Púdrete

8 0 0
                                    

Narra Sophia:
Después de que el las golpeara supe que ya no me quedaban esperanzas de escaparme de la situación que sucedía. Pero no me rendí, lo rasguñé, le golpeé, lo mordí hasta que él me golpeo y quede inconsciente. Cuando desperté me encontré totalmente desnuda y supuse que había logrado lo que quería.
Pensé en el maldito momento en el que mi amiga me pidió que vaya en busca de un encendedor para sus malditos cigarrillos. Me sentía vacía, me faltaba el aire y deseaba en serio estar en casa. Comencé a llorar y a gritar porque ya no aguantaba más. Sólo quería morirme, porque sabía, y bien que lo sabía, que la vida aunque lograra salir de allí iba a ser un infierno. Todo gracias a él.
Sabía que no debía permitirme que él arruinara mi vida siendo tan joven. Que debía ser mucho mejor para demostrarme a mi misma que yo podía hacerlo. Pero simplemente ya no sentía ganas de vivir. Sólo quería llorar y matarlo, tenía tanto odio hacia él.
Emilia y su mamá despertaron y me abrazaron llorando, luego me volvieron a vestir y me secaron las lágrimas de mi cara.
Narra Emilia:
Después de consolarla comenzamos a planear el escape. Nuestra primera idea era cavar pero descubrimos que estábamos en un cuarto encerradas y había más de tres metros de tierra sobre nosotras. Demasiado peligroso y llevaría mucho tiempo del que no disponemos. Además, seríamos descubiertas fácilmente. Pero luego se nos ocurrió el plan perfecto.
Ya eran las 7 pm y el sol supuestamente ya se había escondido. Era hora de comenzar. Mi mamá agarro un invisible que tenía en su pelo y Sophia, que por una extraña razón sabía abrir puertas con invisibles, logró abrirla. Al salir nos dirigimos juntas a algunas habitaciones. En una con el techo azul y las paredes marrones encontramos un arma y alrededor diecisiete balas. Según lo que calculamos él desde las 5 pm hasta las 9pm trabajaba. Seguimos caminando hacia la última habitación no visitada pero al escuchar un ruido paramos. Alguien entraba.
En pánico decidimos escondernos. Pero cometimos el error de escondernos en cuartos separados y algo cada vez se acercaba más a mi, en un cuarto oscuro, en el cual había un olor insoportable, con todo apagado lo único que veía era la luz que salía de la puerta entornada. Y para mi horror, no era la única en el cuarto.
Al mirar detrás de mi, y ver lo que se encontraba atrás mío, sobre lo que me apoyaba pensando que era una pared, solté un grito al que rápidamente silencié. Eran nada más y nada menos que pilas de cuerpos en bolsas transparentes llenas de hielo. Desesperada comencé a mirarlos, todos eran de mujeres, todas menores de 25 aprox. algunas eran niñas.
Gracias a la poca luz que me daba la puerta entornada pude llegar a visualizar un cartel que decía: "Para llevar al laboratorio y cortar". No pude aguantar el llanto y la desesperación, el olor se volvió aún peor y comencé a vomitar. Eso era lo que nos esperaba a las tres. Y sentí el dolor de todas ellas que nunca les fue permitido despedirse como hubieran querido. A esas pobres chicas que tenían sueños, y esperanzas y él les quitó todo eso. Les quitó su vida. Su juventud.
Ahí decidí que debía matarlo. Para vengarlas, para vengarme, para que la policía encuentre sus cuerpos y sus familias se puedan despedir.
Cargué el arma y decidí salir. Caminé hacia un costado y escuchó un grito, pero también una respiración detrás de mí. Me di vuelta y lo vi. Sonreía cínicamente.
-¿A dónde crees que vas gatita?
Me paralicé y rápidamente le apunté
-Oh, ¿la gatita saca sus garras eh? No te animarías, eres una mujer, no eres para eso.
-¿Quién te crees para decir eso? ¿Crees que no me animaría? Pruébame.
-Sólo los hombres saben matar. No tienes la fuerza para esconder mi cuerpo.
-No es cierto. Y tú no eres hombre, eres una mierda.
- ¡YO SOY TODO UN HOMBRE! - Dice agarrándome del cuello. - Aquí abajo tengo algo que lo demuestra. ¿Quieres verlo? Tu amiguita ya lo conoció muy bien.
-No, y sigo creyendo que eres solo una mierda.- Digo, mientras él me agarraba del cuello.
-Me has obligado a enseñarte. Agáchate gatita, que tú lo pediste- Dice, mientras se desabrocha el pantalón.
Entran Sophia y mi mamá y se quedan paralizadas por un momento
-Púdrete- Le digo mientras que realizo una maniobra y le disparo en su entrepierna.
Él grita del olor y se cae. Le dispare dos veces más en su pecho mientras lloraba. Me tranquilicé.
-Vámonos de aquí- Les dije mientras mi mamá y Sophia me miraban sorprendidas.
-Lo hicimos, ¡LO HICIMOS!- Dijo mi mamá mientras nos abrazaba a mi y a Sophia.
Tiempo después ya estábamos en la policía, esperando a que nuestra familia viniera. Después de eso debíamos dirigirnos al hospital para verificar si estábamos bien y para que la nutricionista nos de la dieta recompensadora para recuperar los nutrientes perdidos allí.
No puedo explicar como me sentí cuando volví a ver a mi papá y a mis hermanos. Fue un momento de pura alegría y emoción. Ya éramos una familia unida de vuelta. Y nada ni nadie nos volvería a separar.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 27, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

EmiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora