, si es así va a ser muy divertido. Siendo un poco observadora, Sofía no tiene mucha materia gris y no es muy alocada, por lo que no creo que esa reunión sea muy desatada como la de las películas, donde los coches terminan en las piscinas y gente se queda dormida en el suelo.

<<O eso espero>>

Doy una mordida más a mi sandía antes de guardarla en una bolsa de plástico. Últimamente Eduardo no se ha comportado tan odioso, lo cual es bueno ya que no le desagrado tanto. Alejandro brilla por su ausencia, siempre está con los populares, mientras las chicas del equipo de voleibol babean al charlar con él y el equipo de soccer lo envidian por lo anterior dicho. Y lo mejor, tengo un amigo gay. Adrian ha sido con quien más eh reído en mi estancia en este instituto.

La campana da el último rugido del día, finalizando la dura jornada escolar. Espero a Adrian en mi escritorio mientras el guarda sus pertenencias en un maletín de cuero reluciente, como su sonrisa. Me encomiendo a guardar mis cosas en mi bolso.

El sendero que recorro diariamente se encuentra más oscuro que de costumbre. Las anaranjadas hojas me saludan mientras el viento acaricia mi cuerpo y lo contamina con unas cuantas hojas caídas de los arboles. A Adrian le revuelve su pelo rebelde despeinándolo y una gran cantidad de hojas son impregnadas en su delicado rostro de pequeño gay.

Deposito mi bolsa coach encima de su impecable maletín de cuero negro. El arruga la nariz por el gesto.

ー¿Qué? es un bolso demasiado caro para que se vaya a ensuciar con el asfalto.ーDigo excusándome del comportamiento anterior

ーCuido mi maletín demasiado para que una imitación lo valla a impregnar con su olorー Esboza una sonrisa traviesa al saber que el comentario me ofendió.

Levanto el dedo corazón y tomo asiento en las sillas contiguas a nuestras pertenencias que se encuentran al lado de la puerta donde mi madre me ha recogido los últimos 2 días. Adrian toma asiento a lado mío y señala riendo a los chicos de tercero siendo llevados a la oficina del rector por su vestuario poco adecuado y muy provocador que consta de los bóxers negros y ajustados.

Lo acostumbrado sucede: Localizo a mi madre en su carro, subo, vamos a casa. Lo único que me rescata de la aburrida rutina cotidiana es el comentario de la reunión la cual Sofía me había convocado. Al mencionarlo, mi madre se muestra sospechosa, y revelo sus verdaderas intenciones al ver que el trayecto a mi casa es desviado y es restablecido a forever 21 cuando aparca el carro delante de la tienda.

Y así fue como termine con un vestido purpura manga tres cuartos abajo del muslo, unas mallas negras, un calzado de suela baja negro y una boina negra en el departamento de Alejandro, todos llevan vasos rojos de plástico en las manos y la música está demasiado alta, nada comparado con lo que yo esperaba. Las chicas iban con faldas demasiado cortas y tacones demasiado altos, no tengo comentarios respecto a sus maquillajes, parecen payasos con uñas larguísimas.

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