Capítulo 30: Una vuelta a todas mis tuercas

755 27 13
                                    

Trouble Maker - Olly Murs

Sara

Lo miro mientras le da una calada a nuestro trocito de felicidad. Lo hace despacio, sin prisa, meditando cada movimiento. Está apoyado en la pared y tiene la mirada perdida en algún lugar del paisaje. Desde aquí no parece tan malo, tan orgulloso, tan soy mejor que tú y que nadie.

El día fuera de mi habitación sigue siendo una auténtica mierda, si se me permite la expresión. Las nubes cada vez son más negras y van a empezar a descargar muy pronto. Cuando llego a la altura de la ventana una ráfaga de viento me ataca sin avisar y yo abrazo mi cuerpo sujetando mis codos para combatirlo.

Cuando llego a junto Luca no tengo que quitarle nada de las manos ya que me lo ofrece él. Lo imito: lo cojo despacio, sin prisa, meditando cada movimiento. Soy consciente de que él no me está quitando el ojo de encima y sigo con mi pequeño juego, a sabiendas de que es la primera vez que estando con él llevo yo las riendas de la situación. Escucho su suspiro mientras mi mirada sigue estática en el horizonte.

- ¿Qué me has hecho, Sara? – me dice con una voz ronca que me desarma.

- O qué me has hecho tú, Luca. Es todo cuestión de perspectivas.

Nos quedamos durante un par de minutos así. Sé perfectamente que en el momento en el que lo mire me voy a volver a perder en la niebla de sus ojos y me niego, de verdad que me niego.

- ¿Cómo estás? – pregunta finalmente –. Ya sabes, después de lo de Scott, Beth y el retoño.

- Gracias por el tacto, la verdad...

- Perdona, perdona. No estoy acostumbrado a ser amable y mucho menos a preocuparme por nadie... que no sea yo.

Su última declaración me deja pensativa. Las palabras de Cosima se deslizan por las paredes de mi cerebro y van cayendo como una masa espesa que llena cada una de mis neuronas. Sacudo la cabeza para poder pensar con claridad y continúo cuando él me hace un gesto con la mano.

- Estoy... extraña. Soy capaz de perdonar casi todo, pero la mentira es algo que ataca a lo más profundo de mi alma. No lo soporto.

- Bueno, pero supongo que no sería la primera vez que te mienten, ¿no?

- No, claro que no. Pero siempre elijo muy bien con quién quiero estar y con quién no en base a la confianza que puedo tener con esa persona. Y confiaba de verdad en Scott.

- Pero no estabas enamorada.

- Por supuesto que no estaba enamorada. No puedes enamorarte en un mes.

- ¿No crees en el amor a primera vista?

- ¿No? ¿Segura? ¿Ni un poco?

- No. Rotundamente no.

- Interesante.

- ¿Por qué?

- Porque es raro, y para mí las cosas raras son interesantes.

- ¿Por eso eres interesante? – le digo con media sonrisa.

- Por eso lo eres tú.

El silencio se ha vuelto a hacer protagonista y yo no he podido evitar mirarle a los ojos. Tan grises, tan vivos, tan centelleantes. Invitan a preguntar, a investigar, a saber más. Invitan a quedarse mirando hacia ellos durante horas y horas sin cansarse. Sus ojos juegan conmigo y él sabe cómo ganar cada uno de los asaltos. Es irresistible y eso hago yo cada vez que estoy con él, intentar resistir. Y de repente vuelve la masa espesa entre nosotros.

Ropa por romper: ALASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora