Ya oscurecía, regresaba a lo que me hubiese gustado llamar hogar, después de haber conseguido un buen botín, era una noche de Noviembre calmada, no había terror en las calles y podía hacer mi "trabajo" tranquilamente, el aire se sentía un poco mas frio de lo normal lo cual me agradaba, cogí mis llaves, abrí la puerta, agotado arroje la mochila a el sillón y me dispuse a tomar agua;
Abundaba el silencio como era lo habitual pues vivía solo, en el momento en el que me disponía llevar el vaso a mis labios para saciar mi sed, entre penumbras creí ver una dama sentada en el sillón junto a mi mochila, cerré mis ojos.
-Estoy alucinando por el cansancio- pensé, pero justo cuando la frase termino de atravesar mi mente escuche un escalofriante ¡No! volví a abrirlos y la mujer no estaba; sentí un extraño escalofrió recorrer mi cuerpo lentamente, al tiempo que sentía algo húmedo y viscoso entrar bruscamente en mi oído derecho.
Alterado por el miedo gire lentamente la cabeza, alcance a visualizar una mujer ensangrentada, le faltaban varias partes de piel y carne a su cuerpo, tenía una cara espeluznante, no tenia labios, sus dientes estaban putrefactos manchados de sangre ya coagulada, faltaban partes de sus mejillas de las cuales brotaban gusanos y estaban purulentas, en su frente se distinguían varios moretones, rasguños con quemaduras leves, pero sus ojos, ¡Dios mío que ojos¡, eran hermosos y cautivantes como dos luciérnagas brillando en medio de la oscuridad, eran color ámbar, desde el momento en el que los vi no pude apartar mi mirada de ellos, la calma y paz regresaron a mi cuerpo;
La dama se acercó lentamente a mí, tanto que podía sentir su respiración, introdujo su lengua a dentro de mí boca como un extraño tipo de beso por su ausencia de labios, sorprendentemente no entre en pánico ni sentí temor.
-¿Me recuerdas?- dijo con dificultades, en ese momento la imagen de una mujer llego a mi mente.
-¿Gisela?- pregunte atónito, ella movió la cabeza arriba y abajo lentamente, mientras una risa maléfica apenas se alcanzaba a distinguir en su horripilante cara.
Un frio recuerdo invadió mi mente, celebrábamos nuestro segundo aniversario de novios, pasados de copas empezamos a discutir insultándonos fuertemente, perdí la cordura, empecé a golpearla con saña en la cara, de alguna manera lo estábamos disfrutando tanto ella como yo, cayó al piso comencé a patearla, ella reía de placer, pero eso solo me animaba más a seguirla golpeando, disfrutaba su dolor como nunca había disfrutado algo, tomé un cuchillo, la bese y corte sus labios, ella sonrió, me escupió sangre gimiendo que algún día estaríamos juntos de nuevo.
Regrese a la realidad, volviendo a enfocar esa figura terrorífica que estaba parada justo delante de mí, sonreí fríamente limitando a contestar burlonamente.
-¿Me extrañaste?-, se acerco de nuevo a mí con cuchillo en mano riendo de placer, su risa era extraña y horripilante pero me agradaba contagiándome de esta extraña felicidad que se sentía en el aire, sentí como el frio acero del cuchillo penetraba lenta y placenteramente entre mis costillas, mi sangre salía rápidamente de mi cuerpo mientras mi corazón poco a poco dejaba de latir.
-Por fin estaremos juntos- intentó decir, yo solo me quedé mirando sus hermosos ojos ámbar mientras lentamente mi vida se iba de este mundo, a un mundo de placer y de tortura.