Serás mía. (RyoxRika Digimon Tamers).

Despertar.

NARRADOR: RIKA

Me desperté algo aturdida en la cama de un hospital.

- Oh no, otra vez no... - pensé, mientras miraba a todos lados. Al parecer mis compañeros de habitación también habían despertado. A mi izquierda estaba Ryo, con la cabeza y un brazo vendados, y por lo que pude ver, muy nervioso. Y frente a mi había una chica rubia que acariciaba su cuello, en el que tenia un collarín, mientras hablaba con Ryo.
-¿Alice? ¿Y tu qué haces aquí? - pregunté. Me noté la lengua seca y la voz ronca.
- ¿Que qué hago aquí, pedazo de animal? - me dijo ella, gritando - Tu fuiste la que chocaste contra mi coche, ¡pedazo de loca!
- ¿Loca yo? ¡Que te cuente él por culpa de quien nos chocamos! - grité mientras miraba a Ryo, quizá buscando algún tipo de ayuda.
- Vamos, vamos - nos decía Ryo con voz calmada - No fue culpa de nadie, solo un accidente de nada, chocamos sin querer contra Alice...
- ¡Y tu no la defiendas! - de pronto me vi levantada, y empece a tirarles a diestro y siniestro todos los utensilios que encontré y estaban a mi alcance.
- ¡Estas enferma! - me gritaba Alice mientras se protegía de mis ataques. Creo que cada vez estábamos alzando más la voz.
- ¿Enferma yo? - tras decir eso, me descontrole. Me descontrole de tal forma, que cuando me quise dar cuenta tenía a Ryo intentando agarrarme por detrás mientras yo agarraba a la rubia por el pelo.

Al oír el jaleo, entraron unos cuantos enfermeros. Creo que me sedaron, y al día siguiente amanecí en la misma cama de hospital. Pero con una diferencia, esta vez estaba a solas con Ryo.

- ¿Estás mejor, princesa ? - me preguntó mientras me miraba y sonreía
- Y tu, ¿como llevas lo del mono ? - respondí bruscamente. No quería hablar con el después de lo de ayer.
- Que bruta eres cuando quieres... - Ryo empezó a reír al acabar esa frase.
-Pues no se que te hace tanta gracia, ambos estamos en una cama de hospital y ...¡Mi coche!- exclamé de repente - ¡Por tu culpa hemos estrellado mi coche!
- No princesa, no. Tu has estrellado el coche, yo no conducía - dijo Ryo riendo aún más.
- No sabes cuanto te odio - cerré los ojos.
- Pues yo creo que me voy - dijo Ryo mirando su reloj
- Ya claro, y que más. ¿Cómo te vas a ir sin que nos den el alta, idiota?
- Dentro de media hora lo harán – dijo, acto seguido me guiño un ojo.

Así que decidí levantarme e irme yo también. Sobre todo antes de que vinieran los médicos a decirme lo delgada que estaba, y que me volvieran a ingresar.
Ambos nos metimos en el ascensor, el cual se paró unos segundos después de entrar.

- Muy bien, esto era lo que nos faltaba – dije, más nerviosa de lo que aparentaba.
- Mierda...- susurró Ryo dándole a todos los botones como un loco - Cuando más prisa tengo...
- ¿Y si llamamos a Henry? Quizá el pueda ayudarnos... - dije, pero antes de que Ryo pudiera contestarme ya estaba marcando su numero.
- ¿Diga? - respondió Henry. Su voz parecía cansada. En ese momento me reconforto tanto oír su voz.
- Hemos tenido un pequeño problema. ¿Estás en el hospital?
- Si, ¿que ha pasado? - preguntó asustado.
- Nada - intenté calmarlo - El ascensor ha decidido pararse en el momento mas oportuno...
- ¿El ascensor? - Henry empezó a reírse - ¿No sabéis leer? En el cartel ponía que estaba estropeado.

Le colgué de golpe. Nunca me había sentido tan estúpida. Me senté, y vi que Ryo hacia lo mismo.
Mierda. Otra vez estaba sintiendo la sensación de aquella noche. Intente relajarme por todos los medios posibles, pero no podía con aquellos ojos azules mirándome.

- ¿Tienes frío ? - me preguntó, sacándome de mis pensamientos. Creo que se había dado cuenta de que estaba temblando.
- No, estoy bien - pero ya era tarde. Se había quitado la chaqueta, quedándose en manga corta, y me la había lanzado -¡Que no la quiero!
-La vas a necesitar mas que yo - dijo el mirándose los brazos

Me puse la chaqueta a regañadientes, más por mi que por el . Al instante sentí un inmenso calor, calor y su perfume.
Inspiré profundamente hasta sentir su olor dentro de mi. El me miraba sonriendo, y yo me sonroje por momentos.