El gato Negro

Mis Hijas

Definitivamente las adoraba! Las adoraba como si fueran mis propias hijas, y es que así eran! Ellas se desprendían y luego salían para respirar, para vivir y compartir conmigo.  Todas estas razgaduras que adornaban mis brazos me dan las fuerzas suficientes para sobrevivir cada día y las adoraba por permitirme la serenidad por algunos minutos.

Adoraba cuando estaban recién nacidas, esas abultaciones por mis brazos me hacían parecer un soldado el cual tenía gruesas cicatrices de guerra. Las acariciaba constantemente y con amor. Recordándome momentos de dolor pero también perturbandome con la idea de más.

Nunca les reproché que se pasaran de la mano ni que les salieran gemidos en forma de líquidos por ellos, es mas, después de un tiempo, me gusto.  Me gustaba observar como la sangre salía de mi sistema para morir y dejar de cumplir sus funciones convirtiéndose en la nada.

Después de algunos días de recién nacidas, mis hijas supuraban líquidos blancos y lechosos pero yo las reconfortaba y les explicaba que a partir del dolor surge la paz. Luego de un tiempo, mantuvieron sus dolores para sí mismas y se fueron escondiendo mientras yo aún lloraba mis pérdidas.

Hoy es el día. Mi hija pródiga va a nacer, la abeja reina está en camino y estoy listo. Sus hermanas están impacientes por su llegada y no voy a hacerlas esperar más. Todas esas pequeñas niñas ya no soy suficiente para mí, necesitó descargar ésta masa de angustia dentro de mí que no me deja respirar, comer, sonreír, vivir.

Estoy listo para eliminar mis angostos y quejumbrosos días y reemplazarlos con el grito estremecedor que mi hija mayor ha retenido desde hace mucho tiempo. No mas pequeños cortes en mis extremidades, no mas pequeños llantos por parte de mis bebés. Hoy escucharé el último grito que me impedía hablar para siempre.

Hoy gritará con fervor la ultima descendencia se mis penas y mis angustias y celebrándolo abriré mi garganta y expulsaré todas mis penas retenidas. Solo necesito algo con filo.....