-¿Qué? – Mi voz es temblorosa y estoy asustada hasta la mierda.
-Te pregunto si tuviste dulces sueños, Andy fue a comprar un pastel para celebrar que volvimos a estar juntos ¿Quieres?
El alivio invade mi sistema y por un momento quiero reír, ¿Enserio pensé que Juliet me asesinaría?
-¿El pastel es de chocolate? – Pregunto, tratando de relajarme.
-Si – dice y me sorprende lo amable que es - ¿Bajas?
-Claro, claro – murmuro confundida – En unos minutos estoy allí.
-Bien – dice y luego se gira sobre sus talones para salir de mi habitación.
Bueno, eso fue extraño. ¿Andrea volvió con Julieta? ¿No que ya no la amaba? Y ¿Por qué mierda estoy enojada?
Suspiro mientras me calzo mis zapatillas, luego camino hasta salir de mi habitación y bajo las escaleras. Cuando entro a la cocina veo algo que no está catalogado para una chica que solo tiene 17 años. Me aclaro la garganta y Andrea se separa rápidamente de Julieta. Ambos tienen la respiración agitada e ignoro el estremecimiento que sentí.
-¿Te... te sirvo algo de pastel, Emma? – La voz de Julieta suena entrecortada pero amable y ahora me pregunto ¿Qué paso con la vieja amargada que conocí?
-Claro – Digo, me siento en uno de las sillas que hay en la cocina y trato de no mirar al par de tortolitos -.
No sé si es mi imaginación pero esto es un tanto muy incomodo. No sé exactamente que tengo que hacer, me siento como alguien cuando le están cantando la canción de cumpleaños. Julieta posiciona un pedazo de pastel delante de mí y lo miro con desconfianza.
¿Y si puso algo dentro? ¿Le abra echado veneno? ¿Y si le escupió?
Alejo esos pensamientos y observo con discreción a Julieta, supongo que está demasiado feliz ahora que volvió con Andrea como para hacer algo malo. Llevo un pedazo de pastel a mi boca, lo degusto y Dios, esta delicioso.
Como toda la rebanada sin importarme lo que estén haciendo los tortolitos.
-¿Quieres más? – me pregunta Julieta y yo niego.
¿Y si quiere engórdame para después comerme?
-Voy a salir a dar una vuelva – digo, poniéndome de pie.
-¿Con permiso de quien? – La voz de Andrea hace que volteé a mirarlo.
-Estoy avisando, genio – digo – En ningún momento te pedí permiso.
-Pues no vas a salir a ninguna parte.
-¿A si? – Mis cejas se alzan con incredulidad cuando él asiente – Pues mira como me importa.
Le enseño el dedo del medio antes de dirigirme hacia la puerta.
-¿A dónde crees que vas? – pregunta la voz de Andrea detrás de mí.
-¿Y a ti que te importa? – Digo, antes de salir de allí y cerrar la puerta de un portazo.
El aire frío choca contra mi rostro en el momento que me encuentro en el jardín delantero de la casa, hace malditamente mucho frío y yo no saque chaleco.
Sin embargo no estoy dispuesta a entrar, llámenme orgullosa, pero por mucho frío que haga no entrare hasta que no haya dado la vuelta al barrio. Tengo las manos en los bolsillos de mis pantalones y mí vista en el piso mientras camino, no sé exactamente hacia donde voy pero poco me importa. Total si me pierdo tiene que haber un parque por aquí para poder pasar la noche.
Un ruido hace que me sobresalte en el momento que estoy pasando en frente de un callejón, mis ojos se entrecerraron para ver qué era lo que había causado el ruido, una colita blanca y esponjosa aparece en mi campo de visión y quiero chillar de ternura. ¡Es un gatito!
Corro como niña pequeña para ir a tomarlo y lo malo de todo esto es que lo espante.
-Ven gatito, gatito – digo mientras me agacho para estar en cuclillas – Ven.
Una tímida cabecita se asoma, luego un pequeño cuerpecito, entonces el gatito camina hacia mí y en cuanto se encuentra suficientemente cerca lo tomo entre mis manos para que no pueda escapar.
-Hola amiguito – murmuro mientras emprendo camino de regreso a la casa de Andrea – Ahora serás mi mascota y te llamare Miau ¿Okay?
Sonrió como idiota al darme cuenta que estoy hablando con un gato. Alzo mi vista y diviso la casa de Andrea, no fue difícil llegar después de todo solo había caminado en línea recta. Guió mis nudillos a la puerta y toco tres veces, en menos de cinco segundos Andrea ya había aparecido en mi campo de visión.
Abre la boca para decir algo pero la cierra cuando ve al gato entre mis brazos, su ceño se frunce ligeramente.
-¿Qué es eso? – Apunta a el gato y yo ruedo lo ojos.
-Un gato – Digo obvia mientras entro a la casa – Es mi nueva mascota, su nombre es Miau.
Escucho una risita de su parte.
-¿Miau? ¿Es enserio?
-¿Nunca viste Heidi? – Pregunte – Con razón eres tan amargado y aburrido.
-¿Me acabas de decir aburrido?
-Nooo, ¿Cómo crees? Yo seria incapaz de decirte algo así – Ironizo mientras subo las escaleras.
-¿A dónde crees que vas con esa cosa?
-A mi habitación.
-Emma - Oh yo conozco ese tono, es ese tono que utilizan cuando te van a dar un sermón.
-Biersack, no voy a discutir contigo sobre Miau, esa es mi última palabra – digo mientras camino hacia mi habitación.
-¿Cómo que es tu última palabra? – Pregunta una vez que yo estoy dentro de mi pieza.
No respondo, si no que le cierro la puerta en la cara, la cual se abre unos segundos después. Andrea entra mientras se toca la nariz.
-Tenemos que discutir sobre tu nueva mascota.
-¿No echarás a Miau a la calle? ¿No?
Él no responde, así que dejo a Miau en mi cama y este se acomoda en una almohada, sonrió, se ve tan malditamente tierno. Me giro para encarar a Andrea y camino pasos amenazantes hacia él, este retrocede y yo sonrió nuevamente.
-Mira Andrea – lo acorralo contra la pared – Me importa una mierda si te gustan o no las mascotas, pero Miau se queda, te guste o no ¿Escuchaste?
Diossss, adoro a mi lado desafiante.
Andrea nuevamente no responde.
-Miau se queda – digo – Y no es una petición es una afirmación.
-Como quieras – Murmura e invierte posiciones, ahora yo estoy contra la pared – Pero quiero algo a cambio.
-¿Y eso sería?
-Un beso.
Ay no puede ser.
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¿Y a ti que te importa? - Andy Biersack -.
FanfictionY ¿Saben que es lo gracioso de todo esto? Que él quiere corregir lo incorregible.