Todo en la vida de Oikawa Tooru parecía perfecto y brillante, pero la verdad es que resultaba ser todo lo contrario.
Se sentía sólo...
No podía confiar en nadie más que en sus compañeros de equipo y en su mejor amigo, Iwaizumi Hajime.
Sin embargo, sentado en el karaoke al que había sido arrastrado tras una práctica, por algunas de sus fans, se sentía terriblemente cansado y aburrido.
Esa máscara de joven principesco y amigable se estaba volviendo a cada minuto que pasaba, la más pesada de las cargas.
Y tras esa primera media hora, estaba completamente tentado a levantarse y a largarse lo más rápido posible de allí.
Pero, la rubia pechugona completamente maquillada que se había sentado a su lado, le tenía bien agarrado por uno de sus brazos, lo cual le dificultaba enormemente la huída...
No es que a Oikawa no le atrajeran las mujeres, creedme que no se trataba de nada de eso.
Era el mero hecho de que todas y cada una de las estudiantes parecían copias unas de otras, quizás no físicamente pero...
Hablaban igual, se comportaban igual e incluso trataban de llamar su atención de formas tan similares, que el castaño creía que la palabra creatividad, debía de haber sido borrada de un plumazo del diccionario por una mente vil, que trataba de condenarle al aburrimiento eterno.
No había diversidad, el juego de 'la caza' ya no le resultaba para nada atractivo. Y menos aún, después de comprobar que sus primeras experiencias, carecían prácticamente de diferencias entre ellas.
Suspiró abatido, contando los minutos que pasaban mientras se terminaba con desgana su refresco. Y al posar el vaso, encontró algo con lo que distraerse aunque sólo fuera durante un rato.
Era una de esas revistas, que tan de moda se habían puesto entre los adolescentes. Ya que abarcaba un gran abanico de temas de interés entre los estudiantes de hoy en día.
Ojeó las páginas con fingida curiosidad, y observó sin detenerse, los titulares de los artículos y algunas de las imágenes más llamativas que los adornaban.
Pero como era de esperar, paró en seco nada más toparse con un amplio suplemento sobre deportes. En el que rápidamente se dispuso a leer los recopilatorios sobre volleyball.
Al parecer, la revista también contaba con una página web, donde cualquiera que quisiera, podía contribuir con su punto de vista, mediante cartas o con cualquier cosa que al participante le apeteciese. Y después, los editores, si lo consideraban oportuno, o no encontraban con que rellenar los huecos de tanta página, publicaban algunas de las aportaciones.
Leyó ensimismado el artículo que cubría con esmero, todo lo ocurrido en los campeonatos de volleyball entre prefecturas el año anterior. Y sin ser consciente de ello, había reído a carcajadas con algunas de las puntualizaciones y comentarios hechos por el autor.
Se había percatado de como las miradas de las chicas le estudiaban con ahínco, como preparadas, móvil en mano, para inmortalizar cualquier otro arrebato que estuviera a punto de darle al tan deseado 'príncipe'
Pero, simplemente las omitió, fingiendo no haberse dado cuenta. Y continuó así, enfrascado con su lectura.
Nada más terminar, continuó ojeando con desinterés la revista, puesto que ningún otro artículo le había hecho tanta gracia.
O al menos eso creía, hasta llegar a la sección de 'Conecta' . Que estaba dedicada a publicar anuncios de gente dispuesta a cartearse con otras personas. Todo esto le resultaba absurdo, ya que teniendo teléfono móvil e Internet, creía que ya nadie estaría dispuesto a usar ese método obsoleto.
Sin embargo, cuando estaba apunto de cerrar la revista entre sus manos, sus grandes ojos castaños se posaron sobre el nombre de uno de los excasos anunciantes. Que se había publicitado en la sección de correspondencia por carta.
Y como le resultaba familiar a la vez que inusual, volvió a recorrer de nuevo la revista de arriba abajo. En busca de ese tal SirBananae, que tanto le sonaba.
Pronto obtuvo la ansiada respuesta que con tanto empeño buscaba, pues resultó ser el autor del extenso artículo con el que había reído minutos antes.
Como si fuera cosa del destino, ese tal SirBananae había logrado sorprenderle no una, si no dos veces... Por lo que, con una sonrisa traviesa, que sin quererlo había causado algún que otro desmayo ocasional entre las jóvenes de la sala, sacó el móvil del bolsillo de su pantalón, y anotó la dirección de quien, esperaba que lograse ayudarle a matar su aburrimiento durante los próximos meses...
Y ajena a todo lo que estaba por ocurrir, SirBananae, se encontraba tirada en su mullida cama completamente aburrida, escuchando música.
"¡COME AND SAAAAAAAAAAVE MEEEEEEEEEE EEeeeeeEEEEEeee!" Canturreé a pleno pulmón en uno de mis absurdos y habituales arrebatos.
"HANAE! ¡No aulles tanto que te oímos desde aquí abajo! ¡Y hasta Ragnar te ha empezado a hacer los coros!" Me gritó mi madre desde el piso de abajo. Y si, después de ésto, me siento con la necesidad de aclarar que Ragnar es mi adorable cachorro de Husky, y que ambos formamos maravillosos duetos... Pero claro, no todos los oídos son tan refinados como los nuestros, como para saber apreciar nuestro gran talento...
Reí para mis adentros, para poco después sumirme de nuevo en el estado de desgana, que parecía retenerme presa el día de hoy.
Hacía tan sólo unos días que había comenzado el nuevo curso, y no es que hubiera mucho que hacer...
Y dado que soy muy mala en cuanto a la comunicación y socializacion se refiere, no suelo hacer amigos con facilidad... ¡Vale, dejémoslo en que no tengo amigos!
No es que le diera mucha importancia a ese tipo de cosas, ya que normalmente me bastaba con Ragnar para entretenerme... Pero ansiaba algo, y no tenía muy claro lo que.
Y el tema ya no sólo parecía preocuparme a mi, ya que mi hermano solía intentar presentarme a sus amigos y compañeros cada vez que se brindaba la oportunidad. Pero para su descontento, hasta el día de hoy había logrado escabullirme cual ninja...
Por lo que, harto de que sus técnicas no dieran resultado, había optado por tácticas más sutiles como: llamarme alegando que se había olvidado alguna cosa y que tenía que llevársela URGENTEMENTE, o que le esperase para ir juntos a casa...
Y he de decir, que casi caigo con ésta última, por que al haber comenzado la secundaria como novata de primer año, no estoy habituada a sus horarios.Asique se me olvida que tiene actividades del club y que al acabar el entrenamiento, tienen por costumbre comer algo juntos... Y él, sabiendo que soy un desastre en potencia y que me olvido de las cosas, le ha estado intentado sacar el máximo provecho, e intentar así pillarme desprevenida...
Por lo que para mi, éste nuevo curso me ha enseñado que, Sugawara Koushi es sinónimo de maldad en estado puro.
*Bzzzzzz*
"Oh-oh..." murmuré, temblando de puro nerviosismo, al comprobar que la llamada entrante que había interrumpido mi lista de reproducción, no era otro que el diablo en persona...
Por favor Kami-sama, ayúdame a sobrevivir a éste curso, y sobre todo, a sobrevivir a cualquiera de los malignos planes que se le puedan ocurrir a mi hermano, Sugawara Koushi.
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Cartas a un supuesto desconocido (Varios X Oc)
FanfictionDos desconocidos con vidas y problemas completamente opuestos, encuentran por casualidad un curioso anuncio en una revista adolescente. Ella con esperanza de encontrar a alguien similar con quien tratar de entablar una amistad, y él por aburrimiento...