- ¿Y tú qué quieres, chico?
- Otro paquete de chicles de menta, por favor.
Esa voz era perfecta, y no pude evitar girarme. Era él. El chico rubio y con ojos color cielo del que me enamoré días antes, aunque solo lo había visto una vez durante poco más de un minuto.
- Y deme también unos Lacasitos, que hace tiempo que no los tomo- dijo sonriendo. Se había dado cuenta de que lo había mirado. Y tenía la sensación de que me reconoció, de que se acordaba de aquellos segundos en la playa.
- Y también quiero quedar con esta preciosa chica un día, y poder compartir con ella los Lacasitos- añadió, mirándome.
- Compartiría contigo todos los Lacasitos del mundo.
- ¿Quieres que demos un paseo?- me preguntó mientras pagaba.
- Es que tengo que ir a mi casa, a preparar mis cosas, que mañana voy a Sevilla. Pero, si quieres, te doy mi número y quedamos un día.
- Me encantaría.
Le di mi número, y me preguntó:
- Te acompaño a casa, ¿vale?
- Me encantaría.
Me acompañó, y sin duda consiguió que un simple camino desde un quiosco hasta mi casa, se convirtiera en un paseo, el paseo más romántico y perfecto de mi vida. Llegué a mi casa veinte minutos después, mucho más tarde de lo que habría llegado yendo yo sola. Y es que, cuando llegamos a la puerta de mi casa, seguimos hablando. Le habría dicho que entráramos, pero mi madre iba a llegar pronto, así que se lo expliqué. Me dijo que esparaba quedar conmigo pronto, que se lo había pasado genial el poco tiempo que había pasado conmigo, y que no podría pasar mucho sin hablarme.
Cuando entré en mi casa, empecé a pensar. No sabía si contárselo a mis amigas.
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¿Compartimos los Lacasitos?
RomanceEsta es la historia de María, una chica que busca al chico perfecto, algo que le cambiará la vida.