Salida de chicas, descubriendo el amor

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  • Dedicado a Olga Lara Castro
                                    

Estaba pletórica, tenía unas ganas horribles de quedar con ellos, hacia bastante tiempo que no disfrutaba de la agradable compañía de amistades, pues siempre trabajo y trabajo, y el día que libraba lo aprovechaba para descansar y hacer mis recados, siempre tenía algo que hacer, pero muy pocas veces aprovechaba el tiempo para salir a tomar algo con algún amigo, era por esa razón por la que tenia realmente muchas ansias de quedar. Además, Marta me pareció una chica muy interesante, con un punto de vista diferente al mío, creía que ella me ayudaría a afrontar mi penosa vida con optimismo, pues ese poco rato en el que conversemos me pareció intenso, ya que se la veía muy segura de si misma, se la veía aceptando su vida y lo que ella era incluso con su dolencia y eso me llenó de esperanza, la esperanza de que ella me ayudase a superar mi nueva vida.

Eran las cuatro menos cuarto, llegue muy puntual, demasiado incluso, supongo que debido a las ansias, pero mi sorpresa fue que ella ya estaba ahí. Fue igual o más puntual que yo, eso me gusto, pues tenía miedo a que no fuese podido venir por algún motivo y al no darnos los números de teléfono no me hubiese podido avisar, pero no fue así. Estaba sentada en la terraza del bar, en la calle, con el frio que hacia...pero en dos segundos entendí porque, estaba fumando, que bien, una fumadora como yo! Últimamente estaba bastante rodeada de gente no fumadora y eso me solía poner nerviosa porque los que no fuman, a menudo, aunque no digo siempre, suelen decirte que fumar es malo para la salud o que es un gasto y vicio innecesario, cada vez que hago el intento de fumar...

-¡Helena guapa! -grito desde la terraza cuando aún faltaban varios metros para llegar hasta ella- aquí, estoy aquí!!

-Jaja, ya te veo! -le grite yo levantando la mano-

-¿Que tal? ¿Preparada para una charlita antes de la cita oficial de los tres? -dijo frotándose las manos del frio y a la vez orgullosa de su maquiavélico plan para hablar del tema Nico-

-Si -en ese mismo momento me subieron todos los colores a la cara, pues sabía que el tema Nico me iba a incomodar. -¿Hace mucho que estas aquí?

-No, tranqui. ¿Qué vas a tomar?

-Pues…un zumo de naranja me apetece un montón! –me percaté que ella en mi ausencia había retirado una de las sillas para poder ponerme con ella en la mesa, me gustó ese detalle por su parte, pues esa situación en la que viene el camarero y te ha de ayudar para hacerte hueco me incomoda.

-Oiga, ¿Nos traerá por favor dos zumitos de naranja? –le dijo simpática al camarero.

-En seguida –respondió el.

-Bueno guapa, desembucha –me dijo con una mirada expectante.

-Pero, que quieres que te cuente? –no tenía ni remota idea de por dónde empezar…

-Pues –dijo- haber, como te sientes con Nico?

-Mira, Nico para mi es un amigo, hasta ahora, que sinceramente, no sabría como explicarte lo que es para mí, pues estoy sintiendo cosas por el, y me da la sensación que el las siente por mí. Pero no quisiera que esto fuera fruto de mi imaginación, y además, -hice una pausa quedándome totalmente sumergida en mis pensamientos, hasta que me di cuenta que llevaba demasiado rato sin hablar- tengo un sentimiento muy negativo hacia mi misma…creo que el no va a querer estar con una carga para toda la vida, porque eso es lo que yo seré para el si realmente llegara a pasar algo, una carga.

-No, lo que tú eres es gilipollas. –Dijo arqueando una ceja- si le gustas, le gustas por lo que eres, no por si puedes moverte o no. Así que empieza a quitarte esas chorradas de la cabeza porque lo único que conseguirás es cerrarte a ti misma, y no dejaras que nadie te quiera si no te aceptas antes a ti. Tú no te preocupes por nada, que esta tarde me ocupare de ver si realmente hay algo en el que revele sus sentimientos –me dijo mientras guiñaba un ojo-.

-Bueno, si tú crees que averiguaras alguna cosa me parece bien, pero por favor, no me lo hagas pasar mal, que no se note que vas a por el jaja!

Y allí estábamos las dos, riendo, hablando de Nico, de nuestras igualdades y diferencias. Pasando un rato verdaderamente agradable, yo me sentía pletórica, en mi interior sentí una sensación de euforia y bienestar, una sensación que hacia muchísimo no experimentaba, ella hacía que por momentos olvidase donde estaba sentada, donde pasaría posiblemente el resto de mi vida…La pena fue, que al poquito de estar en la terracita con Marta, llegaba Nico. Por una parte bien, porque el chico me encanta, pero por otro lado quería estar más rato con ella de buen rollo, hablando de nuestras cosas de chicas, comentando cositas de Nico.

-Hola chicas! –dijo él con gran entusiasmo.

-Hola! –contestemos nosotras a la vez, parecíamos hermanas!-.

-Bueno, que planes tenéis?

-Pues que os parece si vamos primero a dar una vuelta por las tiendas del centro, ¿No? –dijo Marta-.

-Venga si, pues va! Moved el culo ya! –al momento el cambió la cara, al momento vio que lo que acababa de decir me había ofendido, y de repente puso la expresión de tristeza en su rostro.

-No tranquilo, se que esas cosas pasan, no te vayas a sentir mal por ello –le dije haciéndole un guiño-.

-De verdad que lo siento, ha sido sin querer ofenderte en ningún momento.

-Te digo que no me he sentido ofendida, para nada, parece que con el tiempo asumo poco a poco los comentarios de la gente, es algo natural y se que no lo hacéis a mala intención.

-Bueno, aclarado esto, vámonos ya! –Dijo Marta para romper un poco aquella situación…especial-.

-Si, vámonos chicas.

La tarde pintaba genial, hacia buen  tiempo, no había excesivamente mucha gente en la calle, pues la verdad, para mi mejor, no me gustan nada las aglomeraciones de gente…resumiendo, la tarde estaba siendo una pasada! Como iba a saber yo lo que pasaría dos horas después…

DESPIADADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora