Capítulo 2.

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—¡Vamos, Dinah! ¡Solo te pido que me acompañes un momento!— Suplicaba la morena a la vez que tomó lugar en el casillero contiguo donde se encontraba su alta amiga.

Le arrancaría la cabeza si decía que no, cualquiera podría deducir aquello en sus ojos. La rubia se trataba de una persona difícil como el infierno, tanto que la morena ni lograba imaginarse aquel que seria capaz de aguantar tan áspero carácter.

—Si se pone aburrido nos iremos a casa. Lo prometo, Cheechee.— Llevaba toda la semana rogándole solo para que accediera a acompañarla a la fiesta de su nuevo amigo, Shawn. Claro que ella podría ir sola si el muchacho no le hubiera implicado llevarla nada más para que su primo de Inglaterra no estuviera solo aquella noche.

Según tenía entendido su nombre era Dela, o algo parecido. 

—Sabes que mañana empiezan las prácticas, Mila. Tengo que organizarlo todo.— Aportó ya con cansancio. Después de todo no era muy alentador reconsiderar todo lo que hizo los últimos tres días, sin una gota de descanso.

Primero estaba aquel viaje que con tan solo recordar dicho término su cuerpo se estremecía y, después de todo quien no lo haría: Un día entero donde lo único que se puede recordar son autopistas, autos y el odioso asiento del deportivo estrujándole el trasero.

Por otro lado estaba el equipaje que parecía nunca acabarse, mientras desalojaban el auto los bolsos y maletas parecían haberse clonado.

Y por si fuera poco, habían asimilado la idea de que las clases en su universidad comenzaban dos días después de su llegada a la ciudad, eso no fue muy alentador teniendo en cuenta que debían dar comienzo en una semana más, según Camila.

En todo caso Dinah tomó nota mental de nunca permitirse dejar a Camila a cargo de los horarios y esas cosas, prefirió no imaginarse que habría podido pasar si no revisaba sus correos junto con la matrícula de inscripciones que les envió a cada una él campus.

—¿Viste las cajas que hay en mi habitación?— Pregunto seguido de un suspiro, organizando los libros en su casillero.

La castaña asintió dudosa, sin saber a donde llegaría con eso

>>Pues imagínate que no las veras mañana porque eso planeo hacerlo hoy mientras tú te vas de fiesta con el estup..— se cortó a mitad de aquello, después de todo no era muy difícil deducir la frase a medio acabar— con tu estupendo novio, Mila.

Por alguna razón, que la propia morena desconocía, a la rubia parecía no agradarle el chico. ¡Pero que cosas! no han cruzado si quiera una palabra y con tan solo mencionarlo se podía mostrar la irritación en sus gestos, la castaña solo tenía la esperanza de que entablaran por fin una grata conversación; tal vez y solo tal ve y así se conocerían ambos, el chico hasta podría tener la oportunidad de agradarle a la malhumorada rubia.

Camilla sabia que se dejaba llevar por las ramas, así que reaccionando le respondió:

—No es mi novio, que cosas dices. Solo lo puedo ver como mi hermano.

—Entones deberías ver como parece estar salivando por ti cada que estas cerca, prefiero tener a beethoven en una fiesta que al baboso ese y, ten en cuenta que los perros no son mi cosa favorita en el mundo.

Eso fue tan amoroso. 

—Bien, déjalo ahí.—apuntó.

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