Sábado, 11 de noviembre, 00:17
(Dos semanas después)Sara
—¿Qué van a querer beber mis chicas? —Alberto alza la voz por encima de la música.
La idea de salir de fiesta fue de Elisa y todos estuvimos de acuerdo. Dadas las circunstancias, que le apeteciera hacer un plan fuera de casa era una gran noticia.
—Lo más fuerte que tengan —contesta ella.
—¿Con un botellín de agua? —le propone Lucas.
—No. He venido a emborracharme.
Alberto me mira de reojo.
—Pedid el agua —le susurro—. Yo me encargo.
Asiente.
—¿Tú qué quieres? —me pregunta Lucas—. ¿Lo mismo de siempre?
—Sí.
—Vale. —Apoya un brazo en la barra y rodea mi cintura con el otro.
Siento sus labios en mi pelo.
—Lucas, no te pongas pesado —se queja Elisa.
—Pero...
—¡No me quites a Sara hoy! ¡Es mi amiga también!
Retrocedo un paso. Si Elisa conociera el motivo que hay detrás del gesto cariñoso, su reacción sería distinta; más parecida a un grito de alegría que a una protesta. Pero aún no le había contado nada, porque ahora la protagonista no debía ser yo, sino ella. Ya tendríamos tiempo de hablar de mí cuando se sintiera mejor.
—Joder, menudo humor. —Alberto se ríe.
Elisa baja la mirada.
—Soy una persona horrible, ¿a que sí? Por eso Víctor me puso los cuernos.
—No. —Me acerco y la rodeo con los brazos—. Eres increíble. Y tu ex, un gilipollas.
—Lo siento —le dice a Lucas.
Él sacude la cabeza y le acaricia la espalda con dulzura.
—No pasa nada. Alberto y yo te dejamos a Sara toda la noche. Pero solo si nos prometes que vas a divertirte mucho con ella.
Elisa asiente. Yo agarro su mano y la empujo hacia la pista de baile. Pasamos las siguientes tres horas cantando y saltando al ritmo de la música.
—¡Conozco a ese! —grita Eli de repente.
—¿A quién? —Miro entre la multitud.
—A Sergio. —Pronuncia su nombre y logro distinguir una figura masculina que nos observa—. ¡Voy a saludarlo!
Me entrega su copa a toda prisa, se da la vuelta y corre hacia él. No la detengo, le aviso que voy a sentarme un rato y atravieso el grupo de jóvenes que me rodea. Al llegar a nuestro sofá, apoyo el vaso en la mesa. Sobre la superficie pegajosa cuento los restos de nueve consumiciones. Seis pertenecen a Elisa. Aunque al menos uno es una botella de agua vacía.
—¿Qué haces aquí solo? —le pregunto a Lucas—. ¿Dónde está Alberto?
—Recibió un mensaje de su novia y se largó. —Mira a los lados—. ¿Y Elisa?
Me siento en sus rodillas.
—Ahí. —Señalo un punto al fondo de la discoteca—. Quería saludar a un chico que conoce.
Me abraza. Suspira.
—Sara.
—¿Sí?
—Necesito hacerte sentir bien.
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Desde siempre fuimos
RomanceSara Martín y Lucas Vera son amigos desde hace cuatro años. Ella vive sola en el 4º A. Él comparte el apartamento 3º B con un amigo. Ella tiene ventidós años. Él está a punto de cumplir veinticinco. A ella le falta un año para acabar la carrera de A...