Capítulo 5: Brownie con sorpresa

895 57 40
                                    

Pasar un día entero en la playa es genial. Genialmente agotador, claro. Los amigos de Daniela eran un peligro público durante el día, por lo que era de esperar que la cosa empeorara por la noche.

Habían traído, para crear ambiente, unas antorchas que clavaron en la arena formando un semicírculo. Alguna de las chicas ―entre ellas Daniela y Coral―, estaban jugando todavía en el agua.

― Oye, Rob. En la mochila esa hay cosas para picar y beber, si quieres algo solo cógelo, ¿eh? No tienes que ir pidiendo permiso para todo. ―Con pintas de perro flauta, David era un chico muy majo, aunque un poco colgado.

Me explicaré. En el grupo de Daniela existían dos clases de personas; las que parecían vivir el momento, y las que realmente vivían el momento. Unas estaban de vacaciones, lo pasaban bien, pero al llegar a sus casas tenían estudios que atender, y responsabilidades. Los otros también tenían responsabilidades; como cuidar de la plantación de marihuana que tenían en la terraza de sus casas, por ejemplo. David era de los segundos. Eso sí, un tipo muy agradable que siempre veía el lado bueno de las cosas. Estar cinco minutos en su compañía conseguía que no encontraras ni un solo problema en tu vida.

― A veces le daría un tortazo para ver si despierta de su mundo de yupi en el que parece vivir siempre ―comentó Lorena mirando alejarse a David hacia el agua.

Lorena era la chica más alta que había visto en mi vida. Guapa, eso no podía negarlo, pero altísima. Muy morena y demasiado responsable. Aunque agradable también. Era la hermana mayor de David. Así que el comentario me resultó inspirador. ¿Sería algo así lo que debería decir yo de Coral? Ella también parecía vivir en los mundos de yupi, pensé mientras la veía expulsar agua salada por la boca como si fuera un delfín.

― Es feliz.

― De eso no cabe duda ―se rio―. Coral me contó que eres su medio hermano. ¿De parte de padre?

― La madre de... Mi madre murió cuando tenía ocho años. Entonces, me fui a vivir con mi padre biológico y la madre de Coral ―comenté rectificando al instante. Era extraño contar lo que sabía de Robin en primera persona. En realidad, era extraño contar lo que sabía de Robin, punto.

― Vaya... Supongo que no te acordarás mucho de ella.

― Claro que me acuerdo...

― ¿Trabajaba mucho? ―Lo pensé detenidamente. Lo cierto era que la madre de Robin había trabajado en horarios extraños para poder estar todo el tiempo que pudo con su hijo.

― ¿Por qué supones eso? ―pregunté alzando una ceja.

― Es que... Bueno. Lo siento, Rob. Es que has hablado de ella con tanta naturalidad. David y yo perdimos a nuestro padre cuando yo tenía cinco años, y todavía... me cuesta hablar de él ―apuntó―. Eres muy fuerte, ¿sabes? Los hermanos mayores debemos serlo.

Me había quedado blanco al escucharla, pero al parecer, Lorena había deducido por sí misma y solo me dio un pequeño golpecito en la espalda antes de alejarse. Por primera vez en todo el día, me había quedado solo acompañado de las toallas y las mochilas. Todos estaban divirtiéndose, y algunos bebían sus vasos de refresco acompañado de algo más que no era refresco. Era mi primer día allí. Estaba representando una farsa. Si con todos mis sentidos me costaba hacer mi papel, bebido no quería ni planteármelo.

No. En definitiva, beber en mi primera noche no era una opción. Y debería recordarle a Coral otro tanto. Teníamos que ser prudentes. Si no, alguien podría deducir que no era quien decía ser. Y si eso sucedía, a Coral se le terminarían las vacaciones, la familia de Robin no volvería a mirarme del mismo modo, Robin se metería en un buen lio y yo pasaría la peor vergüenza de toda mi historia.

"Cosas que debe saber un hermano"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora