Cicatrices

2.9K 165 27
                                    

En la escuela había dos tipos de personas. Los chicos encantadores y populares como Mingyu. Chicos con una belleza sobrehumana que eran perseguidos por los chicos y objeto de adoración para las chicas. Chicos como ese, que siempre iban vestidos a la moda, que estaban rodeados de chicas lindas y amigos "en onda". Que además venían de buena familia y uno de sus cabellos valía más que una casa. Era esa clase de chicos que era amigo de todo el mundo a pesar de ser todo lo anterior, incluso era amigo de Wonwoo, el nerd, el chico que no sabía contar un chiste, el que vivía en un pequeño departamento alquilado. Wonwoo era esa clase de chico que nadie creería que podría llegar a ser interesante más que como un juguete, pero no lo era así para Mingyu. El pelinegro era su mejor amigo, era su confidente, su boleto de escape de una vida que aparentaba ser perfecta, pero que estaba lejos de serla.

El moreno era la razón de las discusiones de sus padres que nunca le entendían, que lo obligaban a asistir a clases que no quería, que le imponían ideas que no eran suyas con la excusa de que le iba a ir mejor en la vida si lo aceptaba. Aquél "nerd" era lo único que le hacía recaer en el mundo real, lo que le daba sentido a seguir lleno a la escuela, porque él estaba ahí.

El otro, en cambio, se desvivía por su amigo, la única persona que se interesaba en él y no en su tarea. Pasaban juntos sus tardes de fin de semana jugando videojuegos o haciendo música. Ambos amaban el rap, juntos habían escrito maravillosas poesías dignas de ser la envidia de canciones de radio. Les apasionaba lo que hacían, pero más les apasionaba hacerlo juntos. Con esos dos todo era perfecto... O eso creían.

– ¡Mamá! Ya te dije que estoy estudiando. – Mingyu le gritaba a su madre a través del celular y en eso se escucha un "Game Over".

– ¿Me estás tomando el pelo, Kim Mingyu? ¡Yo sé que estás con ese inútil chico de barrio! ¡Ven a casa ahora mismo, tenemos que hablar! – el llamado fue finalizado y Wonwoo miró a su amigo.

– ¿Tu madre nos descubrió de nuevo? – preguntó con tristeza el rapero mayor.

– Sí. Lamento que se porte así... Es solo que... – el castaño suspiró.

– No me acepta. – terminó Wonwoo la frase.

– En serio lo siento pero tengo que irme o me asesinará. – el menor hizo un puchero y le sonrió a su amigo para luego despeinarlo y besarle la frente.

– Descuida, entiendo que no es tu culpa, pero me debes un helado mañana. – se levantó para abrir la puerta de su pequeño departamento.

– ¿Tu papá no viene hoy tampoco? – preguntó Mingyu ya bajo el marco de la puerta mientras se ponía los zapatos.

– Debe estar por ahí, no te preocupes. – el pelinegro le dedicó una sonrisa falsa. Su padre era un alcohólico y casi nunca se encontraba en casa.

– ¿No quieres que me quede? Puedo domar a mi mamá mañana. – sugirió al notar la tristeza en la sonrisa del mas bajo.

– No hace falta, puedo cuidarme solo, Minnie. – le empujó hasta el pasillo mal iluminado de aquel edificio que se caía a pedazos.

– Cualquier cosas me llamas... – el moreno besó la mejilla del otro y se fue.

Wonwoo cerró la puerta con seguro. No quería que su padre llegara en el estado que siempre lo hacía. No toleraría más de los abusos que el hombre ejercía con él. Se sentía mal de no poder contarle a Mingyu, sentía que si se enteraba le iba a dejar de hablar por ser un llorón y cobarde. El pelinegro se dirigió al cuarto de baño para tomar una ducha. Cuando se quitó la ropa observó su reflejo en el espejo. Los golpes y cicatrices que su cuerpo tenía ocultos bajo esas largas camisetas. Se abrazó a si mismo y contuvo las lágrimas que amenazaban con salir. Tomó su ducha en silencio mientras oía como su padre golpeaba la puerta y gritaba su nombre con violencia. Tendría que abrirle en algún momento, era inevitable. Solo quedaba esperar que se cansara de azotar la puerta para que no tuviera tantas energías para golpearlo cuando estuviese dentro.

Amor o juego. -Meanie One-shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora