𝚄𝚗𝚊 𝙻𝚕𝚎𝚐𝚊𝚍𝚊 𝙸𝚗𝚎𝚜𝚙𝚎𝚛𝚊𝚍𝚊「JiChen」

29.

3 años después...

Park Zhong Jiwon, nació un sábado del mes de noviembre. En el momento que estuvo en los brazos de sus padres abriendo sus manitas y cerrándolas, Chenle sabía que había valido la pena todo lo que habían pasado porqué ahora tenían una familia.

Durante esos tres años hubo llantos, días sin dormir bien, regaños, pero eso no equivalía a los momentos en los que miraba a las dos criaturas durmiendo junto a él, y que le llenaba el pecho de un sentimiento cálido. A los tiernos momentos en que Jisung llegaba de la nada y le decía lo precioso que era, o los largos besos por las noches.

Jiwon había sacado los ojos del castaño, algo que Jisung había adorado, pero los adorables hoyuelos, y la nariz eran igual a Park. La niña se parecía más a Jisung que a Chenle, y eso no le molestaba al castaño ya que la pequeña claramente había sacado su forma de ser. Siempre se enojaba por todo.

Cuando Jiwon cumplió su primer año, el coreano propuso que se mudaran a una casa más grande con más habitaciones puesto que Jisung ya se había incorporado en la empresa de su padre. Así que a los pocos meses se mudaron a una casa con más habitaciones, con un gran patio trasero. Chenle había disfrutado pintar y planificar donde iría cada cosa.

El castaño estaba andando de un lado para otro sin descanso, puesto que era el cumpleaños de la pequeña Jiwon. Quería que todo saliera bien, pero estaba empezando a retractarse ya que estaba agotado de ir corriendo por todos lados.

Debió de haber escuchado al coreano y no hacer una gran fiesta porque su pequeña no lo recordaría cuando fuese más grande, pero el castaño de terco le insistió en la fiesta hasta que canso a Jisung, saliéndose con la suya.

Sonrió cuando miró de lejos como el menor batallaba en peinar a la pequeña. Le había dejado lo peor al coreano, ya que la pequeña berrinchuda no dejaba que le cepillaran el cabello. Si fuera por ella estaría de brujita todo el día, pero Jisung adoraba a esa pequeña diablilla, la consentida en todo... Todos sabían que Jisung amaba mucho a su pequeña hija.

Miró de reojo cuando alguien entró al patio encontrándose con Renjun y su pequeña hija en brazos de este.

—¡Feliz cumpleaños! —exclamó Renjun envolviéndola en un abrazo de oso hasta que la pequeña lo alejó.

—¡No quiero! —chilló Jiwon.

—¿Así que no quieres tu regalo? —preguntó mostrando una bolsa de regalo. Jiwon se puso de puntitas alzando los brazos para poder alcanzar su obsequio.

—¡Tío! —hizo un puchero jalando la camisa del mayor. Chenle negó. Sabía las tácticas de su pequeña para conseguir las cosas, lo sabía porque siempre pasaba con Jisung en cambio él no caía en esos pucheros y tiernas caras.

—Me dijo tío... —Renjun se llevó una mano al pecho para luego darle el regalo a la pequeña Jiwon. —Creo que no puedo negarme a ese puchero —dijo divertido para caminar hacía la mesa de postres donde se encontraba Chenle para ayudarlo a acomodar los postres en la mesa.

—Sí, esa niña consigue todo con ese puchero —negó con una sonrisa. —Jisung le concede todos sus caprichos...

—¡Oh, no hables, porque a ti igual te los cumple! —bromeó. Aunque era cierto, lo había visto. Chenle y Jiwon eran todo para Jisung.

—Jisung, me adora —sonrió terminando de acomodar todos los cupcakes. —Renjun.

—¿Sí?

—Sabes... —habló dudando si decirle o no. —Tal vez Jeno venga hoy... Bueno, estoy seguro de que vendrá hoy por el cumple de Jiwon.

—¿De verdad? —preguntó el mayor. Intentando que no se notara la emoción en su voz. Y es que desde hace dos años dejó de comunicarse con el Lee, había pensado que era lo mejor para los dos. —Me alegra que Jiwon lo conozca, ya era hora.