Después de años
El sol brillaba sobre el jardín de nuestra casa en Suiza. Estaba sentada en un cómodo sofá , con una taza de café a mi lado y un libro en mis manos. Era un libro islámico sobre Al-Qadr, el destino decretado por Allah. Un libro que me recordaba que todo pasa por una razón, que cada momento de nuestras vidas está escrito.
De repente, escuché risas y pasos. Levanté la mirada y vi a Haydar y Haitam entrar al jardín tomados de la mano. Haydar, con su mochila medio abierta y su pelo despeinado, corrió hacia mí con una gran sonrisa.
-Mamá!-dijo mientras me daba un beso en la mejilla.
Haitam, que venía detrás, se inclinó y me besó en la frente.
-As-salamu alaykum, mi amor-Dijo Haitam
Sonreí mientras cerraba el libro, disfrutando del momento.
-Wa alaykum as-salam. Cómo te ha ido hoy?-Pregunté a mi pequeñín
Haydar, con su energía típica de un niño de cinco años, saltó hacia mi regazo y, con una mano señalando el libro, me miró con curiosidad
-Mamá, qué lees? Es de aventuras? Sale un caballero?
Reí y acaricié su pelo negro, mirando sus preciosas pestañas largas y ojos verdes, tan parecidos a los de su padre.
-Es un libro sobre el destino, sobre cómo Allah tiene un plan para cada uno de nosotros.
Frunció el ceño, pensativo.
-¿Como cuando papi dice que, aunque no veamos el tren, sabemos que va a llegar?
Haitam soltó una risa mientras se sentaba junto a nosotros.
-Exacto, pequeñín. A veces no vemos lo que está por venir, pero confiamos en que llegará en el momento justo.
Haydar parecía contento con la respuesta, pero pronto su atención se desvió.
-Mamá, puedo comer galletas? Tengo hambre.
-Otra vez? Pero si seguro te las comiste en la merienda en el colegio
-Pero es que jugar mucho da hambre, papi
No pude evitar reír mientras me levantaba.
-Está bien, vamos a por galletas
-Bieen-Dijo Haydar emocionado corriendo hacia la cocina
Justo cuando me dirigía hacia la cocina detrás de mi principe, sentí cómo Haitam me rodeaba la cintura y me acercaba a él
-Y para mí no hay algo dulce?-susurró cerca de mi oído.
Rodé los ojos, aunque una sonrisa traicionera apareció en mis labios.
-Tienes suerte de que tu hijo esté aquí.
Haitam soltó una carcajada y besó mi mejilla.
-Lo sé, pero no por mucho tiempo. Pronto se dormirá. Y entonces estar...
-Papi, quiero galletas! -gritó Haydar, interrumpiendo nuestra conversación
Solté una risa y aproveché para escapar de sus brazos.
Mientras nos dirigíamos a la cocina, pensé en cómo habían cambiado nuestras vidas en estos años. Suiza, se había convertido en nuestro hogar. Y no éramos los únicos que habíamos encontrado nuestro camino.
Mi prima Sana también encontró su camino, aunque de una manera inesperada. No se casó con Amin, como todos pensábamos. Al final, la vida le dio un giro de 180 grados y terminó casándose con alguien completamente diferente, un hombre que la valoraba. Aprendió que no todo lo que queremos es lo que realmente nos pertenece.
Y Hafsa, mi querida Hafsa, había sido bendecida con una hermosa hija. Justo el año pasado, vinieron a visitarnos y pasamos días maravillosos juntas. Verla convertida en madre me recordó lo hermoso que puede ser el destino y cómo, en su momento, nunca imaginamos que llegaríamos a este punto.
Suspiré, sintiéndome agradecida, Alhamdulillah por todo
Haydar ya estaba mordiendo su galleta con una gran sonrisa y Haitam seguía mirándome con esa chispa en los ojos.
Había aprendido que confiar en Allah (subhanahu wa ta'ala) era el mayor alivio, porque lo que pasó, lo que está pasando y lo que vendrá... ya estaba escrito.
Sí, el destino siempre llega, en el momento justo. Y el nuestro, sin duda, era perfecto.
FIN

ESTÁS LEYENDO
Nous
RomansaDos amigas en su último año de universidad. Se encuentran con sus maktubs, descubren que su encuentro con ellos no fue casual.Comenzaron a comprender que todo lo que les ocurría tenía un propósito. Se dieron cuenta de que sus destinos estaban escrit...