Capítulo 3

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-¿Qué?¿Cómo te fue?¿Ya te llamó amor?-Me preguntó Dévora. Estábamos subidas en la rama de un viejo árbol que había en el instituto. Era el primer recreo.
-Me llamó de todo menos amor.
Asintió.
-Tiene sentido. Seguramente le hundiste el autoestima con lo que sea que le dijiste. Y ahí vamos. ¿Qué bichos le dijiste?.
Le conté toda la conversación e hizo una mueca, rodé los ojos cuando se dio una palmada en la frente.
-Deberías ser más tierna, así no vas a ninguna parte.
-¿Yo tierna?Tú ya estás pidiendo demasiado.
-Aish pues finge, ¡Que te va a denunciar!.
-Soy muy buena fingiendo. Pero es que es un pijo y tú sabes que no los soporto.
Suspiró y me lanzó una piña.
-¡Tienes que fingir, mierda!.
-No, lo conquistare tal y como soy. ¿Entendido?Y métete esa piña por el culo a no ser que prefieras que te haga una de mis llaves-Guardó la piña que me iba a tirar y sonreí.
-Esta bien, no vale la pena discutir contigo.
Reí y me volví a colocar los audífonos para seguir escuchando a 5SecondsOfSummer. Si, yo también tengo mis grupos favoritos. Entre ellos están Nirvana, Guns N'Roses, Green Day, The Offspring y AC/DC. Una oja calló en mi cabeza y la sacudí. Devon sé sentó debajo del árbol sin darse cuenta de que estábamos allí arriba. Miré a Dévora y le señalé al suelo para que lo viese. Lo vio y sonrió pícara.
-Os dejo solos-Susurró y se bajó sigilosamente por el lado contrario al que estaba sentado Devon y rodé los ojos. Cogí una bellota y se la lancé a la cabeza pelirroja de Devon.
-Auch-Miró hacia arriba y le sonreí. Rodó los ojos y volvió a mirar abajo-Tú de nuevo.
-¿Cómo está mi pelirrojo?.
-No soy el único pelirrojo-Miró mi pelo y negué con la cabeza. Mi pelo era un rojo vivo, rojo fuerte. Y sí, natural. El suyo era color negro rojizo.
-Yo soy más pelirroja que tú.
-Ya, ya veo. ¿Qué haces ahí subida?
-¿Prefieres que esté contigo verdad?Espera amor, que bajo.
Bajé de un salto y me sentó a su lado, bufó y yo reí. Me resultaba divertido enfadar a este chico.
-¿Por qué eres tan odiosa?.
-Hum... No sé, dímelo tú-Me cachondeé.
-Subnormal.
-Ya estamos de nuevo, no se insulta. ¿No te enseñaron modales?
Me miró de arriba a abajo, parándose un poco más en mi pecho. Lo sabía. No me gusta nada presumir pero, a decir verdad mi cuerpo es el mejor de todo el instituto. No hay quien se resista.
-Es a ti a quien le hacen falta modales. Mírate, pareces una macarra.
-Es que soy una macarra, ya era para que lo hubieses adivinado chaval.
-Y tú vocabulario es tan vulgar.
-Y tú vocabulario es tan vulgar- Lo imité-Por favor. Bueno, pasando a lo más importante. ¿Tienes libre esta noche?.
-¿Me estás pidiendo una cita?.
-No, te estoy invitando a mi funeral-Ironicé-Tú que crees.
-Vale, vale. Podrías ahorrarte la ironía.
-¿Puedes o no?-Pregunté ya un poco cansada.
-Sí, puedo. ¿Dónde me vas a llevar?No me vayas a llevar a ningún sitio raro.
-Genial, te espero en la puerta del instituto a las ocho ¿Capishi?.
-Es capicci pero bueno-Me corrigió y rodé los ojos.
-Lo que sea, pues a las ocho. Puede que llegue tarde.
Me miró con cara de:¿Enserio? Y sonreí. El timbre sonó y entremos a clases.
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Cogí un dos piezas negro de encaje y me lo puse. No es que nos vayamos a acostar pero por si acaso. Me puse unos pantalones cortos negros con unas medias rotas rojas, una camiseta sin mangas con una calavera recortada en la espalda. Cogí mis botines con pinchos y mi habitual chaqueta de cuero. Me despeiné el pelo a propósito y me maquille, me hice la raya y me pinté los ojos de negro y los difuminé. Me eché rimel y me pinté los labios de rojo. Me miré en el espejo. Sí, era yo. Miré el reloj, eran las ocho y cuarto. Bajé y subí en mi moto, arranqué y me dirigí al instituto. Había que hacer a los chicos esperar, así te reciben con más ganas. Al llegar me bajé y me encontré a Devon con una camiseta de manga corta gris con el cuello en forma de V, dejaba ver el comienzo de su pecho, unos jeans negros y unas botas marrones. Llevaba un gorro hipster y el pelo ligeramente despeinado. Por una vez no iba como un pijo, además yo amaba esos gorros. Estaba de brazos cruzados y me miró de arriba a abajo, sonrió.
-¿Es de tu agrado?-Le pregunté.
-No, demasiados rotos y demasiados pinchos.
-Vete a la mierda.
Me quité la chaqueta, tenía calor. Me la amarré alrededor de la cintura y me acerqué a él. Me encontraba a centímetros de sus labios y sentí su respiración entrecortada.
-Por una vez no vas vestido como un pijo-Susurré y sonreí, luego me aparté de él y caminé hacia mi moto-¿Vamos?.
-¿Vas a conducir tú?Tendría que conducir yo, es lo normal.
-Subnormal, no seas machista y sube. Además a mi preciosa solo la toco yo.
Sonreí y acaricié mi Harley Davidson. Él contempló la moto, notablemente maravillado.
-¿Es de tu padre?-Me preguntó y dejé de sonreír para convertir mi boca en una linea recta.
-No, es mía. Sube ya.
Me miró con una ceja alzada y subió, me abrazó de los hombros.
-Eh... Devon, me bloqueas-Cogí sus manos y se estremeció, sonreí satisfecha. Llevé sus manos a mi cintura-Ahí por favor.
Miré a través del espejo como se ruborizaba, me sacó la lengua y reí. Arranqué y se pegó a mi.

