Colores

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¿Sabes lo difícil que es vivir con una insensibilidad congénita al dolor con anhidrosis o mejor conocida como "la-Puta-Enfermedad-que-Justifica-la-Sobreprotección-de-tu-Madreitis aguda"?

Si... Acertaste... No puedo sentir dolor ni temperaturas extremas lo cual me hace propensa a accidentes... Es algo duro (y demasiado difícil y frustrante) tener que estar constantemente bajo la vigilancia de una persona para que por accidente no te cortes con las tijeras o que se te vaya a olvidar ponerte una chamarra en medio del frío invernal... Si... Me suele pasar y mucho....

Demasiado peso para una joven con 16 años que le gusta vivir libremente, que le gustan las cosas peligrosas y tomar café moka con sus amigas en un centro comercial. ¿No? Pero... ¿Sabes algo? Es justamente ahi donde inicio esta historia. Bajo la mirada infatigable de mi madre y las risas de mis amigas, me encontraba en un banco a fuera de una simple cafetería donde vendían el café más caliente de la ciudad y peligroso para mi condición de enferma de insensibilidad congénita al dolor con anhidrosis.

Después de unos minutos (que me parecieron mas bien horas) reflexionando acerca de porque seguía pidiendo el mismo café después de varias quemaduras en la lengua y tratar de agarrar el vaso lo primero que pensé fue "¿A dónde rayos se fue mi café?", lo segundo que pensé fue "¿Qué demonios hace un tipo en mi falda?" y le propine un buen empujón. No es que haya pensado en que me podría estar tratando de hacer cosas indecentes más bien fue un acto reflejo.

-Perdón, en serio perdón. Ando perdido y no las puedo ver.-dijo levantándose inmediatamente después del golpe.

Tenia su playera gris manchada de café y parte de sus pescadores. Era guapo, pero lo que llamaba la atención de el no era su atractivo físico, eran unos lentes negros que traía. Supongo que mi mamá no entendió la situación cuando vio los lentes pues grito: "¡Estás ciego o qué!"

Ese... Fue el inicio de como conocí ese sentimiento que doblega voluntades, hace perder la razón y que mi cuerpo se negaba a sentirlo.

El Dolor. . . .

(Insertar acontecimientos o parte de la historia aquí) ...

-¿Qué se siente no sentir dolor?-me preguntó acariciando agarrando mis cabellos y tomándolos entre sus dedos. Cuando estaba el cerca sentía cada parte de mi ser viva, como si no estuviera enferma, como si mi mente no tuviera ese defecto que la hacía ser diferente, la oveja negra. La rechazada... Solo una muñeca...

-Se siente raro, cuando debo sentirlo simplemente se que algo no esta ahí. Es como si mi cuerpo se bloqueará y lo sustituyera todo por colores que me distraen de ese sentimiento.-le respondí. El trato de mirarme, yo lo mire.

Me abrazo y sentí su respiración y trate de seguirla.

Sentía su miedo constante, la oscuridad que se presentaba para recordandole su miedo a ella misma.

-Tranquilo, estoy aquí. Estaré siempre ahí.-le dije.

-Es algo arriesgado de cumplir, siquiera... ¿Sabes lo que estás diciendo?-me dijo.

-Si, se lo que digo y por eso lo digo. Aceptaré ese riesgo.-esas fueron las últimas palabras que logró escuchar de mí.

Cuando desperté se me hizo raro no sentir su respiración, ni su calor. Algo... Algo no... No estaba bien.

Me paré y lo sacudí pero el no respondía.

Tenía una cara de descanso y a la vez de felicidad.

Parecía que había logrado superar su miedo a la oscuridad eterna que tenía que vivir, pero entendí que no podría descubrir que significaba vivir sin ella.

El Dolor esta vez era de un tipo diferente el cual mi cuerpo no estaba entrenado para poder rechazarlo.

Era un sentimiento diferente al que estaba acostumbrada, era como si mi garganta empezara a deshacerse lentamente, que mi corazón fuera atravesado lentamente por varias espadas y que mi voluntad flaqueara para dejar sentir todo ese dolor que no pude haber sentido en años.

Los colores no acudían a salvarme de eso y rápidamente estuve envuelta de dolores infinitos que pugnaban por salir en un grito lleno de...
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