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7:05 am.

— ¡Amber, despierta ahora mismo o te juro que tiro esa puerta! —Escuché la voz de mamá al otro lado de la puerta.

Me removí entre las sábanas y me quejé al escuchar los golpes sobre la pieza de madera.
Abrí los ojos y me quedé observando el techo, algo me incomodaba en la espalda, me senté y busqué el motivo de mi incomodidad sobre mi cama, toqué mi celular y recordé que me había quedado dormida anoche mientras hablaba con esos psicópatas.

Salí de mi habitación luego de haber puesto en orden mi cabello y cepillar mis dientes, era inusual que mamá me despertara así que quise averiguar el motivo de esto.

— ¿Por qué me despertaste? —Pregunté a mitad de las escaleras cuando miré a mamá limpiando el suelo con la aspiradora.

— Son las 11 am, ¿pretendías que te dejara dormir más? —Volteó a verme apagando la aspiradora y su ceño se frunció casi al instante de volver su mirada hacia mi.

— ¿Qué ocurre? —Pregunté extrañada, pensando que quizá no llevaba puesta una blusa o algo fuera de lo normal para que me mirara así.

— ¿Has estado haciendo algo... Diferente?

— ¿A qué te refieres? —Pregunté de nuevo, cruzándome de brazos.

— Ya sabes, dietas... Ese tipo de cosas.
Me limité a reír y negar con la cabeza, terminé de bajar las escaleras y fui a la cocina por un vaso con agua.

— Me dieron el día libre...

Genial.

— Vendrán a comer una amiga del trabajo y traerá a su hijo, es más o menos de tu edad... Hija, pensé que sería buena idea que te relacionaras con él. Sólo tienes a Hannah... —Mencionó casi en un murmuro mientras limpiaba la cocina también.
— ¿Dices que debo vestirme decente para esas personas que no conozco y claro, de seguro odiaré? —Pregunté incrédula. No quería tener que ver a personas desagradables... Mucho menos comer con ellos.

— Nunca te pido nada, Amber...

— Ni yo a ti, estamos a mano. — Alcé una ceja tratando de retarla y sentí como me mataba con la mirada.

— 4:00 pm, quiero que estés lista.

Salí de la cocina y subí a mi habitación, estaba realmente aburrida de pasarla encerrada en esta habitación día con día. Sonreí para mi misma y busqué algo de dinero en los bolsillos de mis jeans sucios, logré acumular una cantidad considerable y útil. Removí todo lo que había en mi closet y terminé poniéndome unos shorts de mezclilla de tiro alto que había comprado hace tiempo con la idea de ponermelos cuando tuviese un cuerpo decente, una blusa negra con el logotipo de Arctic Monkeys y mis viejas converse altas a blanco y negro.

Guardé el dinero en el bolsillo de los shorts, tomé mi celular e hice lo mismo. Bajé hasta la sala de estar y me encontré con mamá que llevaba hacia la cocina varios ingredientes para cocinar quien sabe qué cosa.

— Vuelvo después. —Dije lo suficientemente alto sin esperar respuesta.

Salí de casa y comencé a caminar por toda la acera hasta la farmacia más cercana, ni tanto ya que estaba a cinco cuadras de donde vivía.
Entré y me dirigí hasta donde se encontraba lo que quería, miré todos los colores por unos diez minutos hasta tomar una pequeña caja con tinte color negro, pagué y salí de ahí para regresar a casa y hacer esto lo más pronto posible.

Al llegar no vi a mamá así que me encerré en mi habitación, abrí la caja y preparé todo según las instrucciones para luego esparcir la mal oliente mezcla sobre todo mi cabello con sumo cuidado de no mancharme si no quería parecer que había caído sobre el pavimento hirviendo.
Luego de casi una hora me metí al baño para retirar el tinte de mi cabello y aprovechar para ducharme.

Al salir y verme en el espejo, una carcajada salió de mi boca. Joder, me veía tan diferente.... Ahora habría que maquillar mis cejas.

«Foto de Amber con cabello negro en multimedia»

"The weight of death"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora