CUARENTA:
porque te quieroBianca's pov
—¿algo más que agua y un par de mantecas vas a tener en la heladera, Gianfranco?— pregunté, cerrándola y soltando un suspiro al mismo tiempo. me giré con las manos en mis caderas. el susodicho alzó la mirada de su celular con ojitos de cachorro mojado. —me dijiste que ayer ibas a hacer las compras.
—pasa que...— murmura. se rasca la cabeza, intentando buscar una excusa. —iba a ir antes de buscarte del aeropuerto pero, parece que la alarma del celu se me rompió y no me desperté a tiempo.— miente como un nene chiquito. apreté los labios intentando esconder mi sonrisa. —¿vamos hoy?
negué y caminé hacia él, lanzándome tal y como un lobo marino a su lado en el sillón. fui rápidamente encarcelada por sus brazos y solté un suspiro. hace dos días había llegado de mis vacaciones, y mañana vuelvo al laburo normalmente, pero aún estaba con jetlag y un poco cansada mentalmente.
mi cabeza ya desde hace unos meses parece tener cortocircuitos, o así lo había descrito Chivin cuando traté de explicarle, y me negaba a consultarlo con alguien de forma seria. tenía mambos, no era algo desconocido y nunca los traté. por eso siempre tengo tanta desconfianza de la gente y me cuestan un par de cosas hablando socialmente. mi último diagnóstico sobre mi ansiedad social había sido a los dieciocho, que fue la última vez que mi psicóloga escuchó de mí, y era muy probable que no se haya ido del todo. también, encontré un "refugio" en las sustancias que alteraban las comunicaciones en mi cerebro, pero aliviaban esas voces que todo el tiempo hablan dentro de ella. tuve y tengo excesos con el alcohol, pero como aún ningún síntoma de que podría morir pronto surgió, seguía fingiendo demencia.
hasta hoy.
—¿nos preparo algo para tomar? en algún lugar del mundo es la happy hour.— dije después de una charla sin sentido con mi novio, mientras veíamos la tercera temporada de friends. él no dijo nada, por lo que me levanté de mi lugar y fui hasta la cocina. abrí las alacenas buscando algún tipo de bebida con más de treinta porciento de alcohol. arrugué las cejas al no encontrar ninguna botella, capaz Gian las había cambiado de lugar. no es posible que en la casa de un toro no haya por lo menos dos latas de cerveza mínimo. —morocho, ¿dónde me escondiste el alcohol?— pregunté divertida, hasta que me di vuelta y lo vi viéndome.
él apretó los labios y supe en ese momento lo que pasaría.
—¿qué? ¿por qué me miras así?— lo vi tragar saliva acercándose hacia mí, parecía nervioso como si estuviese a punto de decirme que íbamos a terminar o algo peor. se detuvo a centímetros de mí, y comenzó a acariciar mis antebrazos.
—Marti y yo estuvimos hablando...— comienza.
—¿sobre?
—sobre vos.— dijo y finalmente me miró a los ojos, y vi preocupación. —yo sé no fuiste a Texas solamente para visitar a tu familia.— esas palabras cayeron como un balde de agua fría sobre mí. abrí la boca para defenderme pero él me detuvo. —no te enojes con Marti, me lo contó porque es algo grave, que tu mamá se lo contó a ella.— pausó. —¿pensabas decírmelo?
quedé en silencio.
—¿qué querías que te dijera? ¿que soy un desastre?— solté al fin, bajando la mirada. sentí el calor subiéndome a la cara, una mezcla de vergüenza y bronca contenida. —¿que fui a hacerme unos análisis porque siento que me estoy rompiendo por dentro? ¿que me dijeron que tengo hígado graso? ¿querías escuchar eso?
soltó un suspiro, y sin soltar mis brazos, me atrajo un poco más hacia él.
—pero yo quería escucharlo de vos. porque me importás, porque quiero que sepas que no estás sola en esto.— dijo, y su voz era tan baja que casi se me escapaba entre el ruido de mis propios pensamientos. sentí que las palabras me ahogaban en la garganta, como si estuviesen atoradas.
