Capítulo 2: Un largo viaje (parte 1)

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Soy...aun no recuerdo mi nombre, pero han pasado 30 días desde que mag me dejo, y el traje en el cual guardaba la información se quedó sin energía. Ahora que pude volver a grabar, será mejor que haga un reporte detallado de estos días.

Habían pasado un par de horas desde que aterrice en este planeta abandonado, pero algo me sorprendió. Pasando la montaña vi luces, y explosiones. Como no tenía lugar donde ir, me dirigí hacia allí.

En el camino me había encontrado con varios animales que no conocía, y se ve que nadie más tampoco. Un perro salvaje con mordida feroz, una especie de felino muy rápido, la cual no alcance a ver que apariencia tenia, además de poseer una agilidad digna de la especie.

Llegue al caer la noche a un pueblo que había sido quemado, pero no había nadie en él, y los cadáveres eran considerablemente pocos para la cantidad de viviendas que habían allí. Era un pueblo nativo, pero si poseían fundiciones y artesanías, eran civilizados. Algo gritaba dentro de una casa consumida e inestable. Sin pensarlo 2 veces, me decidí a entrar, y ahí estaba, una niña lastimada, oculta bajo una cama. Al verme se asustó, pero claramente temía mas al morir sola, pero acepto que la cargara hasta afuera.

+Que paso aquí? Donde están todos?

Escuchaba como se comunicaba conmigo, pero no entendía su dialecto, ni ella el mío, pero lo que hizo fue suficiente para helarme la sangre. Se tiró tierra en la cara y sostuvo na vara como si fuese un rifle, mientras miraba al Este.

+Escóndete. Rescatare a tus padres.

Le acaricie la cabeza y me dispuse a seguir, pero la niña quería venir conmigo. Intenté retenerla, pero siempre se quedaba quieta, y cuando dejaba de mirarla, me seguía, así que accedí a que viniera conmigo. No era una buena idea, pero no podía dejarla sola.

A mitad de la noche, escuche que algo gruñía. Desenfunde mi daga, solo para darme cuenta que ella tenía hambre, después de todo, no sabía hace cuanto no comía. Encendí una fogata, la subí un árbol y le dije

+Quédate aquí y cierra los ojos.

Me escondí entre los arbustos a esperar, y como si fuera instinto, un perro salvaje fue hacia la fogata. Empezó a olfatear el suelo, se percató de la niña e intentó trepar el árbol. La niña gritaba. Sabía que no podía seguir esperando pero encontré la oportunidad y lo aniquile clavando la daga en la columna. Murió casi instantáneamente. La mejor cena, y la primera, fue defendiéndola.

Luego de comer, le dio sueño. La subí al árbol y le deje para que durmiera mientras hacía guardia. Algo no me hacía sentir seguro, así que salí a explorar el área, y tuve razón. A 20 metros había una madriguera de esos perros, y junto a ella, el cuerpo de un Excalibur. Me acerque despacio y lo aleja de ahí para examinar el traje con más cuidado. El traje en si estaba dañado, pero me serviría para aguantar mejor el combate. El casco estaba perforado con claras marcas de dientes. Lo que tuvo que sufrir el pobre hasta que murió.

Le saque el traje, y al ponérmelo, note que las habilidades se controlaban desde el casco, a diferencia de los primeros trajes que se controlaban desde allí, y el casco solo daba cobertura.

Le di una sepultura adecuada, y regrese hacia el campamento.

Pasó una semana, y parecía que nunca encontraríamos a los pueblerinos, hasta que nos topamos con un sitio de excavación, y allí estaban, de esclavos.

+No te muevas, ya regreso.

Me infiltre al caer la noche, empecé a romper las cerraduras de las jaulas donde estaban prisioneros, pero algo salió mal. Luche cuanto pude, pero me dispararon por la espalda, y justo antes de que todo se pusiera oscuro, vi como los que había liberado, se levantaban en armas para salvarme.

No sé cuánto tiempo estuve inconsciente, pero al despertar, tenía a esa niña al lado de la cama donde yo estaba, estaba dormida. La pobre cuidó de mí todo el tiempo en que estaba inconsciente.

Me intente levantar, me dolía la herida, pero ella me retuvo, coloco su mano en mi pecho haciendo fuerza hacia abajo. No nos entendíamos, pero claramente quería que no me moviese. Me miro fijo y salió afuera.

Cuando regreso, había un anciano acompañándola.

-Me dijo que habías despertado, y que cuidaste de ella este tiempo. Gracias.

+Puedes entenderme?

-Sí, soy el escriba del pueblo. Me llamo Marcus, y tú? cómo te llamas?

+No lo sé...Marcus? No eres nativo.

-No, no lo soy.

+Bueno, dime, como fueron secuestrados?

-Hace varios días, un escuadrón Grinner vino para este pueblo, proclamando que se haría posesión de todo lo que estuviera aquí. Entonces apareció uno de los tuyos, que portaba el mismo traje que tenías tú cuando nos rescataste. Los mató a todos, pero un buscador consiguió huir hacia el monte, gritando que volvería, y el soldado que no salvo fue tras él, mas no supimos más nada. A la semana, llegaron cerca de 100 soldados y nos tomaron a todos por sorpresa, y por lo que me dijo Calehia, ese mismo día llegaste tú para rescatarla.

+Fue suerte

-O destino. Si hubiese guardado ese traje que portabas en vez de dejarlo tirado, ahora todos estaríamos muertos.

+Como si hubieses?

En ese momento, le dijo a Calehia que saliera afuera.

-Yo soy el dueño del traje Excalibur que encontraste.

+Pero, como? Por qué?

-Al llegar aquí luego de Librarme de las cadenas de Vor, me enamore de una nativa, y vi que la guerra no lo valía. Escondí el traje y me presente al pueblo como un viajero en busca de un hogar. Fueron años difíciles, pero me aceptaron al final, y me cacé. Todo iba bien, pero al ver al pueblo amenazado por lo que una vez perseguía, decidí regresar una vez más al campo, pero con una causa noble. Tenía dos opciones al final, abandonar el traje y todo lo que conlleva, o preservarlo y que descubrieran que casualmente, yo no estaba en el enfrentamiento entre Excalibur y los Grinners. Se ve que tome la mejor opción.

-No sé qué decir.

+No digas nada, seremos todos más felices así. Ten, el traje, y como el casco estaba irrecuperable, le pedí al herrero que lo fundiera e hiciera una malla con él. Cuando terminó, lo mande al sastre para que lo hiciera más estético. Mi pelea terminó, pero algo me dice que a ti te necesitan en otro lugar. A 10 kilómetros hacia el norte esta mi nave, dudo que funcione, pero podrás encontrar algo que te sea útil.

+Muchas gracias

-A ti, por salvar a mi hija.

Me tomó una semana y llegar hasta aquí, y encontrar una fuente de energía en el que alimentar el traje y un arma en el arsenal: una pistola Lex.

*Ruido de fondo*

+Que es todo eso?

Salgo afuera para ver que es, y distingo desde los arboles una nave aterrizando, y de él saliendo una persona en un traje blanco y dorado. No sé si es amigo o enemigo, pero mejor me pongo el traje y espero no tener que averiguar sus intenciones.

Warframe: Welcome HomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora