Nous [Hijack, Frostccup] OneShots

~Incomplete~

    ( Antes de leer tener en cuenta que en esta historia Jack no se vuelve guardián 300 años después de morir y no está ambientada en la actualidad, además recomiendo ver el video de multimedia después de leer)

Mientras la noche se acerca siento un viento helado chocar contra mi rostro. No me molesta el frío en lo más mínimo pero eso sólo me recuerda lo que soy. El frío siempre fue parte de mí, crecí en una ciudad helada, donde los inviernos duraban casi todo el año y los veranos eran demasiado cortos como para disfrutarlos. La Luna siempre había estado allí, porque las noches eran más largas mientras que los días más cortos, era una vieja amiga que ahora quiero odiar, pero simplemente no puedo.

El frío nunca fue más parte de mí que él. Él era esa porción indispensable, la que me dejaba respirar con normalidad a la vez que me robaba el aliento, él era, él es, y siempre será la parte de mí con la que no puedo vivir. Tal vez por eso estoy muerto, él ya no está, no lo tengo, ese pedazo que siempre fue suyo se ha ido con él y nunca va a regresar.

Lo perdí y lo peor es que hasta ahora no me di cuenta.

Este debe ser el castigo por haberlo olvidado. Es un vacío sin fin que siempre voy a tener y que voy a sentir por el resto de la eternidad. La inmortalidad es un asco, haber olvidado lo más importante también es un asco, y todo mi sufrimiento se lo debo a la Luna. Quiero odiarla pero no puedo, así como quiero matarme pero tampoco llego a hacerlo.

Estoy aquí por una razón, proteger a los niños, darles felicidad y diversión pero hace meses que eso no es así. Por eso me hizo olvidar, para que esto no pasara, pero esos dientes fueron los que me abrieron los ojos, ahora sé la razón por la que olvidé todo y entiendo porqué lo hizo pero no puedo aceptarlo.

Haberme olvidado de él después de veinte años y hacer felices a todos los niños del mundo en vez de estar con la persona que amo simplemente me destruyó, toda felicidad se borró en mí, soy incapaz de dar diversión sabiendo esto. Mi propósito era parte de él también porque es una parte de mí, se fue para no volver, se alejó y me abandonó.

Hace tanto tiempo que no sonrío que se me durmieron las mejillas, tampoco he hablado con nadie, no le he dicho a ningún alma en esta tierra la razón de mi dolor. Contar sobre nuestro amor a cualquier otra persona parece una traición a nuestro pequeño mundo secreto, por eso no le conté a nadie esa historia. Ni siquiera los guardianes lo saben. Porque como toda historia de amor morirá con nosotros como debe ser, sólo que yo no puedo morir, así que vivirá en secreto para siempre hasta que este mundo ya no exista o ningún niño crea en mí.

Podría dejar de hacer mi trabajo, que nadie vuelva a creer en mí, y así terminaría todo, pero la Luna también sabía cómo era yo. No sacrificaría a los niños, ni a él, por eso mismo estoy muerto.

Ahora estaré respirando eternamente para morir por todos los niños incontables veces. Pero sólo yo, la Luna y él sabemos que yo muero cada día, en cada segundo que pienso en esto.

Es una tortura, sí, la peor de las torturas. Un círculo vicioso en el que siempre saldré perdiendo. Una rueda que gira continuamente sin poder parar, así me siento yo, sin nada con lo cual poner un freno. La eternidad la pagué con un precio que jamás quise pagar, sin embargo aquí estoy.

Veía como el Sol se escondía poco a poco por el oeste mientras la luna imponía su reinado. Cada vez que veo ese astro no puedo dejar de pensar que él había tenido la culpa, él me separó y me dio la inmortalidad que jamás desee.

Le grité al viento que me alejara y me hizo caso. Me llevó al oeste, lejos de la noche, lejos de las estrellas que alguna vez habíamos apreciado juntos.

Recuerdo fragmentos, los fuertes sentimientos, las palabras, todo como si hubieran sido ayer, sólo que son momentos en especial, no todos. Por suerte poco a poco toda mi memoria se va uniendo como una telaraña y le dan más sentido a cada uno de ellos.