Dos seres destinados a encontrarse, y la condena del deseo que los consume, dejándolos en las cenizas.
Jason Beckett, un hombre que ha aprendido a aceptar lo que la vida le ha deparado. La vida siempre le ha dicho sí, pero sus propias ambiciones ha...
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Jason De Luca de Reid.
Mis ojos siguen el movimiento del bolígrafo, que parece tener vida propia en las manos de Lena. La forma en que lo hace girar evidencia su nerviosismo y resistencia, mientras observa el papel que está sobre el escritorio del Tribunal.
—Firma, Lena. Quiero terminar con esto —le digo.
—Por favor, muchachos, piensen en la familia —sigue insistiendo mi suegro— piénsalo, princesa.
—Firma, Lena —repito con firmeza.
—¿Puedes darme un maldito segundo? —me dice, matándome con su mirada.
—¿Te estás arrepintiendo? Fuiste tú la que me pidió el divorcio, ¿no? Pues firma el puto papel, Lena.
—Princesa —insiste mi suegro— piensa en los mellizos, en la familia que formaste con Jason. Piensa en el negocio.
—Por favor, papá, ¿puedes esperarme afuera?
—Jaime, por favor, no hay nada que pensar —le digo con firmeza— es asunto entre Lena y yo.
Mi suegro maldice entre dientes, levantándose de su asiento y saliendo del Tribunal con una furia palpable. Regreso mi mirada hacia Lena, dejando escapar un suspiro pesado desde mi pecho.
Sus ojos se clavan en los míos con una intensidad que me hace sudar la frente. Cuando desvío la mirada hacia el papel, ella niega levemente con la cabeza; es solo un segundo, pero en ese instante, su pluma traza su firma al lado de la mía, sellando nuestro divorcio después de cuatro años que disfrutamos de nuestro matrimonio. La realidad de lo que hemos hecho me golpea con fuerza, y el aire se siente más denso en el momento que cierra los ojos y se deja caer pesadamente en la silla.
Estamos divorciados.
—Al firmar este documento, han formalizado su disolución matrimonial —nos confirma el juez— este acto no solo implica la finalización de su unión legal, sino que también les otorga la libertad de seguir adelante con sus vidas de manera independiente. Les recomiendo que revisen los términos establecidos en el acuerdo de divorcio, para asegurarse de que ambos comprendan sus derechos y obligaciones. Si necesitan aclaraciones sobre cualquier aspecto legal o desean discutir los próximos pasos, estoy a su disposición, señores.
El juez coloca los papeles cuidadosamente dentro de una carpeta y se retira de la sala junto a nuestros abogados. Me inclino hacia adelante, frotando mi rostro con frustración antes de mirarla; ella sigue sentada cerca de mí, inmóvil, como si el peso de la situación la mantuviera sujeta a su lugar.
—Iré por mis cosas al rancho —le informo y asiente— mañana visitaré a Leah y a James, ¿está bien?
—Sí, es lo acordado con nuestros abogados —al bajar la mirada, sus manos se sujetaron a la correa de su cartera— estarán listos para cuando vayas.