—no sabía cómo decírtelo...— murmuré, mi voz apenas un hilo. —es mi culpa, yo me mandé sola. el médico dijo que si sigo así, esto puede avanzar. ¿sabés lo que es eso? tengo veinticuatro años, no puedo terminar así. no sabía cómo decírtelo...— murmuré, mi voz apenas un hilo, temblando como si cada palabra pesara toneladas. —es mi culpa.— me detuve un momento, tratando de respirar, pero el aire no alcanzaba a llenar mis pulmones. me sentía atrapada, acorralada entre mi propio miedo y la mirada de preocupación de él.
» pero lo peor...— continué, apenas pudiendo sostenerle la mirada. —es que no sé cómo parar esta mierda que empezó como algo tan insignificante. un par de tragos, una salida más, la resaca del día siguiente, "no pasa nada". y ahora, ahora estoy acá, escuchando que mi cuerpo me está pasando factura y sin tener el control.— mi voz se quebró al final, dejando salir lo que me venía consumiendo en silencio.
él se quedó callado, pero no apartó los ojos de mí, como si su mirada intentara sostenerme.
» ¿y si no puedo? ¿y si vuelvo a caer? ¿y si cada vez que algo me supere lo único que quiera sea hundirme más?— pregunté. estaba teniendo un vómito verbal y Gian escuchaba con atención cada palabra que soltaba. —mi cuerpo ya no confía en mí. ni yo confío en mí.— las palabras salieron de golpe, como si las hubiera estado guardando desde hace meses, cada una cargada de vergüenza, culpa y pánico.
me llevé las manos al rostro, incapaz de mirarlo más, porque si lo hacía, iba a desmoronarme por completo. ¿cómo iba a explicarle algo que ni yo entendía? ¿cómo hacía para pedirle que no me soltara, cuando yo misma no sabía si podía sostenerme?
—pero no tenés que terminar así, y no vas a hacerlo.— me interrumpió, firme. me agarró el mentón con suavidad y me obligó a mirarlo. —esto se puede revertir. podés cambiar las cosas, pero tenés que dejar de esconderte de mí, de vos misma.— esas palabras se sintieron como un cachetazo, pero también como un abrazo. cerré los ojos con fuerza, tratando de no quebrarme del todo.
—¿y si es tarde?
—no es tarde. no voy a dejar que sea tarde.— respondió, decidido. y en ese momento, supe que él iba a estar ahí, incluso si yo no sabía cómo seguir adelante. pero también supe que no podía seguir escapando de esto. abrió por completo sus brazos y me rodeó en ellos, entonces sentí paz. toda esa ansiedad que siempre tenía se esfumó entonces cuestión de un abrazo, y desde ese momento supe que tenía que cambiar mi forma de vivir.
—voy a volver a la psicóloga.— murmuré sobre su pecho. sentí una vibración por lo que calculé que me dió la razón. —¿por qué seguís siendo así de bueno y paciente conmigo?— pregunté. se separó un poco y bajó la mirada hacia mi. dejó un suave beso en mi frente lo cual me hizo cerrar los ojos de forma instintiva.
—porque te quiero, Bian.— admitió. —fuiste y sos una persona muy importante en mi vida, me va a doler perderte.
—
este es un tema q quería tratar desde el capítulo 1, por si no se dieron cuenta y no leyeron las advertencias en el prologo, Bianca es alcohólica. y aunque meta estos temas sensibles en mis historias y para la trama, siempre busco la manera de solucionarlos, para dejar el buen mensaje, porque son cosas lastimosamente normales que suceden en la vida cotidiana y aunque estemos en wattpad hay q mirar a la realidad
ah se ponía re filosófica
no pero joda, no se tomen nada a pecho y amemos a Bian que ahora le está saliendo todo bien y amamos a Gian y su relación y y y eso
aviso parroquial 1: GRACIAS POR LOS 100K nunca m lo hubiera imaginado o sea,, lxs qiuero 👉👈
aviso parroquial 2: ya nos estamos acercando al final de la historia, el que avisa no traiciona loco
aviso parroquial 3: perdón por la desaparición pero como expliqué en el grupo de wasap taba medio de vacaciones y tbm un poco seca de ideas pero volvimos con todo eh
besitos gracias x leer mis historias y apoyar(me 🫦) siempre,
-SAT3LLITE 💞💞💞💞
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summer songs !¡ gian odoguardi
FanfictionSS | donde Bianca odia a Gian, pero termina enamorándose @-SAT3LLITE, 2024 • minúsculas intencionales • social network