𝑬𝒔𝒕𝒂 𝑩𝒊𝒆𝒏 𝑵𝒐 𝑬𝒔𝒕𝒂𝒓 𝑩𝒊𝒆𝒏 || Lᴏᴏᴋɪsᴍ x Hɪᴛ Vɪʀᴀʟ ||

54

Perder a alguien querido duele. Duele tanto que podrías llegar a cometer locuras.

Y a mí me sucedió. Enterré en lo más profundo de mi mente el doloroso recuerdo de Heather.

La madre de Yenna.

Mi primera amiga... y mi primer amor.

—¡¿Por qué eres una maldita p3rra?! ¡Aléjate de mi novio! —mi compañera me jaló del cabello con rabia.

Siempre me dijeron que mis ojos eran únicos. Mi tío decía que brillaban como un océano en medio de una tormenta. Pero tanta atención no siempre es buena.

Desde que llegué a esa escuela, sufrí acoso.

—¡Contesta! —gritó otra, mientras una mano me golpeaba el rostro.

Los chicos solían acercarse a mí con facilidad, compartíamos gustos, hablábamos sin pretensiones... pero eso solo provocaba el desprecio de las chicas.

—¿P-pueden parar...? —pregunté con la voz temblorosa, sin atreverme a mirarlas.

—¿"P-parar"? —la líder repitió, burlándose—. ¿Por qué? ¿Te está gustando?

Me empujó contra la pared del callejón. Miré de reojo hacia el camino, esperando que alguien llegara...

Pero nadie lo hizo.

A nadie le importaba.

—¡Oigan! ¡¿Qué creen que están haciendo?! —la voz de una chica interrumpió el ataque. Firme. Enfurecida.

Las otras me soltaron de inmediato.

—Tch. Te salvaste esta vez —me dijeron, antes de huir.

Solté el aire que había contenido todo ese tiempo. Odiaba la violencia. La detestaba.

—¿Estás bien? —preguntó la chica, acercándose con la mano extendida—. Tranquila, no te voy a hacer daño. Soy Heather.

—Sujin —dije, tomando su mano. Me sonrió con calidez.

Era hermosa.

—Me gustan tus ojos... son como dos océanos en los que uno podría perderse sin querer encontrar la orilla —soltó de repente.

Me sonrojé de golpe.

—¡Lo siento! Me dejé llevar...

Negué nerviosa.

—Gracias... eres la única, aparte de mi familia, que dice eso —susurré.

Así la conocí. Un ángel en medio de mi infierno personal. Desde entonces, empecé a pasar cada vez más tiempo con ella. A su lado, podía ser yo misma sin miedo a ser juzgada.

Hasta aquel día.

—¿Conocer a más personas? —pregunté con disgusto. ¿Por qué quería eso? Ella era suficiente para mí.

—Sí —dijo con una sonrisa y un leve sonrojo—. Quiero que te lleves bien con ellos.

No podía negarme. Si eso la hacía feliz... lo haría.

Eso es ser un buen amigo... ¿verdad?

—No es Warren Chae —dijo alguien—. Es su novia y sus amigos.

—¡Ya te dije que no soy su novia! —protestó Sally

—¡Y no somos sus amigos! —grité.

Genial. Apenas la conocíamos y ya nos metíamos en problemas.