5. No sólo los gatos odian el agua

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El trayecto hacia la secundaria estaba resultando muy agradable esa mañana, la temperatura era perfecta y el cielo estaba despejado.

Koushi y yo habíamos madrugado para asistir al entrenamiento matutino, que había ampliado su duración debido al entusiasmo por parte de Kageyama e Hinata.

Con un bostezo entré al gimnasio en busca de Kiyoko-san. Sin embargo no se encontraba en ningún lugar a la vista, por lo que comencé con las tareas de mánager por mi misma.

Ayudé a los chicos a colocar las redes y saqué a empujones un carro repleto de pelotas de volleyball. Pero se me estaba resistiendo, por lo que Daichi-san acudió a mi rescate.

"Bien, no hay tiempo que perder. Mañana es el partido contra Aoba Jousai. Asique tenemos que dar el cien por cien" Bramó el capitán a todo su equipo.

Los chicos corearon entusiasmados, excepto Tsukishima, demasiado molesto por todo el griterío.

Cogí la caja con las botellas vacías y salí a rellenarlas mientras el equipo discutía sus estrategias.

Estaba absorta con el relajante sonido del agua correr, tanto que no me percaté de que alguien había invadido mi espacio personal, hasta notar un peso en mi cabeza...

"Te has olvidado la mía mánager-chan"

Como si su voz me hubiera electrocutado de pies a cabeza, reaccioné dando un respingo.

Tsukishima tenía una mueca ladina por sonrisa y me miraba fijamente.

Le arrebaté la botella y la enjuagué.
Su mirada siguió todo el tiempo cada uno de mis movimientos. Lo cuál me hacía ser más consciente de mi misma, y me ponía nerviosa.

"Aquí tienes Tsukishima-kun" se la tendí sin siquiera mirarle.

"Eeeh.. es de mala educación no mirar a la cara de quien te habla"

Mis mejillas se encendieron automáticamente y dirigí mi mirada a mis pies, como si fueran lo más interesante del mundo.

"Estoy esperando mánager-chan" dijo poniendo su mano en mi barbilla en un intento de alzar mi cabeza.

Debía de estarle divirtiendo profundamente por que no me dejaba ir....

"¡Tsukishima bastardo! ¡Tú también tienes calentamiento!" Vociferó Kageyama, librándome así de mi prisión.

Tsukishima se retiró de mi espacio personal de mala gana y comenzó a caminar en dirección al gimnasio de nuevo.

"Oh... No sabía que el rey podía sufrir de ataques de celos..."murmuró cuando estuvo a la altura de Kageyama para que éste pudiera oírlo.

El moreno se sonrojó por completo y estalló en ira..

Tanta que al final acabaron los dos castigados por el capitán a correr 10 vueltas.

Después de eso el entrenamiento transcurrió como siempre.

Comenzaba a hacerse tarde y antes necesitaba ir a una librería a comprar recambios para mis cintas washi, con las que decoraba el diario donde pegaba todas las cartas de Mr.Okinawa, a la par que imprimía las fotografías que me enviaba para añadirlas también.

En ese pequeño cuaderno recopilaba pensamientos , bocetos, hojas decoradas y todo lo referente a mi nueva amistad por carta.

Me apresuré a cambiarme y decidí despedirme antes de todos. Hoy no habría nikuman para mí, sopesé para mis adentros.

La ciudad se había teñido de vivos colores, todas las luces estaban encendidas, y los llamativos escaparates no dejaban de asombrarme.

Entré en la tienda que solía frecuentar, y con suerte a esas horas no tenía mucha clientela.

Cartas a un supuesto desconocido (Varios X Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora