—¿Esto era lo que tramabas? Definitivamente pensé que se te había olvidado que vivíamos juntas.— comentó Dinah riendo a la vez que lucía sorprendida.
Abrir la puerta y encontrarse con una Camila con dos cubiertas para trajes de seguramente la tintorería no le sorprendió mucho, se trataba de la hija de Sinu después de todo.
La cosa es que su cabello se encontraba casi a la altura de sus hombros, solo unos centímetros por debajo de ellos y con algo más de ondas.
Esto es impactante para cualquiera, si se veía tierna y linda con su cabello largo, ahora se veía jodida y espectacularmente sexy.
Y lo único que pasaba por su cabeza era una de las tantas conversaciones sobre la posibilidad de Camila cortándose el cabello cuando solo eran unas adolescentes.
"Jamás voy a cortarlo, lo amo así."
—Me veo fantástica, lo se.— se auto alagó —¿Ahora serás tú la que salive por mi, cielito?— se burló, haciendo referencia a las palabras de la rubia con respecto a Shawn.
Como si la alta no tuviera derecho a impresionarse por algo que jamás creyó posible.
¡Ni siquiera estaba reaccionando! debería estar saltando, gritando o mínimo jalando a Camila del cabello y reclamándole porque no había sido informada de aquello, le hubiera gustado ver la cara de su mejor amiga cuando cortaban su cabello.
Camila chasqueó sus dedos frente a la rubia, trayendola de nuevo a Dinah-landia donde siempre se mantenía, y no al planeta tierra como se diría.
El mundo, tan ordinario como es, no se merece tan fascinante presencia como la tuya. Reponía Camila a la rubia con un beso en la mejilla siempre que la encontraba ausente y con un aura triste.
—Entra si no quieres que te estampe la puerta en la cara, cielito— reaccionó y remarcando esto último con gracia y burla le abrió paso a Camila.
Después hablarían sobre ello. Ahora solo tenía una fiesta para la cual arreglarse.
***
Luces de neón por las afueras de la casa. En las ventanas podía captarse la luz destellante, como si de una discoteca de tratase, gracias a la música a todo volumen podía distinguirse la melodía de Work, aquella canción tan popular de Rihanna, debían reconocer él buen gusto de la fiesta, respecto a la música. Habían unos cuantos chicos con bebidas en el jardín. Y la entrada principal abarrotada con personas queriendo entrar.
La verdadera fiesta estaba dentro y para entrar allí las personas debían pasar al guardia con lista en mano.
Con aquello se encontraron Lauren y Normani.
Estaban acostumbradas a todo eso pero sencillamente no lo esperaban de los ñoños de primero, como los llamaba la morena.
—Ven, busquemos por detrás, seguro hay una puerta trasera.— dijo Normani a lo que Lauren asintió sin problemas, al menos su amiga ya estaba entrando en modo diversión.
Amaba eso de ella, cuando tenía la oportunidad de divertirse y olvidarse de todo, lo aprovechaba si dudas.
Mientras iban en busca de la puerta trasera Normani dijo emocionada:
—Tengo que saber quien es él responsable de todo esto. No cualquiera hace fiestas aptas para Normani Kordei.
—Hablas como si fueras la autoridad, o la reina del lugar.— Lauren simplemente reía y rodaba los ojos con las ocurrencias de su amiga.
Iban a divertirse aquí, eso seguro.
—Mira esa ventana, vamos por allí— pidió Lauren.
—Y ¿por que no usamos la puerta trasera como personas normales?