—Al parecer Camila logró convencer a la rubia y parecía algo sorprendida pero igual nos ayudó a llevarte —iba contando la ojiverde a su amiga mientras conducía con dirección al campus en el auto de Normani- La pobre ha tenido que echarse casi todo tu cuerpo encima, parecías un bulto de algo.
— Y acaso tú no podías llevarme ¿eh?—-reclamó Normani.— No puedes ir por ahí dejándome en la manos de completos extraños, Lauren. —acusó fingiendo estar ofendida.
Casi parecía enfadada, casi. Pero a fin de cuentas, enfadarse no iba con su personalidad.
— Y hablando de manos, Mani, parecías demasiado fascinada con las suyas. Y pues no he querido interrumpir la entretenida plática que creo tuvieron acerca de sus largos, perfectos y enloquecedores dedos, según tú.
Normani la miró con sorpresa. La morena estaba consciente de cuantas barbaridades y locuras lograba hacer estando ebria y no es como si le importara de todos modos.
La cosa es que sin siquiera haberlo notado sus mejillas ardían sin su consentimiento y aquello era algo que Normani no podía permitirse.
¡Escasamente conocía la palabra vergüenza!
Si en cualquier parte del mundo la misericordia existía, rezaba a ella para nunca encontrarse a la chica rubia.
Con solo imaginarse estar frente a ella sentía un malestar extraño que se paseaba por su estómago.
Seguro era vergüenza. Seguro que si.
— ¿Me estas escuchando? —Habló la otra chica mandando lejos los pensamientos de Normani.
— No.
Lauren gruñó con frustración para después decirlo de nuevo.
— Camila me ha dicho que la rubia estudia fotografía así que puede que te la cruces a menudo y seguir con su fascinante charla. —comentó riendo.
— Cállate —gruñó Normani.
Lauren siguió riendo un momento hasta que se dio cuenta del mal humor de la morena y se obligo a cortar su risa.
— Vamos al parque y luego al campus —Normani asintió estando de acuerdo— Así te sigo contando sobre Camila y la rubia.
Camila. Camila. Camila.
¿Por que sabia su nombre y él de la rubia no? Que aguafiestas. Se dijo Normani para sus adentros.
Desde la madrugada parecía haber estado paranoica o alucinando cosas. Con todo el alcohol que consumió, según Lauren, creía estar ebria todavía.
En primer lugar no podía sacarse de la cabeza a la ya bautizada por Lauren con el mote de "la rubia".
Apenas y la recordaba.
Y pues eso no ayuda mucho si lo único que recuerdas es a una chica tan despampanante e impresionante como la mismísima Beyoncé. ¡Normani jamás en su vida comparó a alguien con su Beyoncé!
Joder. Lo que hace él alcohol. Pensó derrotada.
Luego estaba la tal Camila. Creía saber hasta su tipo de sangre ahora.
En él momento en que Lauren empezó a relatarle todo lo que había pasado la noche anterior le pareció escucharla dando mas detalles de lo necesario sobre esa chica Camila. Y no es que estuviera celosa, claro que no, Sólo que Lauren no hablaba normalmente con un brillo en los ojos y esa sonrisita estúpida en la cara cuando se refería a cualquiera de sus conquistas y menos suspirando y mirando a algún punto vacío como una idiota sin dejar de sonreír.
Eso ponía de algún modo nerviosa o inquieta a la morena.
Esa mañana en lugar de quedarse en casa sola y, con una Lauren idiotizada gracias a "la chica de sus más locas fantasías" dando vueltas por todo él apartamento y murmurando incoherencias que solo ella se entendía, había decidido salir a refrescarse un poco y dar uno que otro paseo por allí o en el parque cercano al campus.
Sin pensarlo mas se había dedicado a ello, vistió una remera celeste, que había dejado de usar hace tiempo, simplemente creía que chocaba con su personalidad pero eso no le importó hoy así que complemento su vestuario con unos jeans gastados y rotos a la rodilla más sus inextinguibles converse grises.
Una vez lista, fue a avisarle a Lauren que saldría y al parecer la ojiverde regresó de su viaje a la luna decidiendo acompañarla.
Y allí estaban, haciendo una parada antes de dar señales de vida a la facultad.
Por muchos lujos que pudieran mandarse, faltar a la universidad y lograr graduarse de la nada no era algo que pudieran permitirse.
Normani tenia una carrera de modelaje que no podia abandonar y Lauren debía seguir con la medicina. Era lo correcto.
Volviendo a su cómica realidad, siguieron su trayecto al tan preciado lugar para ellas, compraron algunas donas junto con alguna bebida caliente debido a la brisa helada que se daba paso entre las calles de Miami; y con cero cafeína ya que ninguna gustaba del café.
Tomaron asiento en alguna de las tantas bancas que se encontraban por él lugar con su bebida y donas en mano.
Mientras ambas miraban al horizonte, Normani dejo que una sonrisa suave tirara de sus labios mientras sentía como el viento chocaba de un modo agradable contra sus delicados rasgos.
Le llenaba él cuerpo de regocijo estar allí disfrutando de sus últimos minutos antes de volver a su mundo.
Aquello de ir al parque, comprar la misma bebida y las mismas donas era ya un ritual para ambas chicas, y para Ally.
— Extraño a nuestra monja —dijo Lauren rompiendo el silencio tan cómodo en él que se encontraban, mirando hacia él cielo con expresión neutra.
— Ya verás que pronto estará con nosotras de nuevo, Lo —dijo Normani de manera delicada.
— Debimos ir con ella en lugar de estar perdiendo él tiempo aquí. —protestó la ojiverde de manera fría y dura.
Solo conseguía sentirse impotente recordándose a si misma no poder estar con alguien a quien amaba en aquellos momentos, Ally de seguro estuviese pasándola horrible en esos momentos.
— Por eso volveremos al campus, no sera en vano que nos hayamos quedado en casa mientras ella está mal. Ally esta consciente de que no podemos ser solo dos personas si se supone que somos como él trio de los mosqueteros —dijo la morena tomando de su bebida haciéndole honor a su semblante pensativo— con más estilo por supuesto. —añadió con humor consiguiendo una pequeña risa melancólica de parte de Lauren.
Normani suspiró.
—Algunas personas no merecen la crueldad que este mundo fija en ellos, Mani. Y todos debemos vivir con ello.
Normani pensó las ultimas palabras de su amiga por un rato, aquello era cierto, pero era completamente injusto. Ninguna de sus amigas lo merecía, ellas eran los seres mas puros que jamas haya conocido.
Lauren tenía momentos en los que únicamente pensaba en ella, aun así jamás las había abandonado.
Ally.
Ally simplemente era la cosita mas adorable y bondadosa del mundo entero, del universo entero, sin embargo ni el mismo mundo estaba consciente lo que se merecía la enana sonrisas. Única y exclusivamente felicidad; bondad por parte de todo individuo.
Ally y Lauren eran su verdadera familia.
Jamás abandonas a la familia.