Estrés

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Una tarde como cualquier otra para las demás personas, pero no para los chicos de Seventeen. Ensayos, descansos, más ensayos... Pronto se les romperían las piernas si continuaban cumpliendo con las exigencias de su coreógrafo. Mingyu estaba particularmente desbordado con todas las prácticas para presentar el nuevo sencillo. Daba su mejor esfuerzo, practicaba más duro para encajar con sus compañeros, pero simplemente fallaba. Cuando ensayaba los pasos y sus líneas solo lo hacía a la perfección pero, cuando estaban en grupo realmente le resultaba complicado todo, como si las miradas expectantes sobre él le causaran una impresión negativa por primera vez... ¿Tal vez estaba empezando a desarrollar algo similar al pánico escénico?

– Hazlo de nuevo. – un ligeramente molesto Soonyoung le marcaba su posición nuevamente, con esperanzas de que por una vez el moreno hiciera bien su parte.

– ¡Eso estoy intentando! ¿Por qué tienes que ser tan duro? ¿Crees que somos máquinas de baile? – Mingyu explotó por primera vez contra su hyung. Le rompía el alma que su amigo le tratase así durante las prácticas y luego le hablara de lo más normal, como si fuera dos personas distintas.

– ¡Pues se supone que para eso entrenamos durante años! Si tan solo no nos atrasaras con tu torpeza todo iría bien. – sus compañeros cesaron todo movimiento al darse cuenta del reciente enfrentamiento entre el rubio y el rapero.

– Si piensas eso, tal vez debería irme de Seventeen, así no te estorbaría más con tus perfectas coreografías. – Mingyu bajó la voz al notar cómo lo miraban los otros. – Sabes que podrías ayudarme más si no me gritaras cada vez que me equivoco... No es como si estuviera asesinando a... a alguien. – se puso muy nervioso al ver quién se les acercaba.

– Vamos chicos, no peleen... Ustedes son buenos amigos, traten de entenderse. – interrumpió Wonwoo, el mejor amigo del moreno.

– ¡Estoy intentando! ¿No te das cuenta? ¡Obvio que no! Nadie me toma en cuenta, mejor debería irme y dejar de estorbarles. – el más alto no esperó otra palabra de nadie y corrió fuera de la sala de ensayos, comenzando a derramar unas lágrimas que secaba con su camiseta mientras Wonwoo le seguía, tratando de llamarle la atención sin éxito.

– ¿Y a este qué le pasa? ­– Todos miraron al rubio cuando dijo aquello, algo muy fuera de lugar. Al parecer Mingyu no era el único afectado por la presión y el estrés.

– Deberías ser más considerado. Recuerda que aunque no lo demuestre tanto, Mingyu es alguien muy sentimental. Ordena tu cabeza antes de querer ordenar a alguien más, deberías poder con eso, ya que mantener el orden, entre otras cosas, es trabajo tuyo como coreógrafo. – Jihoon puso una mano en el hombro de Hoshi, dedicándole duras pero sinceras palabras, las que dejaron pensando mucho al bailarín.

– Todos... Pueden descansar por hoy. – el líder ordenó suspirando con pesadez y todos corrieron a ducharse para ir a casa sin cuestionar.

Por otro lado, el más alto del grupo se había escondido en una oficina para llorar sin que le viera nadie, pero no se dio cuenta de que la puerta estaba asegurada con código hasta que escuchó que alguien entraba, cerrándola y activando el bloqueo de seguridad. El moreno se espantó cuando le tocaron el hombro y estuvo a punto de gritar hasta que se percató de que quien le acompañaba era su adorado Wonwoo, quien se sentó a su lado y tomó su mano para tranquilizarlo. Él era el único que le había visto llorar ya varias veces desde que se conocían y esa era una de las razones por las que lo amaba en secreto. Aquel pelinegro era su incondicional, era como la madre que le hacía falta en ese lugar, como el hermano mayor que jugaría con él y cumpliría sus caprichos sin importar cuan locos fuesen. Aquel chico de voz profunda era su razón para seguir soportando toda la presión, sólo para seguir a su lado podría pasar a través de todo un infierno si era necesario.

Amor o juego. -Meanie One-shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora