Capítulo 12: Cruzando Límites

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              Desde hacía un par de horas, Esther y Alissa se encontraban haciendo el almuerzo de esa tarde en la amplia cocina de su casa. Garret estaba sentado frente a la chimenea mientras trataba de leer unos informes que le fueron enviados esa tarde por causa de su ausencia a la reunión de la mañana. Mientras Adiel y Alissa hacían las compras, él se había contactado directamente con su ayudante y segunda mano para que le mandara los papeles de la reunión y para que avisara que había estado gravemente enfermo con un virus no mortal que pescó en Ignis. Violet aún no bajaba de su cuarto pero Esther se había asegurado de subir hace un par de horas el desayuno que le había hecho, así como también le aseguró lo enojada y decepcionada que se sentía por la actitud que había estado tomando esos días solo por haber podido hacer el pacto con Krist antes que su hermana. Inconcebible.

              Adiel por su lado, decidió no hacerse mala vida con las actitudes hostiles del padre de Alissa. A cada cierto tiempo, el joven felino descubría al mitad lobo paseandole la mirada bajo la gruesa montura de sus lentes acompañado por un gruñido casi imperceptible pero a su vez fuerte y claro. Él no estaba hecho para aguantarse ese tipo de cosas, así que, de un brinco, se levantó con su típica actitud indiferente y se dedicó a ayudar a hacer la comida de esa tarde, ya que sentía sobre sus hombros el abuso de la hospitalidad de la madre de su compañera y, por su puesto, de su compañera. Como buen caballero debía aportar algunas cosas a la casa que lo acogió estos días. Esther, por otro lado, iba de aquí para allá mientras freía un par de cosas para darle sabor al pescado que había comprado su hija esa tarde. Por su puesto, también estaba disfrutando del panorama que la rodeaba: veía como Adiel le dedicaba miradas furtivas a Alissa mientras lavaba algún traste previamente usado, las cuales estaban llenas de algo de ternura y pizcas de discreta picardía que, por lo visto, caracterizaba al muchacho cuando estaba bajo la misma atmósfera que ella; y Alissa le respondía siempre tosca y tímida, con sus manos temblorosas y mejillas sonrosadas por la interacción tan atrevida del muchacho bajo el techo de sus padres, justo como su marido habría hecho mucho tiempo atrás. 

               Pronto, un sonido de la planta de arriba se escuchó. Violet bajaba con el plato y las cosas del desayuno con la cabeza baja mientras a su vez, escuchaba música con un volúmen excesivamente alto con sus audífonos para pretender que su familia no estaba en el mismo planeta que ella, ni mucho menos bajo el mismo techo. En un silencio casi perfecto de su andar, la menor del hogar se dirigió a la cocina dispuesta a fregar, cuando la presencia de Adiel atrajo por completo todos sus sentidos recién desarrollados. Le miró mientras frenaba cada movimiento de su indiferente andar, lo analizó con perspicacia y terminó por dejar los platos sin fregar sobre la mesa y acto seguido, sentarse allí mismo, justo dos puestos mas allá de Adiel.

              - ¿Y esta inesperada visita madre? - preguntó sin dejar de mirarle ni por un instante - de haber sabido que había alguien mas, no habría bajado en estas pintas y me habría arreglado un poco - habló con picardía - ¿Quién es él?

              El enojo de su padre clamó atención desde el otro lado de la amplia habitación, rezongó por lo alto y le dedicó una mirada iracunda a su hija menor por su comportamiento. Sin miramientos agregó:

              - No deberías andar con esa actitud a los pocos días de haber realizado un pacto Violet - le reprimió - Ni tu madre ni yo te hemos inculcado esos modales, así que hazte respetar por el amor de Dios. - se dedicó nuevamente a leer los informes - Al menos frente a mi y a tu madre.

               Violet estaba muerta de enojo y vergüenza mezclada. Jamás en todos los pocos años que tenía de vida, su padre se había dirigido a su persona de tal forma tan agresiva frente a otras miradas ajenas. No dijo nada en su defensa, tampoco era que tuviese alguna forma de hacerlo en todo caso. Se levantó de tal forma de que no hiciera algún ruido que pudiese molestar a su padre y retomó el camino que se había planteado desde el principio. Alissa, quien permanecía en silencio mientras cortaba con sumo cuidado los vegetales y frutas que acompañarían el filete de pescado, había estado escuchando con inmersa atención cada una de las palabras que se intercambiaron su padre y su hermana. La rabia había hervido cada gota de sangre de sus venas cuando escuchó la forma tan descarada en la que ésta se dirigió por primera vez al felino; Violett estaba marcando un nuevo récord con su actitud tan indecente. la repentina conducta de su hermana la había tomado de forma tan desprevenida, que reveló con ésta una punzada dolorosa en su espina dorsal; había levantado la mirada disimuladamente para que nadie descubriera las súbitas ansias que tenía por saber cual sería la reacción que tendría el invitado ante las indecorosas insinuaciones de su hermana. Pensó que, dada su actitud gatuna, tan fanfarrona e impertinente, le devolvería la mirada con la misma picardía con la que la observaba a ella cuando nadie estaba pendiente delos dos; ¿qué diablos eran estos celos tan absurdos? se preguntaba molesta. Siguió cortando los vegetales mientras paseaba la mirada de vez en cuando entre la tabla y el cuchillo y el rostro del felino, el cual permanecía completamente inmutado mientras revolvía con insistencia la salsa que la madre de Alissa le había encomendado minutos antes, como si nunca hubiera escuchado algo. Lo que la chica notó en su semblante fué un fruncimiento mínimo en su frente en signo de molestia y que sus ojos, quienes habían permanecido del color negro de la noche infinita, se habían tornado de un color púrpura muy oscuro, dandole un aura bastante lúgubre: Alissa sonrió para sus adentros.

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