Capítulo 11: Manchas de chocolate y algo más.

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¡He vueeeltoo! Sí, la sigo un poco. A ver si la termino y no os dejo a medias. Espero que os guste este capítulo. Creo que he estado inspirada, para variar un poco. ^^ ¡Disfrutad!

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Me he mantenido noches en vela por muchos motivos; fiestas, exámenes, colonias... Pero esta, sin duda alguna, ha sido la noche más larga que he pasado en mi vida.

Gracias a Daniella, Coral y yo no cruzamos ni una sola palabra más. Menos mal, porque no tenía la menor idea de que decir después de lo que había hecho. Sin duda había hecho un estupendo trabajo siguiendo mis consejos. No habría ido mejor de proponerme realmente liarme con la hermana de mi mejor amigo.

¡Soy genial!

El sol de esa mañana de verano no ayuda en absoluto. Otro día más de playa, amigos prestados y hermana de mejor y único amigo, futuro ex mejor y único amigo, por soportar. Y todavía faltaba más de una semana. Sin duda, un tiempo récord para fastidiar mi vida más de lo que ya está.

Antes de poder levantarme para dirigirme al cuarto de baño, el teléfono sonó con la melodía que asigné para casa. Si había algo que me apetecía menos que salir y ver la cara de Coral, con quien no quería enfrentarme todavía, era sin duda hablar con mi madre.

Con pesar, alargué la mano para coger el teléfono móvil.

― ¿Sí?

Mi madre acaba de levantarse. Lo noté por su voz apagada y ronca.

― ¿Te ha llamado alguien?

No hablo demasiado con mi madre por muchas razones. Que no esté nunca en casa por trabajo o compromisos era una de ellas, pero también estaba la evidente razón de que no conseguía entenderla.

― Tú, ahora mismo ―contesté rascándome la cabeza. Apoyé los pies al suelo, dispuesto a levantarme y buscar ropa para vestirme. Antes de salir de casa de los tíos de Coral me pasaría un agua por la cara e iría al baño, pero prefería vestirme ya. Una cosa menos que hacer luego.

― No bromees. ¿No te ha llamado nadie más?

Un pequeño sollozo me alarmó, despertándome de golpe. Quizás la voz ronca y apagada no era porque acabara de levantarse...

― ¿Qué pasa, mamá? ―el silencio que vino después logró asustarme de verdad.

Escuché un carraspeo al otro lado de la línea. Mi madre solo hacía eso cuando intentaba parecer fuerte cuando por dentro estaba descomponiéndose. La última vez que la vi hacerlo fue cuando mi padre se marchó y yo le pregunté dónde estaba. Entonces no reparé en ello, pero con el tiempo comprendí que la falta de voluntad de mi padre por mantener en pie el matrimonio había destrozado a mi madre.

― No cojas el teléfono si no conoces el número, ¿de acuerdo?

― ¿Qué ha pasado? ―pregunté de nuevo.

― No es importante. Es... ―la voz de mi madre se quebró por un instante―. Es una compañía estafa que intenta sacar dinero.

Sé que por mucho que insista en que me cuente la verdad, mi madre no va a hacerlo. Lo mismo sucedió cuando nos quedamos solos. Nunca me dijo la razón por la que se divorciaron. Fui yo quien lo dedujo cuando me di cuenta el tiempo que me quedaba solo en casa. Había culpado a mi madre por ello y se lo había echado en cara muchísimas veces. Robin me decía que hablara con ella, que no me alejara porque era lo único que tenía. Que algún día me daría cuenta de la suerte que tenía y lo lamentaría.

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⏰ Última actualización: Sep 23, 2019 ⏰

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