Lleguemos a un bar que solía frecuentar, aparqué y esperé a que se bajara.
-¿Es aquí?Te dije que no me trajeras a un lugar peligroso. Esto estará lleno de chusma.
-Tranquilo, estando yo no te harán nada-Bajé de la moto y caminemos hacia la puerta. Entramos y caminemos entre las mesas, las miradas de todo tipo de gente alta, baja, gruesa, delgada, rubias, morenos, castañas se centraron en nosotros. Iban desde mi hacia Devon, y no me hacia falta preguntar para saber que pasaba por sus cabezas.
-¿Quién es ese?-Le dijo un hombre regordete y calvo a uno delgado y con una gran mata de pelo, tenía medio bigote.
-No lo sé, no la he visto con ningún hombre desde lo del Chusco.
Gruñí y los amenacé con la mirada, tragaron saliva y bebieron de sus bebidas disimulando. Nos sentemos en la barra y el barman nos atendió.
-¡Hombre Key!Hace semanas qué no te pasas por aquí.
- Ya sabes, las carreras, la falta de dinero y esas cosas.
Devon me miró con una ceja alzada y me susurró algo en la oreja.
-Por lo visto aquí eres conocida. ¿Quién es ese tal Chusco?.
Me congelé y lo miré.
-Luego hablamos-Le susurré y miré al barman, que miraba a Devon con una sonrisa.
-Me alegra verte con otro chico, aunque este no es precisamente tu tipo.
-No somos nada -Se apresuró a decir Devon-¿Me pones un cubata?.
-Otro por aquí.
Él asintió y nos sirvió dos vasos con cubatas. Luego se fue a hablar con un grupo de mujeres qué habían en una mesa.
-Por lo visto aquí te conocen todos, al igual que a ese tal Chusco. ¿Era alguien importante para ti?.
-Sí, era muy importante- Todos los momentos vividos con él acudieron a mi mente, él fue quien me desvirgó. Él estuvo allí en todo, nunca terminaré de agradecérselo.
-¿Quieres hablar de él?.
Negué con la cabeza y bebí un poco de mi cubata, él hizo lo mismo.
-¿A qué viniste a Chicago?.
-Por motivos de trabajo, mi padre tiene una empresa y quiere poner su oficina aquí en Chicago-Asentí.
-Debió de ser duro dejar atrás amistades y estudios.
-Sí, allí tenía mi circulo de amigos. Mi novia... Bueno, exnovia también está allí.
-Adivino, no querían mantener una relación a distancia-Asintió y sonrió. Yo también sonreí-¡Weee!Soy adivina.
Rió y miró su cubata, pego un trago y lo dejó sobre la barra.
-No eres como me pensaba que eras.
-¿Cómo te pensabas que era?-Le pregunté interesada, depende de qué respondiese sabría cuantas posibilidades tenia de conquistarle. -Pensé que serías una bruta.
-Bueno, no soy precisamente una señorita. Tienes suerte de que me caigas bien, eso es todo.
-Entonces sí eres una bruta-Sonrío y yo igual.
-Algo así-Me terminé él cubata y salí a la pista arrastrando a Devon conmigo. Los dos comenzamos a bailar.

Bajo el mismo sueño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora