Capítulo 16: Luces y sirenas

723 26 4
                                    

What you know - two door cinema club

Sara

Sofocada, pongo la mano en su barbilla y la echo hacia atrás. Me mira a través de las gafas fijamente. Bajo la mirada y la dirijo a sus labios, que están rojos e hinchados.

- Esto no está bien, Scott.

- Sara, claro que está bien –dice rozando mi espalda con su tacto frío – deja de pensar tanto las cosas. Eso no va contigo.

- Lo cierto es que no pega absolutamente nada conmigo, pero aun así.... No sé. No soy capaz de ver ahora mismo que esto es lo justo.

Aprieto su mano una última vez y le dedico la mejor de mis sonrisas. Atravieso veloz el pasillo de la casa hasta llegar a la puerta y desaparezco por ella tan rápido como puedo.

¿Qué me está pasando?

Camino por la calle con paso ligero en dirección a la residencia. El sol se ha escondido ya completamente pero el calor sigue siendo muy poco soportable. Cuando por fin llego a la habitación cojo mi ordenador para poder expresarme de la mejor forma que sé, así que siempre accedo a mi blog y abro una nueva pestaña.

Y de golpe no sé qué decir. No sé qué está ocurriendo. No sé qué le pasa a mi cabeza.

Dejo a un lado el ordenador y me tumbo en cama. Respiro profundo intentando buscar tranquilidad, las respuestas las dejo para más tarde. Pero intentando huir de mis demonios me encuentro tumbada en la misma posición en la que me dejo hace un par de horas Luca, lo que quiere decir que su olor me está atacando sin darme tregua.

Se cuela por mi nariz llegando hasta mi cerebro. Me encanta ese olor. Huele a una mezcla de colonia fresca y maría. Huele a sus manos en mi cabeza evitando que deje de besarlo. Huele a tentación y huele a ganas.

¿Pero entonces por qué no me dejo llevar?

Vuelvo a coger el ordenador y cierro los ojos. Sara, siempre has dejado que las palabras salgan sin pedir permiso, hazlo una vez más. Sabes que siempre te ha funcionado el hablar contigo misma para solucionar los problemas. Vamos.

"¿Qué hacéis vosotros cuando no sabéis qué hacer? Porque esta sensación es totalmente nueva para mí. Cuándo por un lado tenéis un río contaminado en el que solo respira un pececillo, y por otro lado tenéis un río limpio donde hay una pequeña mancha...¿se os hace muy difícil elegir? No debería. El segundo río se puede acabar de limpiar con mucha más facilidad.

O incluso nos podríamos ir sin limpiar los ríos y ponernos a nadar en el mar, digo yo.

Pero se hace difícil. Es como si me encontrase a quilómetros del mar y estos dos ríos fuesen mis únicas salidas. Y es como si quisiera llenarme de mierda en el río contaminado para después limpiarme en el otro.

Y eso no puede ser.

Todos sabemos que los peces que nadan en ríos contaminados acaban muriendo. Hundidos. Solos. Tristes. Apagados. Pero los peces que viven en ríos limpios son un pez más en la historia. Y yo no quiero ser un pez más en la historia. Yo soy un pez histórico.

Creo que me estoy pasando con la metáfora de los ríos, ¿no? Espero que me hayáis entendido. Creo que por primera vez en mi vida no entiendo nada y de verdad que esta vez sí que espero que la S de siempre vuelva pronto. Os dejo."

Me levanto de la cama y me asomo de la ventana. Resoplo. No entiendo nada. Empiezo a fumar un pitillo cuando me encuentro a la sorpresa de la noche sentado fuera en un banco leyendo la noticia de la discordia:

Ropa por romper: ALASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora