..y las cadenas se volvieron las únicas amigas con las cuales podía conversar. Pero mi mente trataba de seguir en pie y podía recordar que soy quién realmente era.
La posición incómoda en la que me hallaba, además de que mi circulación no pudiera circular bien, no lograba conciliar el sueño y era por eso que el tiempo en ese cuarto blanco me parecía eterno. Bien había reflexionado que la medida del tiempo era algo creado por el ser humano para poder sentirse más a gusto al tener la sensación de entender el tiempo cuando realmente no habíamos logrado entender ni si quiera su milésima parte en todo este tiempo que llevábamos de existencia.
Habíamos logrado crear muchas preguntas y resuelto muy pocas.
¿Quiénes somos?
¿De dónde viene el Universo?
¿A dónde irá?
¿De qué está compuesta la materia existente?
¿Qué existe dentro de nosotros además de los órganos?
¿Qué le dio ese chispazo vital a nuestro cerebro para funcionar?
¿Cómo nació la Vida?
El tubo de alimentación me distrae de mis pensamientos para que la persona o personas que me mantienen dentro de este cuarto blanco logren alargar mi existencia. Mi maldita existencia. Casi no sentía las manos y los dedos de los pies, el frío del lugar me los mantenía entumecidos pero también eran las cadenas que no permitían el flujo de sangre.
Sentía que no podía más con eso, que lo que ellos quisieran hacer conmigo realmente no importaba mientras pudiera comer algo sólido y correr de nuevo.
"¿Te imaginas una deliciosa hamburguesa? ¿Una jugosa manzana? ¿Un caliente café?" empezó a decir una voz de mi cabeza.
-Cállate.- le dije.- tu no existes, eres un producto de mi mente.
"Pero, ¿qué es la mente?" dijo con tono burlesco.
Me quedé reflexionando un largo momento y posiblemente largos días, pero era imposible medir el tiempo en ese lugar pues creía que la comida me la daban en periodos irregulares y yo podía hacer del baño cuando quisiera. Me quedé reflexionando acerca de ello hasta que escuche unos pasos venir enfrente de mí.
Eran unas personas normales y corrientes a excepción de las jeringas que traían en su mano. Me sentí confuso pues en un momento absurdo no supe para que las necesitaran ellos. Fue hasta cuando prepararon su brazo para recibir un poco de esa dosis que parecía prometerte llevarte a lugares maravillosos cuando caí en la cuenta que era esa droga que hasta hace poco había probado. La Miranda. Esa droga era tan potente y tan adictiva que me había sorprendido un poco no tener el síndrome de abstinencia por su falta de consumo. Después de un rato de observarlos ser felices y conversar entre ellos mi cuerpo empezó a temblar y yo a sentir una gran ansiedad. Debía tomarla de nuevo, debía sentir de nuevo esa sensación en mi cuerpo. Debería...
Todo se tornó confuso y negro a mí alrededor. Durante unos momentos puede soñar, soñé en que veía el mar y en como El me llamaba.
Despierta.
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40 historias sin fin
ContoLa mente humana se compone de diversas partes y cada una de ellas es un planeta en medio del cosmos mental. Es por ellos que la creatividad y el talento es algo innato en el ser humano. Solo es necesario buscar más allá de nuestra estrella. En ciert...